Capítulo 3

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Andorra

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Andorra

    Estiras las piernas y la espalda cuando bajas del avión con tus compañeros siguiéndote.

— Qué dos horas más largas— gruñe Gaz a tu lado.

— Pero si os habéis pasado el camino durmiendo— Soap se pone en vuestra posición analizando el perímetro.

    Múltiples soldados se movían de un lado a otro preparando armas, tanques, misiles y suministros.

— Disparo mejor descansado.

— ¿Qué pasó con los civiles? — preguntas.

— Evacuados— volteas a ver a Ghost, quién se ve tenso por el lugar—, no tenían preparación militar.

— Mejor así.

— Te presento a la 141— todos miráis en dirección de Price, quién nada más bajar había ido en búsqueda de superiores dando con el general francés.

— Un placer caballeros y señorita— saluda—. Tomen todo lo que necesiten y armense hasta los dientes, tenemos una guerra que parar.

— Sí, señor— responde el teniente por el resto.

— Si los españoles nos dejan usar sus armas a nosotros los franceses, no tendrán problemas con los británicos— aguantas una risa antes la referencia histórica y el general se marcha.

— Ya lo habéis oído. Id a por armas y nos encontramos aquí en diez minutos, voy a hablar con el encargado del grupo español— ordena Price.

— Recibido, señor.

    Soap y Ghost se fueron por un lado mientras Gaz y tú ibais por otro, virando las calles tomadas por las fuerzas militares. Había campañas improvisadas, puestos médicos y de armamento, miles de cajas abiertas y por abrir y casas prestadas para descansar, cocinar o curar.
    
    Detuviste la marcha cuando notaste que Garrick se quedó atrás

— ¿Qué ocurre, Gaz?

— Te dejo, luego nos vemos— Gaz te guiñó un ojo y se fue hacia la derecha.

    Con el ceño fruncido en confusión lo seguiste quedándote a unos metros y no pudiste evitar resoplar cuando lo viste empezar a hablar con una soldado española.

    Sola, continuaste la marcha hasta terminar por decidirte sobre un puesto y acercarte, visualizando todas las armas.

Je peux vous aider?— giras en dirección hacia el francés, quién al ver tu rostro un poco confuso, habló de nuevo—, ¿Inglesa?

— Sí, tengo el francés un poco abandonado — respondes.

— ¿Puedo ayudarte?— repitió en inglés. Su acento era notable.

— Busco (arma favorita).

— Sígueme, están en otra tienda.

— ¿Las has montado tú?

Rebelde [John Price] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora