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El viaje en autobús se había sentido El viaje en autobús se había sentido extremadamente largo, pero Min no se sentía molesto debido a aquello, había disfrutado el paseo recostado en el hombro ajeno, escuchando música en audífonos compartidos. Había disfrutado de la embriagante cercanía ajena, aquella que olía a perfume suave y champú floral.

Al llegar y bajarse del vehículo en el que solo quedaban un par de personas debido a que estaban saliendo de la ciudad, ambos muchachos sintieron los rayos del sol encandilarlos, soltando sus calientes llamas primaverales sobre ellos, pero sin ser lo suficientemente ardientes para darles calor. Era un clima cálido y calmado, con una brisa fresca y un hermoso sol ocultándose.

Aquel sol naranja que se dormía con lentitud resplandecía sobre el campo tan precioso de girasoles que se postraba ante ellos, altos, amarillos y vivos. Las flores se mezclaban con el ocaso en una preciosa afinidad de tonos cálidos y daban un brillo mágico a la escena.

Yoongi abrió su boca en una gran "o", observando aquellas plantas crecer etéreas frente a él. Estaba encantado en el hechizante bochorno del atardecer mezclado con los pétalos color ocre.

— Esto es precioso, Nam —exclamó, sin poder dejar de mirar los girasoles que se alzaban ante él. Jamás había estado en un lugar así.

— Lo es —afirmó Kim, extendiendo su mano para tomar la ajena—. Viajé acá al comenzar la carrera, estábamos estudiando los girasoles —explicó, guiándolo entre las hojas verdosas—. Quería traerte desde hace tiempo, pero temía que no disfrutaras esto.

Sus manos entrelazadas mientras caminaban entre las hojas los hacían colorear sus mejillas como si estuvieran acalorados, avergonzados ante la preciosidad del momento y la manera en la que latía sus corazones ante aquel momento especial de cercanía.

Cuando llegaron a un punto en especial, podía verse el resplandeciente sol esconderse perfectamente tres unas montañas, mientras se encontraban rodeados de las flores que lo miraban emocionadas. Ambos se recostaron en el pasto que recién florecía precioso en un tono lima.

Allí, tumbados en la grama que los abrazaba con sus hojas bien cuidadas, el momento se sentía sumamente íntimo y especial. Si los insectos y la brisa que bailaba entre las ramas de los árboles se mantenían callados, podía percibirse el sonido de sus corazones latiendo al unísono, enamorados en sus pechos.

El de hebras color menta volteó a ver al muchacho y lo encontró con ojos brillantes ante la caída del sol, que lo hacía agraciadamente con una lentitud preciosa. El reflejo de que astro celeste que descendía en sus ojos lo hacía lucir irreal, como un ángel resplandeciente bajo el fulgor del crepúsculo.

Lejanamente llegó a Min el pensamiento de que Namjoon era como los girasoles. Su amado se parecía a aquellas altas flores con su encanto único y su belleza pura. Podía ver reflejado en él la vitalidad y alegría que transmitía los pétalos jaldes mientras perseguían al astro en el cielo que se escondía. Podía ver a aquel joven brillar de forma especial bajo el sol, con su piel tostada luciendo deslumbrante bajo las capas de calor que irradiaban del cielo; sus ojos brillantes bajo aquella cegadora luz; la forma en la que sus labios se curvaban inconscientemente en una sonrisa serena que marcaba sus radiantes hoyuelos como un regalo de los Dioses para agregar un detalle cautivador en él.

Quizás Namjoon no era el girasol, para Yoongi él era el sol. Era aquel astro centelleante a millones de kilómetros, que alumbraba desde el firmamento. Y esto no era solo debido a su fervor o vigor prominentes, a su intensidad de brillo que reflejaba la pureza y energía. Era debido a que Min era el girasol que no podía parar de mirarlo. No importaba si pasaban años, siglos, milenios, sus ojos permanecían fascinados ante la imagen de aquel hombre tan atractivo.

sunflower love | namgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora