12 - Desastroso

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; Nicholas Dellacroce
03 de Octubre de 2022


— ¿Entonces sí cayó? — Escucho la emoción de Maxine en su voz.

— Max.

— ¡Sí cayó!

— ¿Tan fácil? — Rojo duda mucho en el marco de la puerta del baño. No me había percatado que estaba utilizando mi espuma y mi presto barba, ya era demasiado tarde para negarle el uso de mis cosas.

— A ver, que no es tan difícil hacerle creer a una mujer que estaba siendo perseguida por un asesino y que de un abrir y cerrar de ojos, llega un machote a defenderla. Viktoria ni siquiera le vio el rostro.

— ¿Qué hiciste con él, Rojo?

— Lo alejé de la escena del crimen y le entregué el dinero. Como me lo pediste.

Maxine se levanta de la cama y se acerca a la valija de Viktoria. Me siento en el colchón atento a lo que haga, ella intenta abrir el bolso y me levanto.

— No, Max. No toques sus cosas.

— No toques sus cosas —. Me imita y sonríe. No saca las manos del bolso —. ¿Qué más da?

Abre el bolso y lo primero que cae es un neceser con cremas de repuesto. Maxine intenta sacar una prenda pero antes de que lo haga empujo su brazo hacia atrás haciendo que retroceda y suelte el bolso. Levanta las manos en señal de rendición.

— ¿Hablo en puto chino que no me entiendes? No. Toques. Sus. Cosas.

— Te tomaste en serio el papel del héroe machote, eh.

— Estás loca. Supiste que estaría aquí con ella y no tardaste nada en conseguir una habitación para asegurarte de que entre nosotros no suceda nada. Por favor, Max, creí que eras más inteligente. Entre Viktoria y yo no pasa ni pasará nada, así como entre tú y yo.

— Tienes los putos cojones de hacerle creer a una pobre tarada que fuiste el héroe cuando en realidad fue un show para ganarte su atención y confianza, ¿y la que está loca soy yo?

— Joder, estoy por presenciar un divorcio.

— Ningún puto divorcio, Rojo. Porque nos hemos liado tres o cuatro veces hace años, ¿tiene el valor de sentirse especial? Por favor. Somos personas adultas.

— Tranquilo, Nick. Nos estábamos divirtiendo.

— Deberías volver a tu habitación antes de que ella regrese por su ropa. No quiero que crea que pasaste la noche aquí —. Le digo a Max.

La conozco muy bien como para saber que lo que ha escuchado le ha dolido con cojones. Y no pensaba disculparme al respecto. Todo lo que he dicho lo dije con una mano en el corazón. Y todo lo que ella ha dicho, ha sido verdad.
Mi plan por ganarme la confianza de Viktoria D'Mevius ha salido bien. La he investigado desde que la conocí en aquel bar y no he conseguido nada de lo que ya todos saben. Nació en cuna de oro, hasta los once años ha vivido en el campo con su familia, ha aprendido en instituciones de idiomas y lengua, diferentes deportes, en el campo ha desarrollado una increíble capacidad de tratar con caballos y a los veintidós años, en la casa de campo donde vivieron toda su vida, presenció la muerte de su padre en carne propia. El culpable está detenido: Román Barzini. Y aunque no haya rastro de todo este problema, ni de lo que sucedió antes o después de ello, estoy segurísimo que Venedic tiene algo que ver. Cuando dejamos de ser amigos, se ha aliado rápidamente a Román. Otro motivo por el cual se ha ganado mi desprecio.
Puedo intuir de donde proviene el miedo irracional hacia los hombres. El ser perseguida, el ser observada, el ser desafiada o el estar expuesta. El miedo de perder un familiar más, de tener que volver a perder alguien de su propia sangre. De perderse a ella misma.
Viktoria parece tener el mundo ganado a sus pies, pero es una infeliz al igual que yo, no puede confiar ni en su propia sombra luego de la muerte de Vittorio D'Mevius. Y esa tortura la va a perseguir hasta la muerte.

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