Capítulo 7

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Selva de Yungas,Argentina

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Selva de Yungas,
Argentina


    Te despides con la mano a la lejanía de Rudy y Alejandro, quiénes se alejan con el coche que os ha dejado lo más cercano a la selva.

— Bien— Price sacó una tablet y vio en el mapa virtual la señal palpitante en rojo del objetivo—, esperemos que las coordenadas estén correctas.

— Las metió usted, si nos perdemos será culpa tuya— bromeas y escuchas un bufido por su parte.

— Las metió Laswell.

— Pero cómo a ella no la tengo cerca pagarás tú.

— Me estoy empezando a arrepentir de haberte traído— Price comenzó a caminar adentrándose cada vez más en el espesor de la vegetación.

— Es muy tarde para eso, Price — le sigues.

    El siguiente tramo es en silencio, con Price evitando los precipicios y tú a su lado, evitando que fuera golpeado por alguna rama por estar muy pendiente del aparato tecnológico.

    El viaje siguió firmante bastante tiempo hasta que empezó a atardecer.

— Deberíamos parar la marcha— hablas.

— Aún tenemos algo de tiempo.

— No hasta que aparezca el primer puma, son más activos al amanecer y anochecer.

— Bien, busquemos un sitio más abierto y nos asentamos.

    Asientes en su dirección y la marcha continúa la marcha durante un par de minutos.

— Price— susurras su nombre agarrando su muñeca detuviendo la marcha.

— Ya nos queda poco — te informa volteando a mirarte, descubriendo que no lo mirabas a él.

— Puma— el hombre miró en tu misma dirección y descubrió al animal, agazapado mirándoros a ambos.

— Escúchame atentamente— te dice tranquilo sin apartar la vista.

— Lo hago, esta vez.

— Vas a soltar mi muñeca— de manera instintiva la aprietas un poco más— y te vas a abrir de piernas.

— Capitán, me gusta la idea, pero no es el momento.

— Cállate y escucha. Te vas a abrir de piernas y te voy a subir a mis hombros, así le haremos creer que somos mucho más grandes, ¿Vale?

— Vale— tu voz sale temblorosa de cierta manera.

    Despegas tu mano de su muñeca y delizas los pies suavemente por la tierra, Price, lo más despacio que puede, pasa de estar a tu lado a estar detrás de tí y en un parpadeo, eres elevada mucho más allá de tu altura.

    El puma, que se había acercado más a vosotros durante los movimientos de John, paró en seco y os observó. Levantaste los brazos y en ese momento, el animal se alejó por un camino lejano al vuestro.

Rebelde [John Price] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora