Introducción Parte 1

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Había pasado toda mi vida deseando tener un romance como en los libros. Tal vez y, solo tenia mis expectativas tan altas que no veía más allá.

Es decir, había estado enamorada de mi mejor amigo desde que lo había conocido. Sus padres y los míos eran muy buenos amigos. Además de que vivíamos frente a frente.

Conocí a Zac a los diez años. Tal vez y era tan pronto para decir que el me gustaba.

Al poco tiempo de que el se mudo, nos hicimos tan buenos amigos que no me importó que el no me quisiera de la misma manera.

Mi vida era tan aburrida cuando no la pasaba con Zac. Me gustaba escribir y leer. Pasaba mis tardes con Zac en su casa o el en la mía.

Ese mismo día. Era su cumpleaños número diez y ocho, era nuestro último semestre en la preparatoria de la cuidad. Nuestros planes de ir a la universidad y como los mejores amigos que éramos iríamos juntos.
Zac se festejaria en su misma casa, aprovechando que sus padres y los míos salieron como cada fin de semana en nuestra casa de lago.

En los últimos meses Zac se había hecho muy conocido en la preparatoria, pues empezó a jugar en el equipo de fútbol.

Por cierto que le había prometido a Zac ayúdalo con la decoración y todo lo demás.

Me puse el tenis que me faltaba para salir apresurada de mi casa. Cruze la calle, y en cuanto estuve en la puerta, acomode mi cabello para así tocar la puerta.

El no tardo mucho cuando abrió la puerta. Me lanze sobre el.

-¡Feliz cumpleaños!

El también me abrazo, besando mi cabello. Cuando nos separamos dijo:

-Ya estaba a punto de ir por ti.

-¡Se me hizo tarde! -me excuse -. ¿Que te hace falta?

Entre a su casa, solo estaba vasos de colores por todos lados, en su mesita antes de la cocina hay varias bebidas.

-Pues poner esta luz ahí -me apunto a una esquina de la casa-, y poner el feliz cumpleaños aquí.

Se paro en la puerta de la sala. El saco unos sillas para que de un extremo a otro. Nos subimos allí, y en cuestión de segundos quedo perfectamente el letrero de feliz cumpleaños.

Regrese a mi casa para ducharme y cambiame. Solo quedaba dos horas para que empezará.

Me asome por mi ventana y empezaban a llegar los chicos del equipo de fútbol, para luego casi toda la prepatoria.

La verdad es que no tenía tantos amigos, solo éramos Zac y yo. Claro que les hablaba a uno que otro chico o chica.

Salí de mi casa cerrado con llave, para armar valor y entrar a la casa de Zac.

Había luces de colores por toda la casa, y en ella toda la preparatoria-casi, casi -. Uno por la sala, otros en la casa, en el patio y en la entrada.

Sin darme Cuenta llegue a la cocina donde estaba Zac y una chica porrista, rubia y ojos de color por cierto.

Zac me sonrió tímidamente. Agarre un vaso para sevirme una bebida.

Sabía que Zac gustaba de ella, lo sabía perfectamente, no me lo dijo. Pero su mirada...

Me senté en unos de los siilones viendo como los demas bailaban sin parar.

Media hora más tarde estaba en el patio, sentada en el pasto viendo el cielo.

Puede que para ese entonces el nivel de alcohol ya estaba muy alto. Incluso me di la media vuelta sin dejar de estar sentada, veo llegar a Zac que a verme, se asombra un poco, peto luego se sienta.

-No te había visto en ningún lado.

-Estuve por ahí bailando y todo eso-por supuesto que mentí, ni siquiera sabía si el me creyó.

Sabía lo que decía y hacía, pero algo dentro de mi me decía que el no.

-Estuve con Jade, tal vez y hoy pase algo más.

-No necesitas estat muy tomando para que pueda pasar algo más.

Me pare decidida a irme de ahí, pero el rápidamente me sostiene.

-Me la estoy... Me la estoy pasando muy bien, ¿porque te tienes que ir?

Vale que no me acorde que hay un escalón, casi caigo de culo, por suerte y Zac me toma de la cintura.
Su respiración acelereda rozaba contra la mía, nos fuimos a acercando.

Sabía que estaba mal, pero, no podía quítarme de alli.

En unos instante nuestrod labios de tocaron, su besl era tan real que no podía pensar que el no me quería de la misma manera. Sin embargo, luego de unos segundo del beso, me aparte de el, huyendo de ahí.
Por supuesto que volví a mi casa, mi cabeza estaba apunto de explotar.

Ese día solo me acosté boca arriba viendo al techo. Mi pecho subía y bajaba.

Toque al alrededor de mis labios suavemente, podía recordar cada segundo del beso.

TENGO QUE IRMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora