14 - Jugada inesperada

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Viktoria D'Mevius
8 de Octubre de 2022


— ¡Basta!

Dejo caer el lápiz sobre la hoja al escuchar el grito de Riccio. Elevo la mirada y todos los jugadores hemos hecho lo mismo, menos Marcus.

— ¡He dicho basta!

Riccio se tira sobre él sin esperar una respuesta de su parte y Marcus deja caer el lápiz como forma de rendirse.

— Lo último no cuenta.

— ¡Viktoria ha hecho lo mismo en la partida anterior y no le has dicho nada!

— ¡Mentira! — Exalto de repente. Luke suelta una carcajada gigante.

— Viktoria es mantequilla.

— Eso también es mentira —. Fulmino con la mirada a Riccio.

La convivencia luego de volver de la isla, me sigue resultando extrañamente familiar.
Mamá sigue durmiendo y despertando a la misma hora de siempre. Las cenas han sido divertidas a su lado, pero desde que está aquí, Vincent no nos visita.

Ramiro vuelve a convertirse en la mano derecha de mi hermano Venedic, mientras que Riccio vuelve a ser el mejor amigo de Vincent. Solo que este espera a que Vincent lo llame para correr a su lado. Por lo que viene a descansar en casa, sin ningún problema. Nuestra casa es gigante y lo que más se puede encontrar son habitaciones vacías.

Tengo entendido que Vincent le ha ofrecido a Riccio dormir en su casa, pero él lo negó. Todos aquí somos consientes de que a Vincent le encanta estar solo. El hecho de que haya invitado a Riccio a pasar sus días con él, demuestra el afecto que le ha guardado todo este tiempo sin vernos. Es más, Riccio despierta y vuelve con Vincent, y en la noche regresa tarde. Lo mismo con Ramiro, volvió a pegarse a Venedic como chicle.

Marcus simplemente se dedica a ser chofer, como lo hacía antes de que Luke se vaya con mi madre, ahora es Luke quien me acompaña a todas partes. Y lo adoro.

Amo a Luke. Es inexplicable el cariño que siento hacia su persona. Es tanto el respeto que nos tenemos mutuamente que no podría sentirme más a gusto con otra persona. No por algo era el favorito de papá.

Extrañaba verlos desayunar en el jardín de la casa, hablando hasta por los codos y discutiendo por idioteces. Aunque la casa no sea la misma, ninguno de ellos ha cambiado ni un poquito. Siguen complementándose a la perfección.

— Vamos, no tenemos todo el día —. Dice Luke, intentando contener la risa —. Riccio, dinos que has puesto en sellos.

— Gionoggio.

— Eso ni siquiera es una marca —. Se le borra la sonrisa.

— ¿Qué? Sí que lo es. Es una marca de jabones alemanes.

— Respondió con pregunta, no cuenta —. Añade Marcus.

— ¡Tu última respuesta no cuenta! Fue después de tiempo —. Se defiende.

— Cero para los dos, ¿Vivi?

— ¡Es injusto! — Se queja Riccio —. No puedes comprobar que no existe.

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