Ellie siempre fue una sargento solitaria, apartada de los grupos y repudiada por sus superiores por no seguir las órdenes, y para su desgracia, John Price no iba a tolerar ninguna de sus actitudes.
[Fanfic Call of Duty]
[Fanfic John Price]
~ Derech...
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La primera noche allí no pudo ser peor para tí, llena de pesadillas y malestar; para Price, llena de preocupación.
La mañana del segundo día en la casa del hombre llegó, y lo primero que hiciste fue darte una ducha para quitar todo rastro de sudor y lágrimas.
Luego, te diriges a la cocina pensando en preparar algo para Price, cómo disculpa por despertarlo anoche, y para tu sorpresa, él se ha adelantado a tí.
— Buenos días— te saluda con una sonrisa suave cuando te nota entrar en la habitación
— Te me has adelantado— admites apreciando la mesa con café, fruta y tostadas.
— ¿Planeabas saquear mi nevera?— eleva una ceja en señal de burla.
— Sí—no tibuteas en tu respuesta, pillándolo por sorpresa, por lo que es tu turno de burlarte—. Quería prepararte al menos un café, para disculparme por lo de anoche.
— No te preocupes por eso, ¿Pudiste dormir bien después?— Price se sienta en una silla y y tú sigues sus pasos, quedando en frentee de él.
— Sí— mientes, cosa que él nota.
— Hamilton...
— Desperté varias veces, aunque sin pesadillas.
— Le tendremos que decir al doctor— niegas ante sus palabras.
— Hoy intentaré escuchar un poco de música, a ver si me ayuda. Si no mañana que es cuando viene se lo diré— en eso, Price se levanta otra vez y sale, dejándote totalmente confundida.
No estabas soltando comentarios sobre vosotras para no dañar más su moral o incomodarlo, tal vez estaba molesto por no dormir bien o usar la ducha sin preguntar.
Tus pensamientos se vieron interrumpidos por una pequeña caja frente a tí. Price la arrastró en tí dirección y volvió a su sitio.
— Llegaron esta mañana mientras te duchabas— te informa.
— ¿Qué es?
— Ábrelo.
Le miras confundida y rompes el cartón, desvelando la caja de unos auriculares nuevos. Tus ojos y boca se abrieron con asombro, y sensible de estos días, poco te faltó para que tus córneas se llenasen de lágrimas.
— Se las pedí a Laswell ayer, y ya sabes, la CIA tiene entregas rápidas— bebe de su café con tranquilidad.
— Muchas gracias — apartado la vista del aparato para mirarlo a él—, muchas gracias por todo, de verdad.
— No es nada— su mirada es comprensiva y te gustaría decir que incluso amorosa—, eres mi solado y es mi deber como capitán cuidarte.
Y se te fue a la mierda la esperanza con sus palabras, por qué claro, tú eras una sargento y él el capitán de un mismo equipo, ya está. Esto sólo era compañerismo.