ℭ𝔞𝔭í𝔱𝔲𝔩𝔬 37

107 12 0
                                    



Todos mis esfuerzos habían sido en vano, mi caza iba a ser victoriosa pero aquel salvaje cordero lo había arruinado todo. Caí de rodillas al sentir tensarse mi cuerpo y la temperatura de este se descontroló, sentía que mi cabeza iba a estallar y que mi corazón saldría disparado de mi pecho. Agaché mi cabeza al suelo mientras me abrazaba y contuve mi grito, mordí mis labios con desesperación al sentir como mi cuerpo moría.

En aquel momento, recordé las palabras de Ann: "tuvo que tener miedo estando sola, recordando la última vez que nos vimos mientras agonizaba en la frialdad de la noche." Aquella declaración la comprendí al instante, siempre me concentré en que no quería que muriese Chishiya, no obstante, nunca lo pensé al contrario. Iba a ser yo la que moriría en soledad, recordando la última vez que contemplé sus ojos mientras los míos se iban a pagando. Las lágrimas se empezaron a escapar sin control mientras me arrepentía de mis elecciones.

"Ann tenía razón."

Pensé reforzando la fuerza que hacía sobre mí misma, me estaba abrazando intentando no ser engullida por el dolor. Entonces, mi mente se enfocó en el calor que sentía cuando mi piel y la suya se encontraban, sus susurros y su voz contra mis labios. Mis sentimientos por él solo crecían y me maldije por mi tonta decisión. Lo necesitaba a mi lado.

Cerré los ojos fuertemente y cómo si el destino me diese otra oportunidad, aquella sensación que me afligía, fue disminuyendo. Terminé vomitando en el suelo, llenando este de sangre y cuando quise darme cuanta, seguía con vida. La respuesta era sencilla, mi cuerpo era más tolerable a los venenos de lo que pensaba.

– ¿Sigues viva? – Escuché la voz del anciano en mi oreja. – Eres un monstruo.

Tambaleando, me incorporé y limpié mis labios. – Y tú el pastor.

– Fuiste un lobo con afilados colmillos. – Sonrió y mis sospechas se afirmaron, estuvo esperando en el patio tendido en el sueño apropósito, esperando a que el lobo lo tocase para levantarlo. – Pero me temo que hasta aquí llegaste.

– ¿Y esa confianza? – Me sostuve en la mesa.

Bufó. – El lobo estaba condenado desde el principio, era un rol destinado a la muerte. Aunque lograras matar a todos, no puedes tocar al pastor. Cuando termine el tiempo de los corderos, será tu fin. – Estaba esperando para matarme mediante la votación.

– ¿Sabes? – Comencé a caminar hacia él. – Hay un factor muy importante que pasaste por alto: nunca se dijo que la violencia estaba prohibida.

– ¡No puedes tocarme!

– ¿Quién dijo que para matarte necesitaba tocarte? – Saqué de la chaqueta mi pistola. – Adiós pastor, me comí a todo tú rebaño. – Disparé.

Y ante el sordo sonido que hizo aquel disparo, la caída de su cuerpo inerte resonó y reafirmando su muerte, aquella voz volvió aparecer.

"Juego superado."

"Gana el lobo."

Suspiré aliviada, pero aún no era momento de relajarme. Aguantando las sensaciones de malestar que me trasmitía mi organismo, rebusqué en la ropa de todos los jugadores, logrando encontrar un 3 de corazones en el abrigo del anciano.

Una vez que terminé, salí del edificio, agarrando por el camino la carta del juego. Continué mi marcha recordando el recorrido que hice para llegar y cuando encontré el callejón, despejé el camino y descubrí la moto. Arranqué y queriendo llegar cuanto antes, aceleré dejando atrás las vivencias de aquella noche. Me encontraba a una distancia considerable, pero a la velocidad que iba no tardaría, la frialdad de la noche congelaba mis mofletes. Momentos como este me hacían recordar que estaba viva. Y cómo tenía previsto, mi llegada a la playa fue rápida.

𝕊𝕖𝕔𝕣𝕖𝕥𝕠 𝕔𝕒𝕣𝕞𝕖𝕤𝕚 ♡𝕔𝕙𝕚𝕤𝕙𝕚𝕪𝕒♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora