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Yoongi agradecía con todo su corazón que sus clases terminaran una hora antes que las de su amigo, ya que había pasado media hora en el baño luego de salir. Los hombres que entraban y salían del lugar lo miraban extrañado, ya que no dejaba de mirarse al espejo y peinar su cabello una y otra vez.

Cuando se puso los tacones que había estado llevando en su bolso desde la mañana, sintió sus pies agobiados por el botín, no estaba acostumbrado a ese estilo de zapato. Agradecía que él y Jimin compartieran tallas y no le quedaran totalmente apretados.

Ahora se encontraba indeciso de si debía salir o no, ya que se sentía ridículo. No era solo el hecho de llevar botines altos, o de haberse peinado el cabello durante quince minutos, era el hecho de todo lo que hacía solo para dar un beso. Era patético como se complicaba por su temor a ser herido, a ser rechazado y a perder a una persona tan valiosa como lo era Kim. Lo hacía sentir un tonto la forma en la que se arreglaba tanto y se esforzaba tanto solo para evadir el problema principal: tenía miedo.

A veces, Min se imaginaba siendo una mujer. No le agradaba la idea, pero allí, teniendo unos pechos y quizás un largo cabello negro, Namjoon sería quien lo besara primero. Quizá nunca le hubiesen hecho daño por amar a un hombre si fuera una linda mujer, con su hermosa tez blanca y sus ojos oscuros como la noche.

Sin embargo, Yoongi era un hombre y había sido lastimado así que temía. Temía que, en algún punto, su historia se repitiera y su dolor no cesara. Lo atemorizaba la idea de terminar de nuevo en el suelo llorando, con su cuerpecito lastimado solo por sentir amor, algo humano que todos deberían de tener derecho a experimentar.

Min se sentía ridículo con los tacones y se sentía aún más con sus tontas ideas de enamorado frustrado queriendo obtener un beso, pero sabiendo que realmente solo temía que le dijeran "marica" en la cara. Temía decir su sexualidad en voz alta y que eso solo generara problemas.

Es injusto que amar duela tanto.

Sin más remedio, salió del servicio con las plataformas puestas y tropezando con sus propios pies, torciéndose sus tobillos un par de veces mientras caminaba. No estaba acostumbrado para nada a este estilo de calzado.

Luego de estabilizarse medianamente y llegar hasta el aula de Namjoon, solo tuvo que esperar unos minutos hasta que este
saliera de su clase.

Los corazones de ambos jóvenes latieron tan alterados, que incluso a través del bullicio estudiantil, si uno escuchaba atentamente, debía poder oír sus latidos sincronizados. Estaban embobados en la belleza ajena, en su simple presencia. Estaba perdidos en los ojos del contrario como si se tratara del más profundo océano y hubieran caído en las garras de sus alteradas olas.

Cuando una suave sonrisa se formó en los labios del moreno, Min se sintió desfallecer en el acto, viendo los hoyuelos contrarios como dos agujeros hechos por algún Dios, porque no sabía de dónde más podría salir tal sublimidad.

— Hola, Yoon —saludó el más alto, terminando de guardar unas hojas en su bolso—. Estábamos viendo palinología.

El de hebras menta no había entendido, pero seguía perdido en aquellos pozos en las mejillas de su enamorado.

— ¿Yoon? —llamó, al verlo totalmente perdido en su cabeza.

— Lo siento —balbuceó, aclarando su garganta y comenzando a colorearse su cara en su característico carmesí—. ¿Pali-qué?

— Palinología, son estudios sobre polen y esporas. La próxima semana tengo un examen de clasificación y eso —explicó, comenzando a caminar. Sus mejillas se encontraban rojas y no quería que Min notara eso, la verdad es que jamás había visto a un hombre en tacones que pudiera verse tan atractivo como Yoongi, lo había dejado perplejo y había vuelto un loco a su débil corazón. Estaba muy nervioso.

sunflower love | namgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora