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La velocidad con la que palpitaba su corazón en su pecho era tanta que parecía que estaba tratando de destrozar sus costillas. Había estado mordiendo sus uñas de forma inconsciente sin parar debido a aquellos nervios que le rasgaban por dentro mientras su cabeza maquinaba mil escenarios cada uno con un peor final que el anterior. Cuando se imaginaba tratando de besar a Namjoon y este lo abofeteaba y se cambiaba de ciudad solo para no mirarlo, Jimin tomó asiento a su lado con su vaso rojo con algo altamente dulce pero desbordante de alcohol dentro.

— ¿Todo bien, Yoongi? —le preguntó, con su aliento embriagante de fresa y alcohol. Aún no estaba ebrio, pero su rostro estaba sonriente y sus orejas rosas. Había estado bebiendo desde unos minutos antes de que sus amigos llegaron.

Yoongi asintió levemente, pero lo delataba la forma en la que mordisqueaba sus uñas, levantando la piel de sus bordes.

— Intenta el plan de Jungkook, ¿qué puede salir mal? Quizá incluso sea una anécdota divertida para cuando se hagan novios —dijo Jimin entre risas, acariciando a su gato que acababa de subirse a su regazo—. No pienses tanto. Te haces mal.

Yoongi asintió, alejando su mano de sus labios y mirando al gato de Jimin que descansaba ahora plácidamente en sus piernas, mientras Jimin pasaba sus dedos por sus amarillentos pelos.

— ¿Dónde están Jin y Kook? —cuestionó Min, mirando a su amigo que acababa de terminarse su bebida de un solo trago, cerrando los ojos y apoyando su cabeza en el respaldar del sofá. Estaba siendo invadido por una felicidad absoluta que solo había conseguido en el alcohol hasta ahora, y quizá en las noches frías donde dormía acurrucado junto a su gato.

— Haciendo sándwiches, me dijeron —comentó, recostando su cabeza en el hombro de su amigo—. Pero les toma demasiado tiempo, para mí que ni siquiera consiguieron el pan.

Yoongi rio y acarició a Thor, pasando sus dedos por el lomo del pequeño felino que dormía con sus patitas en su cara.

— Si tienes un gato negro, deberías llamarlo Pantera Negra.

— Lo he pensado. Y uno blanco que se llame "Moon Knight" —Jimin rio, mirando a su animal.

Justo cuando Yoongi iba a abrir la boca para soltar algún otro chiste de superhéroes, el timbre resonó en el lugar. Fue entonces cuando la ansiedad empezó a carcomerlo de nuevo y sus uñas estaban siendo mordisqueadas sin parar.

Park se levantó, cargando a su gato como un bebé y abriendo la puerta a los recién llegados. El pobre Thor casi se le cae de los brazos cuando vio al atractivo hombre que usaba aquel largo abrigo café y tenía sus cabellos peinados con gelatina, dejando a un mechón rebelde caer en su rostro. Era sublime, encantador, lo era todo; la simetría en su rostro era desgarradoramente hermosa.

— ¡Hola! Soy Namjoon, el amigo de Yoongi —habló un chico moreno, interrumpiendo la vista de Jimin hacia el atractivo hombre con mocasines.

— Hola. Un placer —sonrió el de hebras naranjas, con sus mejillas encendidas en carmesí inevitablemente por la belleza de aquel hombre que le había robado un gran suspiro—. Pasen.

Los tres amigos entraron y caminaron al mueble donde Jimin los guiaba. Namjoon casi corrió donde Yoongi, quien se había levantado del mueble al verlo. Cariñosamente, Kim se abalanzó a sus brazos, atrapándolo con delicadeza y hundiendo el rostro del de hebras menta en su hombro.

— Hola, Joon —le susurró el mayor, con sus mejillas ardiendo.

— Hola, Yoon —respondió con alegría, separándose de aquel cálido abrazo.

Jimin pensaba en lo imbéciles que eran ambos chicos como para no darse cuenta del amor mutuo que florecía entre ellos.

Era simplemente obvio por la forma en la que les brillaban los ojos, como sus rostros se coloreaban a la vez, la forma en la que se hablaban... Era imposible no notarlo. Era algo que incluso le ablandaba el corazón a Park, sus manos se tocaban como si fueran de cristal y se miraban como si el mundo se hubiese detenido y solo fueran ellos.

sunflower love | namgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora