A una semana de la visita de sus suegros, había pasado de casi no dormir por los vómitos a de plano no dormir. Se sentía extraño porque Antonio pasaba mas tiempo en casa y por otra parte no ha visto a Damián ya que ahora se encontraba en otra ciudad grabando.
Y también estaba Alison, se consideraba alguien de mucha paciencia, pero esta semana sentía que todo le molestaba, ya había perdido la cuenta de cuantas veces se había puesto a discutir con su amiga para después colgar y ponerse a llorar en silencio.
Ya no se entendía, el solo quería sentirse bien, pero para empezar era imposible porque lo que mas necesitaba estaba lejos.
El sabia que todo se solucionaría si Damián lo tuviera entre sus brazos, y es que era su lugar seguro el era el mejor calmante, el era su refugio. Lo extrañaba, el olor ya se había ido de la polera que se había quedado, su omega estaba intranquilo.
Lo quiero aquí conmigo.
Joder, otra vez estoy llorando, que te pasa Isaac.
Echo bolita en la cama, no sintió como otra presencia entraba al lugar. – tengo hambre.
Pues come. – comento ahora enojado dejando las lágrimas atrás.
Pero no hay nada para comer. – dijo sin entender los cambios de humor del omega.
Si hay, solo no sabes cocinar. –comentó dándole la espalda – ahora vete, quiero estar solo.
-Maldito omega, ¿Qué mierda tienes?, hace días que andas así.
A ti que te importa. – dijo sentándose de golpe en la cama. – deja me en paz. Por que no vas a joder a unas de esas omegas.
-Eres imposible.
°°°
Alison por favor cállate me tienes aburrido. – respondía furioso a la llamada.
-Pero ¿Qué te pasa? Solo pregunte por Damián.
DEJA DE MENCIONARLO. – grito para su sorpresa, de inmediato cambiando su ira por tristeza. – Lo extraño tanto... quiero verlo.
La alfa no tardo en escuchar los hipidos y sollozos de su amigo, los cambios de humor la estaban descolocando, se preguntaba si era porque la última semana no había logrado conciliar el sueño, a ella le solía pasar.
- ¿Qué te tiene de tan mal humor?
No lo sé. – respondió con la voz cortada. – supongo que los dolores de estómago, el que no pueda dormir, el que Antonio este en casa...
MIERDA. – dijo de repente sobresaltando a la alfa. Nuevamente cambiando su estado de ánimo. – por qué no puede salir e irse a coger a alguien, quiero estar solo, la casa esta llena de sus feromonas asquerosas es insoportable.
°°°
-No me mientas, pajarito, no te oyes para nada bien.
No se había resistido tan pronto como le mando un mensaje diciendo que le habían dado el día libre porque tenían que hacer unos ajustes lo primero que hizo fue llamarlo. Hace días que no habían siquiera hablado por llamada o simples mensajes, y eso lo tenia de los nervios pero después se ponía a reflexionar y no entendía porque era así si nunca se había comportado de esa manera, y después se volvía a enojar por todo.
-Ya falta menos, cariño, te juro que cuando vuelva pasaremos una semana entera juntos sin que nadie moleste.
Lo prometes. – preguntaba aguantando sus sollozos, de verdad lo extrañaba.
Isaac ¿estás llorando? – se escuchaba preocupado, fue ahí mismo donde el omega se maldijo por hacer preocupar al alfa innecesariamente.
N'no. – respondió, ahora molesto por no poder fingir bien.
-Pajarito no llores, que me rompe el corazón escucharte y no poder hacer nada.
Ya lo haces. – dijo mas calmado con una suave sonrisa de esas que tanto le gustaban al alfa, aunque no pudiera verla. – escuchar tu voz es suficiente, aunque me gustaría poder olerte, siento que así podría dormir tranquilo.
Ve al departamento. – dijo de repente. – de seguro mi ropa aun conserva algo de mi olor. O simplemente quédate ahí, como más gustes.
¿Estás seguro? – pregunto con la felicidad entrando por cada poro.
Lo haría definitivamente lo haría.
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Fruto prohibido
RomanceIsaac es un joven de 19 años quien siempre a sido limitado. Fue obligado por sus padres a contraer matrimonio con un alfa mayor que él, llamado, Antonio Jones. Pero que pasara cuando se vuelva a reencontrar con el hombre de la sonrisa perfecta, al...