ℭ𝔞𝔭í𝔱𝔲𝔩𝔬 4

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Un colchón cómodo, sabanas cálidas y un techo diferente, me despertaba en un nuevo escenario al cual no me había acostumbrado todavía, pero del que no tardaría. Me levanté al ver cómo entraba los primeros rayos por la ventana, era muy agradable la tranquilidad, aquí también debía luchar por mi vida, aun así, me sentía como un pájaro satisfecho en una jaula más espaciosa.

Me aseé y comí una lata que tenía en la mochila, una vez terminé até mis botas y abandoné aquel lugar a continuar mi búsqueda, me quedaban 5 días para verme obligada a jugar, tenía tiempo de explorar la zona y recobrar información.

Inicié esta vez por un lugar más grande, una zona comercial esperando encontrar más gente, pero escasa fue mi suerte pues parecía que fuera la única de todo el lugar. Seguí caminando por las calles mirando los cadáveres esparcidos, logrando uno llamar mi atención.

– Bingo. – Sostuve en mis manos la cadena que colgaba de su cuello afirmando ser un soldado.

Empecé a rebuscar en sus bolsillos hasta encontrar una navaja táctica negra, ya tenía algo para luchar a corta distancia, me faltaba un arma de fuego. Seguí mi camino mientras me acostumbraba aquel filoso objeto, era fácil sujetarlo y desplegarlo, aquel cadáver en sus días tuvo un buen gusto.

Cansada de caminar me senté en una escalera y disgusté un plato de pasta precocinado, obviamente frio, sin embargo, cualquier comida ante mis papilas gustaba pasaba a ser un manjar, todo superaba a la comida que me daban.

El día seguía avanzando y decidí no quedarme quieta y probar con una idea que podría terminar en triunfo. No conocía la zona, pero por la estructura logré encontrar otro centro comercial, entré rápidamente y busqué mi objetivo, la joyería. Subí a la planta superior y allí lo encontré, sin detener mis pasos me adentré y me acerqué al mostrador buscando en sus cajones insistentemente.

– Te encontré.

Sostuve en mis manos una pistola de 9mm de un tamaño ideal para guardar en la chaqueta, esta era plateada y junto a ella, me guardé los 2 cartuchos con 9 balas que esperaban mi llegada. Estaba feliz de mi nueva adquisición, mi suerte parecía imparable.

Ya que había conseguido mi propósito para ese día me dediqué el resto de la tarde a buscar un lugar alto para observar los juegos, ya que había aprendido que estos surgían solo durante la noche. Encontré un edificio de apartamentos cuya terraza me serviría de parador y sus habitaciones como hostal, era perfecto.

Me senté nuevamente en el borde mientras bebía mi última botella de agua observando como en diversos lugares se encendían las luces indicando nuevas zonas de juegos. Sin embargo, desgraciada fui al confiar en mis seguidos golpes de suerte cuando vi como el lugar desplegaba sus luces.

– Genial. – Me levanté dejando mi mochila allí, y guardando mis pertenencias de valor en mis prendas. – Es hora del juego.

Bajé rápidamente a la base del edificio para comprobar como aquella mesa me invitaba nuevamente a agarrar un teléfono, no había nadie y por el número de dispositivos ya sabía que éramos 13 jugadores y un bloque de pisos de 7 plantas, fantástica combinación.

Me puse cómoda y encontré una escalera escondida donde me senté, desde allí podía ver toda la zona de inicio la cual empezó a llenarse de los primeros jugadores, los cuales eran un grupo de dos chicas jóvenes y luego individualmente dos personas de tercera edad. La cosa empezó a interesarme cuando empezaron a llegar más personas, todos estaban tensos y miraban con frialdad a los demás, se notaba que ya habían experimentado algún juego.

El cupo se fue cerrando hasta completarse, me llamó la atención los dos chicos que había visto la noche anterior, faltaba uno, eran valientes o hasta estúpidos al querer jugar aun teniendo días en su visa. Mis ojos siguieron recurriendo ignorando la conversación que mantenía ambos con otro, hasta coincidir con aquel chico, aun llevando puesta la capucha de su chaqueta pude sentir como sus ojos me devolvían la mirada. Mis ojos siguieron todo su cuerpo hasta terminar en lo que me llamó la atención, estaba cargando algún dispositivo aprovechando la luz del lugar, me gustaba su idea. Mis labios generaron una sonrisa lateral y desvié mi mirada al resto de personas esperando aquella voz, la cual no tardó en sonar.

"El juego está por comenzar"

Tras esas palabras algunos se adentraron rápidamente en el edificio y otros calmadamente, en mi caso esperé a que todos se fueran y me adentré a aquel lugar. Mientras subía las escaleras repasaba los demás jugadores, destacaba una deportista que estiró antes de entrar, unos dos hombres armados y aquel chico del enchufe. Seguí subiendo hasta llegar a la última planta donde visualicé aquel del que hablaba, se había quitado la capucha dejando ver su pelo teñido, no quería compartir mi posición, pero no iba a irme.

Me fui acercando y este me saludó agitando su mano, se le veía confiado. Por mi parte, ignoré su acción y me apoyé en el borde observando lo que sucedía en las demás plantas.

– De pocas palabras por lo que veo. – Su voz era grave y parecía de mi edad. Aunque lo volví a ignorar, tras las reglas, podía convertirse en mi próximo objetivo. – Todos parecen que están a punto de morir, como siempre.

Por sus palabras supe que era un veterano y por lo que parecía, era el único inteligente del lugar, esta posición era la idónea si quieres observar la mayor cantidad posible de espacio. Estaba atenta a las posiciones de los demás intentando no echarle cuenta a su mirada, cosa que no pude lograr por su intensidad. Le devolví la mirada y ninguno soltó ninguna palabra. Sus ojos eran oscuros como mi cabello y parecían no querer rendirse ante los míos, fue entonces que las especificaciones del juego fueron dadas.

"Dificultad: 5 de picas"

"Juego: tocados"

"Reglas: huir de la cosa"

"Condición para ganar: encontrar la zona segura que está en algunos de los cuartos en el tiempo estipulado" "Terminan el juego cuando cumplan con el objetivo" "Tiempo límite 20 min" "Al terminar el tiempo la bomba de tiempo escondida explotará el edifico"

Suspiré. Genial, otro juego con bombas, pareciese que las atraigo.

Mi brazo aún seguía herido y mis manos y dedos vendados, estiré mi mano flexionando cada falange asegurándome de su movilidad.

– ¿Te heriste en algún juego? – Me sacó de mis pensamientos otra vez aquel chico, no se cansaba. – Conque otra vez optas por ignorarme, que desagradable.

No iba a permitirme distracciones y mucho menos tras escuchar los primeros gritos, el juego comenzaba.

Apoyé mi rostro en mi muñeca mientras miraba el escenario, la cosa estaba en movimiento y tanto que lo estaba, apreciaba como esa persona caminaba junto una linda ametralladora y una no tan linda cabeza de caballo, bajaba las escaleras persiguiendo a los chicos del juego del trébol. Aunque consiguieron evitarlo logrando que el juego se cobrase las dos primeras vidas, las chicas jóvenes.

Observaba el espectáculo a distancia, todos habían pasado de intentar encontrar la zona segura a evitar la muerte. Todos corrían desesperados hasta que una voz se alzó.

– ¡No ve bien con la máscara! ¡Podemos ir avisándonos donde esta para evitarlo! – Una interesante idea del chico del trébol, al parecer tenía posibilidades.

– Una interesante idea, pero nadie contestará. – Lo miré rápidamente, habíamos coincidido, pero se equivocaba. Le sonreí.

– ¡La cosa se va del cuarto piso de la zona central! – Lo sabía.

Volví a dirigir mi mirada a aquel juego, aquella deportista era una escaladora, muy útil.

"Quedan 7 min"

"Quedan 8 jugadores"

Que alentador mensaje.


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𝕊𝕖𝕔𝕣𝕖𝕥𝕠 𝕔𝕒𝕣𝕞𝕖𝕤𝕚 ♡𝕔𝕙𝕚𝕤𝕙𝕚𝕪𝕒♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora