XXIII

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Se quería morir por la horrible noche que había tenido. Pero debería agradecer el sueño tan pesado que tenía Antonio, se había levantado al menos cuatro veces a vomitar y el ni en cuenta. Ya llevaba tiempo con esos malestares y nada mas no le pasaban, las agüitas que le había recomendado Emily la madre de Alison solían calmarlo por unas pocas horas. Ya no sabia que hacer.

El sol intentaba brillar a esa hora de la mañana, pero era intensamente abrazado por la nubes grises, quienes no parecían estar de buen humor, ya que dejaban caer algunas gotas de lluvia, siendo solo un leve rastro de lo que había sido la noche.

Tenia tanto sueño que no había sentido a Jones levantarse, sin embargo, ya no se preocupaba por si le hacia desayuno o no, mucho menos le reclamaba. Cuando se levanto iban a hacer las diez de la mañana. Tan pronto puso un pie en el piso alfombrado sintió un fuerte dolor de cabeza seguido de un marero.

En definitiva, se quería morir.

Estaba terminando de preparar su desayuno cuando el timbre sonó fuerte y claro. Quien jodia tan temprano en la mañana. Se levantó, aun con el dolor de cabeza se propuso abrir la puerta, la mala costumbre de no ver quien era antes de abrir.

-Buenos días, Isaac, ¿Cómo amaneció mi yerno?

Parece que no muy bien, cariño, tiene unas ojeras horribles. – decía su acompañante.

Isaac quedo estático, ¿es que acaso su día podía ser peor? Sin entender aún muy bien, saludó segundos más tardes siendo observado intensamente por ambos invitados. – Buenos días, señor Jones, Jacob.

Dijo intercalando mirada entre ambos quienes solo le sonrieron. No tardaron mucho en pasar y tomar asiento en los sofás de la sala.

-Siento mucho mis fachas señor Jones, me acabo de levantar e iba a desayunar.

No te preocupes. – respondió el mayor. – desayuna tranquilo.

-Como te ha ido, Isaac. – pregunto el omega Jones.

Muy bien, señor Jacob, gracias por preguntar. – Sentado en la isla de la cocina, empezó a comer, algo incomodo, pero necesitaba algo en su estómago después de la terrible noche que había tenido. – El viento los trajo muy temprano en la mañana, ¿sucedió algo?

Solo queríamos sabes como iba todo. – dijo el mayor. – ¿ya te has acostumbrado a mi hijo?

Bueno, usted conoce a su hijo mejor que yo. – respondió después de un suspiro.

¿al menos te trata bien? – preguntó Jacob.

¿Cómo lo trata a ustedes señor Jacob? – preguntó con cierta diversión, el mismo le había contado un poco del pasado de la familia. – No crea que me trata mejor que a usted, pero al menos estos últimos meses, las cosas han estado tranquilas.

Has salido de tu cascaron, pequeño Isaac. – comento el alfa. – te siento distinto, seguramente no le estas haciendo las cosas fáciles a mi hijo.

Pero, aun así, Isaac no debería pasar por todo ese sufrimiento, Alfonso. – algo molesto protestaba contra su alfa y esposo. – su odio hacia mí no debería justificar el trato con otros omegas masculinos.

Por eso, Isaac es la mejor opción. – dijo el mayor. – se que harás cambiar a mi hijo, no eres un omega inútil como el dice, eres capaz de mucho.

Gracias. – respondió el omega. – pero su hijo es demasiado testarudo.

Isaac, cariño, si te aburres solo separa te. – agrego Jacob. – ya a pasado un año y no se han visto cambios, a este punto él...

-Se que mi petición fue egoísta, y bueno no tuviste opción tus padres prácticamente...

Me vendieron. – completo. – lamento no ser de ayuda, pero hasta el día de hoy pienso que no fue la mejor manera, este tema debería tratarse entre ustedes tres y quizás... también con la madre de Antonio.

Ella tiene pensado volver. – Jacob se apoyaba en la isla ya mucho más cómodo. – pero Antonio insiste en que nos odia a todos y que lo abandonó.

Alfonso, se acerco a los omegas, buscando así un lugar cómodo, hablar con Isaac siempre era bueno. – cuando le quise decir que seguíamos en contacto con su madre, no me quiso escuchar.

Señor... - Isaac terminaba de comer. – al que tienen que sanar es a ese niño de quince años, que vio como su papá engañaba a su madre con su omega destinado. No debe a ver sido una imagen bonita, seguía siendo un niño.

Fue un error. – comentó el alfa. – debería a ver sido mas cuidadoso.

En primer lugar, esa situación no era para nada correcta. – Isaac se levanto para servir tres vasos de jugo. A pesar de que el día estaba nublado, había mucho bochorno. – Causó un trauma y odio contra gente inocente, me incluyo.

Lo sentimos. – dijeron ambos, alfa y omega.

-Tienen que hablar con él, no involucren a más personas. 

Fruto prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora