ℭ𝔞𝔭í𝔱𝔲𝔩𝔬 27

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La playa era una utopía llena de libertades encadenadas, donde uno sentía una libertad controlada en las sombras, un dulce veneno y una bella mentira. Y cómo líder de tal zoológico, el sombrerero hacia justicia al lugar, un loco sediento por completar el propósito de esta discreta dictadura, y a mi favor, una marioneta con un poder útil para mis planes. Un perro a la espera de que lo domestiquen, capaz de babear al tentarle con su hueso favorito.

– Habla. – Dejó su copa sobre la mesa y enderezó la espalda.

– Es sencillo, pasé mi prueba y ahora pertenezco a la playa, cómo integrante, es normal que quiera colaborar con su meta. Por ello, estoy dispuesta a conseguirte las cartas que quieres, solo necesito que me facilites el ayudarte. – Puse la mano sobre mi pecho. – Has confiado en mí y ahora es mi turno de confiar en ti, si alguien puede escapar de este mundo eres tú.

Su respuesta se demoró, pero por su rostro supe que estaba complacido. – ¿Cómo lo lograrás?

– Eso no importa, te puedo asegurar el resultado. – Mis comisuras se inclinaron mostrando una ligera sonrisa.

– ¿Estás dispuesta a morir si me engañas? – Pensaría que estaba cayendo bajo su control, pero no se daba cuenta que era todo lo contrario, hasta sus palabras estaban escritas ya desde antes en mi cabeza.

– No hará falta llegar ahí, ya que nunca mentiría al líder. Soy consciente que en este mundo siempre se juega con la vida y no estoy dispuesta a morir fácilmente. – Incliné mi cuerpo hacia adelante. – ¿Estás dispuesto a confiar en mi juego?

A continuación, se levantó del sofá en el que reposaba y se acercó a una vitrina llena de licores, allí empezó a buscar entre las botellas. – Dime que necesitas y lo tendrás. Ninguno me ha demostrado más lealtad que tú y tengo curiosidad por ver que me traes.

– No te decepcionarás. – Optó por un wiski y volvió a sentarse en frente.

Mantuvimos la mirada fija en el otro hasta que la rompí al acercarme a la mesa, allí agarré un trozo de papel y un boli que reposaban esperando mi llegaba, y comencé a escribir con rapidez. Cuando terminé, el sombrerero lo cogió y mientras lo observaba detenidamente, me concentré en sus expresiones.

– Vaya, vaya, no me pides poco. – Sus ojos marrones recorrían mi letra disfrutando el momento.

– Es un bajo precio para conseguir el premio mayor. – Suspiré. – Pero sino estás dispuesto, hagamos que está conversación nunca haya existido.

– No, acepto.

Sonreí. – Me alegra poder ayudarte. Sin embargo, espero que esto se quede entre nosotros solo, no quiero que sepan quien está consiguiendo las cartas. – Crucé los brazos.

– Pero si hago eso, no podrás convertirte en ejecutiva. ¿Tampoco lo sabe Chishiya? – Tardó más de lo pensado en mencionarlo.

– No me interesa el cargo, me conformo con que tú sepas y tengas en cuenta mi aportación. – Intensifiqué mi presencia. – Esta es una conversación entre nosotros dos, yo decido donde recaigo mi confianza y que hago al respecto, ni Chishiya ni nadie puede decirme que hacer. Espero que mantengas tú parte del acuerdo.

– No me importa lo que hagas siempre que cumplas con tu parte, sino vuelves, él pagará tú deuda. – Cogió la botella que había traído y tras abrirla, empezó a servir un par de copas. – Confió en ti. – Extendió su brazo, acercándome uno de los vasos.

– La confianza es mutua. – Acepté la bebida y ambos brindamos. Aquel cálido liquido bajo por mi garganta provocando que relamiera mis labios.

– Sé que te estás recuperando, así que, ¿cuándo necesitarás todo listo? – Dejó caer su cuerpo en aquel colchón rojizo y extendió sus brazos sobre este.

𝕊𝕖𝕔𝕣𝕖𝕥𝕠 𝕔𝕒𝕣𝕞𝕖𝕤𝕚 ♡𝕔𝕙𝕚𝕤𝕙𝕚𝕪𝕒♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora