De Regreso

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Entramos a la habitación de un hotel pequeño, que quedaba cerca del centro de ayuda donde estaríamos encubierto por algunas semanas.

Pasaríamos la noche ahí y por la mañana empezaríamos con todo esto. Ya había participado en cuestiones así antes, pero ahora teniendo una compañía, era diferente.

Clay se pasó la mayor parte del tiempo en silencio, había sido complicado para ella dejar a Fitzgerald a unas cuadras de aquí, sin tener idea de en qué momento lo vería de nuevo.

Y aunque la prioridad era concentrarnos por el momento en la historia que daríamos, la dejaría tener su momento de tristeza por la separación de su amorcito.

Fueron unas horas silenciosas y cenamos de la misma manera. Los nervios de la rubia eran bastante perceptibles.

Antes de tomar la decisión de dormir temprano, una llamada se dejó ver en el celular que nos habían dado solo para avisar cuando dejáramos el hotel.

-Booth- respondí.

-Hola, Solecito- la voz de mi papá sonó del otro lado de la línea y eso ayudó a reducir visiblemente mi ansiedad.

-¿Cómo conseguiste este número?- inevitablemente sonreí y más al escuchar a una segunda persona.

-El agente Hotchner nos informó y quisimos hablar contigo antes- la voz de mi mamá se escuchó en esta ocasión.

-Hablar con ustedes siempre me da suerte- dije.

-¿Está ahí Clay?- preguntó mamá -Pon el altavoz- me pidió.

Eso hice, puse el altavoz y me acerqué a Clay quien lucía un poco confundida.

-¿Hola?- habló con duda.

-Hola, Eleanor- saludó mi papá -Solo queríamos desearles suerte como reyes de los casos encubierto que somos-

-Muchas gracias, Agente Booth y Doctora Brennan. Creo que lo necesitaba- me miró con una sonrisa y asentí sabiendo de lo que hablaba.

-Solo recuerden quedarse siempre en el papel y cuidarse mucho entre ustedes- dijo mamá -Sabemos que lo harán muy bien. No, Christine, ya te dijimos que no puedes enviar a tu hermano por paqueteria- se escuchó como mamá tuvo que alejarse para iniciar una persecución.

-Esto está por convertirse en una zona de guerra así que las dejamos- ahora era mi papá quien hablaba -¡Te queremos, Solecito!- se despidió ¡Baja esas estampillas, jovencita!- esas fueron sus sabias palabras antes de colgar.

-¿Lo hace a menudo?- me habló Clay por primera vez en horas.

-¿Enviar a mi hermano por paqueteria?- Asintió -Intentarlo sí, lograrlo todavía no- respondí.

-¿Porqué lo quiere enviar?-

-Es su sujeto de pruebas, quiere ver si llega seguro a diferentes partes del mundo para luego enviarse ella y que le salga más barato viajar- dije como si fuera la respuesta más normal del mundo.

-Tener hermanos se oye divertido- siguió con la conversación.

-¿Tú no tienes?- pregunté con curiosidad. Había visto varias fotos de ella con niños y supuse que serían sus hermanos.

-No, pero tengo demasiados primos como para fingir que tengo un hermano diferente cada semana- reímos.

Se hizo nuevamente un silencio, pero esta vez más tranquilo, menos pesado.
La imagen de las personas que amamos, siempre era un gran incentivo para este tipo de situaciones.

Creating a LegacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora