Paulo Dybala

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"𝑀𝑒 𝓁𝓁𝒶𝓂𝒶𝓈 𝓈𝑜𝓁𝑜 𝒸𝓊𝒶𝓃𝒹𝑜 𝑒𝓈𝓉𝒶s 𝒷𝑜𝓇𝓇𝒶𝒸𝒽𝒶 "

(La imagen del espejo me dice
que es hora de irse a casa,
pero no he terminado
porque tú no estás a mi lado.
Y cuando yo llegaba, me pareció
verte marchar,
llevando tus zapatos en la mano.
Decidí que una vez más,
solo estaba soñando
con tropezarme contigo.)

Choque contra varios cuerpos de gente en el mismo o peor estado que yo, buscando a mi amigo entre borrosas miradas a mi alrededor, y es que nuevamente frecuentaba estos lugares donde lo único que nos rodeaba eran vicios inadecuados.

Pero como evitar hacerlo si mi situación era una mierda.

(Ahora, son las tres de la mañana,

y estoy intentando hacerte cambiar de opinión.

Te dejé múltiples llamadas perdidas
y a mi mensaje tú respondiste:
¿Por qué solo me llamas
cuando estás borracho?
Hola, ¿por qué solo me llamas
cuando estás borracho?)

Camine a sabiendas que en cualquier momento podía caerme al suelo de lo tomada que estaba, entre en un cuarto vacío silenciando la música a todo volumen, atravesé la ropa tirada hasta dar con el baño donde me encerré para repetir por segunda vez lo que mi corazón pedía.

Uno, dos, y tres tonos fueron suficientes.

--- ¿Irina?

--- Paulo.

Sonreí como una boba frente al espejo balbuceando su nombre reiteradas veces.

--- Son las tres de la mañana, ¿Estas bien?

--- Perfectamente bien. Seguro que ella también...---fruncí el ceño molesta y decepcionada de mi misma imaginando a su novia rodeada de sus brazos fuertes.

--- Ah, ya veo. Otra vez con eso, ¿Por que solo me llamas cuando estas borracha? ¿Eh?

Porque sobria jamás me animaría a hacerlo.

Los rayos del sol pegaron directamente en mi cara despertándome de la peor manera, con un pie cerca de mi boca y una mano en mi culo, intente que abriera los ojos sin embargo no lo hizo dejándome solo con una opción, tirarlo de la cama.

André se quejo sonoramente en el suelo despabilándose por completo.

Suerte que tuviera alfombra sino cagaba.

--- Hija de puta, encima que se me parte la cabeza...

--- Ya te traigo una pastilla insoportable.

La resaca no me afectaba en lo absoluto a comparación de el, cosa que era mala debido a la mayor tasa de consumo aprovechando ese detalle. Baje las escaleras de dos en dos observando mi casa vacía, en cualquier momento llegaban las visitas si no es que ya estaban allí, alcance el botiquín de la alacena subiéndome a la mesada sin miedo, llene un vaso de agua y me gire lista para subir de nuevo cuando los vi.

Oriana sonrió sorprendida de verme levantada, ya que dormía hasta las cuatro de la tarde.

Pero no le preste atención a eso, su acompañante no quitaba la vista de mi con algo en sus ojos que no logre descifrar alejando la mirada de su magnetismo instantáneamente.

--- Hola bonita, tanto tiempo. ---dijo mi prima abrazándome cálida.

Yo me quede tiesa en mi lugar sin pestañear por lo menos unos largos segundos, imágenes de la noche anterior donde imaginaba un mundo en el que ella no existiera golpearon mi arrepentimiento, quise llorar ahí mismo.

--- Ori...

Suspire arrugando la nariz ante la mención de su nombre salir tan recelosa de mis labios.

--- Irina.

--- Paulo.

Trague saliva escapando de esa incomodidad al sentir la presencia de mi amigo tocarme la cintura.

--- Te estuve esperando arriba. ---dijo insinuante. La parejita se extraño, ella de buena forma y el no tanto.

Si supieran que mi amigo tiene de heterosexual lo que yo tengo de oportunidad para ser botinera. Nulo, no existe.

André ayudando era peor que nada, sin embargo le doy puntos por la cara de Paulo.

Irina deja de flashear que el novio de tu prima te tiene ganas esquizofrénica de mierda.

--- Es que me tarde hablando, te presento a Oriana Sabatini, Oriana el es André. ---se dieron dos besos en el cachete y tuve que continuar para no ser tan obvia--- Ah, y ese es Paulo Dybala.

--- Paulo Dybala...

Le di un pellizco disimulado en la mano cuando dejo que su lado chamuyador saliera a la luz.

--- Ya nos vamos, chau.

Saque a el chico de la cocina corriendo hacia un lugar seguro, este se cagaba de la risa por mis nervios para nada escondidos en presencia del jugador, obviamente que mi mejor amigo sabia todas y cada una de las historias horrendas de mi vida, añadiendo mi enamoramiento por Paulo desde que lo conocí. Con mi prima no hablaba casi nada, éramos familiares lejanos sin embargo no quita que este tremendamente mal así que me guardo todo para mi, omitiendo los deslices cuando estoy borracha hasta la medula y sin querer le termino llamando.

Soy un desastre de mina.

--- Esta buenísimo Irina, como para no ficharlo boluda.

--- Si queres conservar las extremidades enteras no digas una sola palabra. Van a estar acá hasta la noche seguro.

--- I promise.

Las ganas de abandonar esta mesa fueron atendidas inmediatamente terminaron de almorzar, arrastre a mi cómplice fallando en el intento al verlo concentrado compartiendo tips de belleza con Oriana, entonces fui sola al patio donde las plantas recibían a todo aquel que pasara con un aroma fresco.

Me senté en el pasto arrancando algunos pelitos.

--- Lindo día.

Asustada de la nueva voz conocida me concentre mas en mi trabajo.

--- Mhm.

Me puse de pie evitando a toda costa quedarme a solas con el pero se cruzo en mi camino bloqueándome el paso.

--- No te voy a dejar ir hasta que hablemos de esas llamadas. ---dijo serio.

Bueno, total ni quería seguir viviendo.

--- Perdón che, no eran para vos, me confundí...

--- Claro, y decirme Paulo cuando atendía es casualidad.

Que manera de cagarla loca.

--- Estaba lejos de mis cinco sentidos, te pido disculpas si te molesto. ---dije tensa de la cabeza a los pies.

--- Irina, ¿Te pasa algo conmigo?

Los ojos se me pusieron brillantes, no de lagrimas, sino de alivio. Por fin iba a dejar ir estas complicaciones que me llenaban de dudas y molestias, pero no iba a ser de la manera tradicionalmente vueltera.

--- Si.








Cherry Shots / La scalonetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora