ALERTA: Este capitulo puede contener contenido más sensible de lo usual. Leer bajo responsabilidad del lector.
"Ginecomastia" fue lo que diagnostico el medico. Lo que ocasiona que mi pecho se hinche y se vuelva incomodo al tacto de la ropa. Ahora parece que incluso mi cuerpo trata de inclinarse a un lado más femenino.
¿será una señal?
Como sea, dijo que tal vez se quite con el tiempo, de lo contrario se podía optar por cirugía. Sinceramente me aterra la segunda opción. Por mientras, tendré que usar brasier a diario. Pude usar algo distinto como una playera de comprensión, pero Hellen dijo que era mejor un brasier discreto. Ella suele tener razón, así que no me negué.
Toca una vez más la visita con la doctora Adler, pero al bajarme junto con Hellen noté que no era el mismo consultorio. Pensé que se habría cambiado o algo así, pero Hellen me confesó lo que pasaba en realidad en cuanto entramos a la sala y vi a una mujer completamente distinta.
Hellen: La doctora Vega llevará tus sesiones a partir de hoy.
Fue lo que dijo en cuento la miré con confusión. Me sentí incomodo con la decisión, pero Hellen sabe lo que es mejor para mi. No me cuestioné más y entre a mi sesión. No volví a preguntarme sobre la doctora Adler después de haber acabado.
En la escuela, el brasier se disimulaba bastante bien. El único que parecía notar algo raro en mi era Alan. Lo atrapaba observándome de repente, más de una vez, en ocasiones al pecho. Yo lo evitaba lo más posible desde lo de la plaza. Seguía reuniéndome con mis otros amigos, pero Alan no se acercaba a nosotros... o a mi.
No fue la primera vez que me ve con ropa de mujer, pero mi aspecto era muy distinto como Emily a como vio primero a Max travestido. Debo admitir que me dejaba un vacío en el pecho el que le desagradara tanto ver a Emily, tanto que no quería acercar tan siquiera a Max.
También conseguí un uniforme femenino. No lo he usado aún, pero ahí está, en el armario. Me gusta ponérmelo encima y mirarme en el espejo, pero jamás lo visto. Es algo muy "cotidiano" como para tomarlo a la ligera.
Como dije, el brasier no me da problemas en la escuela, pero hay un momento en qué sí me complica un poco. En clase de educación física, tengo que ir al baño y cambiarme en uno de los cubículos. Hasta ahora no he llamado la atención, pero resulta cansado ocultarlo.
Todo parecía acomodarse a una nueva rutina, pero una tarde que regrese de la escuela lo cambio. Estaba a punto de hacer mi tarea, pero dentro de mi mochila había algo que no pertenecía, un sobre amarillo del tamaño de una libreta.
Lo solté apenas vi lo que estaba adentro. Fotografías de mi en el cubículo del baño. Se podían ver claramente mi busto inflado, el brasier y también mi rostro. No solo era en el baño, sino también fotografías en mi habitación. Estaba yo en lencería, donde creí que era un espacio seguro, donde pensé que podría tener libertad sin que nadie me juzgue, ese lugar que había sido profanado sin que yo supiera.
Las nauseas me invadieron y corrí hasta el baño para vomitar. No subí a mi habitación. Me aterraba poner un pie allí. dormí en el sofá, envuelta en sábanas, con todas las cortinas y puertas cerradas. Cerré con fuerza los ojos, queriendo que todo fuera una pesadilla. No importa cuanto quise creer eso, la realidad volvió en cuanto abrí los ojos.
No podía decirle a nadie. Hellen no estaba, mi relación con Alan no era muy buena justo ahora, no quería que Adam y Sam se enterasen de mi, y Lucy... ¿Qué podría hacer Lucy? Estaba sola para lidiar con esto.
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Mi querida Hija
General FictionLa vida de un chico se pone patas arriba después de que su madrastra decida que prefiere una niña.