Una Mala Broma

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Lucy: Este se te vería lindo, pero... muy formal.

Max: ¡ey, ey...! baja eso... (mira a todas partes nervioso)

Lucy: ¿por qué...? diremos que es para mi, como siempre.

Ciertamente no era la primera vez. Había salido con Lucy en más de una ocasión después de que nos conocimos, pero ya no estábamos obligados y tampoco nos acompañaba nadie a nuestras espaldas. Visitamos tiendas distintas y me ayuda a... elegir mi propia ropa.

Lucy: tu mamá paga, puedes disfrutar de esta experiencia un poco ¿lo sabes, no? entiendo que te de pena, pero...

Max: Hellen no es mi madre. (cortante)

Mi papá ni nadie, ni siquiera Hellen, me habían obligado a llamarla mamá o madre, aún se siente mal, pero Lucy... le había explicado ya varias veces, pero seguía insistiendo y llamándola "mi mamá" a menudo. Me agrada Lucy, pero en serio empieza irritarme eso.

Lucy: da igual, hoy te veo más tenso.

No puedo negarlo. Ya he venido con ella antes, pero...

Max: esta vez... (traga saliva) es diferente...

Esta vez teníamos otra clase de compañía, Alan, quien estaba viendo la zona de chicos al otro lado del pasillo de la tienda.

Lucy: creí que dijiste que lo sabía.

Max: lo hace, pero... una cosa es hablarlo y otra es que me vea comprando ropa de chica.

Alan: ya te he visto usándola ¿Qué hay de malo en comprarla?

Max: ¡ah! (brinca)

Lucy: ajajaja... 

Alan... era muy silencioso al caminar cuando se lo proponía.

Alan: oigan... tengo hambre ¿ya acabaron?

Lucy: seguro, solo hay que pagar esto. 

Lucy alzó las distintas prendas que ya llevábamos decididas y, entre ellas, estaba incluyendo el vestido.

Max: pero dijiste que era muy...

Lucy: se lo que dije, pero tarde o temprano vas a ver que te será útil. 

Antes que pudiera replicar se adelantó corriendo a la caja. Esa estuvo siendo nuestra dinámica, Lucy me ayudaba a escoger, de vez en cuando daba mi propia opinión y, aunque la tomaba en cuanta, por lo general ella me empujaba a probar estilos nuevos, después ella tomaba el dinero y lo pagaba como si fuese para ella. 

Lucy era una chica en todos los sentidos, no había nada en ella que te hiciese pensar lo contrario. Por eso mismo no le conté su secreto a Alan, para el Lucy es una niña comun y corriente que conocí en terapia, de cierta forma lo es. 

Me sorprendió aceptar eso con tanta facilidad, pero sentí que así eran las cosas, no había dudas para ella, en cuanto a mi... todo esto me sigue confundiendo, me asusta, pero tampoco quiero parar, no puedo. 

Hay algo en Lucy que me tranquiliza, que me hace sentir que todo esto no es tan malo ni extraño. Mi corazón late y la piel se me eriza cuando ella me ayuda, no existen excusas y no puedo negar cosas que quisiera hacerlo a pesar de ser ciertas. Seguro ya enloquecí.

Alan: oye... ¿te gustan los hombres o las mujeres?

La pregunta tan repentina me sacó del trance mis pensamientos y me quedé mirándole con cara de WTF al escuchar bien lo que dijo.

Alan: ¿qué? no me veas así, sabes que te apoyo, pero no esperes que no tenga ni una pizca de curiosidad sobre hasta donde llegaras o que tan lejos.

Agité la cabeza. La pregunta definitivamente me sacó de onda, pero tampoco era gran cosa, por lo que en respuesta solo me encogí de hombros y dije...

Max: no lo sé... nunca me a gustado alguien, así que no se si me gustan los chicos o las chicas.

Alan asintió y lo miré de reojo, mi garganta se hizo un nido cuando la misma pregunta pasó por mi mente.

Max: ¿y a ti... quienes te gustan?

Alan: ja... las chicas, obvio, yo si soy normal.

Y le di una patada por semejante estupidez. 

Alan: ¡a, aua, auuu! ¡era un chiste! (se soba la pierna)

Max: ¿desde cuando dan gracia tus chistes, eh? (irritado)

Alan: bueno, bueno... no vuelvo a decir nada así, lo prometo.

Max: deberían funarte por decir eso.

Alan: jaja... de acuerdo. Funame, pero no me dejes.

Lo miré extrañado sin entender a que se refirió con lo ultimo, pero no lo volvió a mencionar, ni siquiera yo... al menos no dentro de mucho tiempo. En ese instante pasé de pagina en apenas un segundo y solo dije para mi "es otra mala broma".

Mi querida HijaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora