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El de hebras menta se encontraba quejándose del café de Jimin; no tenía problemas con el café con leche o con la crema, el problema era que su café estuviera frío. ¿Quién en su sano juicio coloca hielos en un café? Yoongi le decía que se pidiera un refresco si estaba dispuesto a cometer tal atrocidad.

— ¡Yo no te digo nada cuando comes esas horribles galletas de avena sin sabor! —se defendía el pelirrojo, mientras se cruzaba de brazos, sentado junto al mayor.

— ¡Y no tienes por qué! ¡Las galletas de avena son deliciosas! ¡El café frío no sabe a nada y hace mal al estómago! —seguían discutiendo, haciendo a Jungkook reír mientras los miraba.

Aunque aquel par de chicos de cabellos coloridos pelearan todo el tiempo sobre cosas triviales, ambos sabían que no iba totalmente en serio, se tenían bastante aprecio debido al tiempo que llevaban siendo amigos. Al pelinegro le causaba gracia que, aunque fueran tan cercanos y se apreciaran incondicionalmente, no pudieran soportar más de una hora en un lugar sin discutir sobre alguna cosa. Todo terminaba en risas, pero eso no le quitaba la gracia a las peleas sobre comidas, gustos musicales o películas. Incluso a Jeon le entretenía discutir con el pelirrojo, haciendo que sus mofletes se hincharan y sus brazos se cruzaran sobre su pecho, ofendido.

— Ya, si siguen discutiendo, voy a quitarles sus bebidas y cobrarles el doble —amenazaba Kim, sentándose en la mesa junto a su novio. El menor se quedó embobado en el castaño con tan solo mirarlo, enamorado de la forma en que sus facciones eran tan etéreas en cualquier segundo. Este notó sus ojos de corazones y sus orejas se ruborizaron inconscientemente.

Con cariño, le plantó un delicado beso en la mejilla que hizo el corazón de Jeon palpitar fuerte en su pecho. Seguido de esto, Seokjin abrió su lonchera, comenzando a comer su almuerzo.

Era muy bonito ver cómo ese par se metía en su burbuja, dejándose llevar por ese amor que sentían. Yoongi se preguntaba si alguna vez sería así con Namjoon, si alguna vez se mirarían con esos ojos fulgurantes de amor, encerrados en su propio mundo donde solo eran ellos y el cariño que se sentían. Donde se darían pequeños besos distraídos o se dedicarían lindas miradas, mientras se tomaban las manos bajo la mesa, dándose suaves apretones para transmitirse el afecto recíproco que se desparramaba entre ellos.

Jimin, por otro lado, era primera vez que tenía a alguien para fantasear con una relación como la de sus amigos. La verdad no quería ilusionarse con Taehyung, ya que ni siquiera sabía si este tenía interés por los hombres, pero, por primera vez, su corazón palpitaba por alguien. Por primera vez, sentía que estaba dispuesto a otorgar su amor a alguien, que alguien era realmente bueno y no le haría daño. Por primera vez, sentía que quería que alguien lo amara y no tendría miedo de entregarse a él, aunque haya sido un simple enamoramiento a primera vista, cuando comenzó a hablar con Kim, sintió que podría ser amado y quería compartir más que solo sexo sin ataduras con alguien.

Jimin estaba ilusionado, a decir verdad, y deseaba con todo su corazón ser correspondido.

— Me hacen sentir taaan solo —dramatizó Jimin, acostándose contra la mesa. Jungkook comenzó a reír mientras tomaba la leche achocolatada que le había preparado su novio.

— Exagerado —le dijo Jeon, cruzándose de brazos. Seokjin llevó con cariño un trozo de su pollo a la boca de su novio y este lo comió gustoso.

— ¡Te da de comer en la boca! —se quejó Jimin, haciéndose el sufrido mientras mostraba un exageradamente falso puchero—. Quiero una pareja.

— Estás celoso porque a ti no te da de comer en la boca Tae- —antes de que el azabache terminara de hablar, Jimin le metió una servilleta a la boca con su rostro tan ruborizado que parecía que toda la sangre se le había arrejuntado en la cabeza.

sunflower love | namgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora