Ellie siempre fue una sargento solitaria, apartada de los grupos y repudiada por sus superiores por no seguir las órdenes, y para su desgracia, John Price no iba a tolerar ninguna de sus actitudes.
[Fanfic Call of Duty]
[Fanfic John Price]
~ Derech...
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Tus oídos pitan y tu visión en borrosa mientras alguien te arrastra fuera de la zona de batalla.
Soldados disparándose entre si, el edificio que estaba a vuestra lateral había sido destruido y un tanque enemigo empezaba a asomar el cañón por la calle.
Tus ojos se abren y tu corazón empieza a bombear sangre a mi hora, sin darte cuenta de la herida sangrante en el lateral de tu cabeza, te retuerces saliendo del agarre y te enderezas.
— ¡Tenemos que irnos!— el soldado que te arrastraba te agarra del chaleco haciendo que andes.
Agarras tu arma con fuerza corriendo junto a los aliados.
— ¡¿Qué pasó?! — te atreves a preguntar.—"Aquí Leopardo, Schwedt, nos han atacado y necesitamos refuerzos".
— "La ayuda va en camino"— te responden.
En el momento que te fijas en su rostro te das cuenta que era el hombre de la pareja con la que estabas antes; su rostro estaba en lágrimas y con sangre que no era suya.
— Detonaron el edificio que estaba al lado. Tenemos que salir de esta ciudad hasta que lleguen refuerzos, son demasiados.
— ¡No podemos irnos así como así!
— ¡No nos queda de otra! ¡Tenemos que resistir hasta que llegue la ayuda!
Te fijas a tu alrededor viendo el pequeño pelotón que se había formado con supervivientes al ataque que iban en vuestra misma dirección.
Enemigos aparecieron de frente y empezaron a disparar. Reaccionaste y levantaste el arma, disparando a todo aquel que veías, por desgracia, ellos eran más.
El chaval del cuál aún no sabías si nombre, volvió a agarrate y arrastrarte con él a una pequeña calle entre dos casas.
—¿Y los demás?— tu pecho se contrae.
— No podemos salvar a todo el mundo.
— ¿Y tú novia? — su silencio te lo dice todo.
Salís a una calle más amplia y correis en dirección contraria a unos enemigos que vigilaban la zona. Por desgracia os vieron y empezaron a disparar, alcanzándote en el muslo. La adrenalina era tal que apenas y lo notaste.
Con la huida, la mejor opción que tuvisteis fue esconderos en una casa.
Te dejaste caer contra una pared para empaquetar la herida con vendas. Tu compañero se dedico a cerrar cortinas y bajar persianas para ocultar vuestra presencia.
Una vez con eso hecho, se dejó caer a tu lado sacando un cigarro. Sus manos temblaban y su rostro tenía claras señales de dolor.
— ¿Quieres?
— Sí, gracias— agarras el cigarro que te ofrece y te lo enciende.
Seguramente te habías tragado o escupido el chicle durante el momento de conmoción, el cuál lo arruinó todo.