Emily

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Hace tiempo escuché sin querer una conversación entre mi papá y Hellen. Un par de semanas antes del accidente. No recuerdo los detalles, pero era sobre hijos o, más bien, hijas. Recuerdo lo recia que estaba ella ante la idea de un bebé varón y fue entonces cuando escuché ese nombre por primera vez: "Emily".

Hellen repitió ese nombre en más de una ocasión. Jamás se embarazó de papá, a estas alturas ya se le notaría, pero supongo que es el nombre que le hubiera gustado ponerle a una hipotética hija. 

Ahora Emily no significa lo mismo, ahora es mi nombre, o el de mi alter ego que  sale a relucir a escondidas de todos los que conozco. Exceptuando a Lucy y a Hellen. Alan... es tema aparte justo ahora.

Emily no se siente como una segunda personalidad, o algún ente que me controla como un títere y se apodera de mi cuerpo. Más bien es un impulso, algo que siempre está allí e implora por salir. 

Cuando "Max" deja salir a "Emily" no es que se pierda o deje de ser él mismo, más bien es una transformación. Max se convierte en Emily, pero sigue siendo Max, solo que se atreve a hacer lo que jamás haría sin ayuda de Emily. 

Tengo estos nuevos impulsos. Cosas que jamás le preste atención como la ropa femenina y el maquillaje, ahora no dejo de pensar en ellas. Quiero saber más, conocer más del mundo en el que no me tocó nacer, pero que Lucy aún así puede explorar y pertenecer a él. 

Me cuesta admitirlo, pero... quiero pertenecer al mundo al que Max no. Solo Emily puede hacerlo. Es como si llevara una máscara sobre mi rostro, aunque no estoy seguro quien de los dos es la mascara y quien el rostro.

Dr. Adler: con eso acabamos la sesión, Max. Puedes irte.

POV: ADLER

Paré de inmediato la grabación apenas acabó. Vi la sonrisa de la mujer que me orilló a romper todos mis principios y solamente me dio asco el como disfrutaba lo que acababa de oír.

Dr. Adler: sí es todo, vallase de mi consultorio.

Hellen: Doctora, no sea así, yo solo vine a agradecer todo lo que ha hecho por mi querida Emily, claro... se que es su trabajo, pero aún así, significa mucho. 

Aprete los dientes junto al puño debajo del escritorio. Habla con amabilidad, su rostro no refleja ninguna agresión. No necesito un análisis profundo para saber que está loca.

Dr. Adler: de nada, largo. Contamina mi aire.

Ella sonrió y se enderezó en su asiento con la pierna cruzada y elegante postura.

Hellen: claro que me iré, pero quería saber lo que opina de nuestra ultima conversación.

Dr. Adler: Me niego.

Hellen: ¿está segura...? ninguna de las dos queremos que se sepa la clase de investigación que realizaba con mi esposo, ups.... quice decir, difunto esposo.

Otra vez con esa carta ¿Esteban no pudo casarse con una víbora más venosa?

Dr. Adler: no importa lo que sepa sobre mi, me niego a cumplir cualquier otra cosa que me pida.

No hubo un ataque de ira, no contestó nada, solo se levantó de su asiento y se marchó. Suspiré en cuanto se marchó, pero nada había acabado aún.

Mi querida HijaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora