Sonrisa, Música, Enid

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Merlina POV

Otra vez esa sensación incómoda en mi estómago, siempre inicia cuando comienzo a escuchar la música que reproduce Enid. No necesito moverme para saber que está bailando, y últimamente dejó de escribir para mirarla de reojo.

Se mueve de un lado a otro, sonriendo mientras gira. Sé muy bien que está feliz, así es como lo demuestra.

He notado muchas más cosas de las que me gustaría saber de ella desde el asunto de Tyler. Con Enid es distinto, nos acercamos más, el contacto físico sigue mínimo, pero mis ojos y mi mente se dedican a ella cada vez que baila, sonríe cuando habla o cuando me mira. No me había dado cuenta, no hasta que Eugene me mencionó que mi cara se relajó y sonreí un poco al ver a Enid tan cercana a mí o haciendo una actividad.

Instintivamente, pensé en mis padres, no tenía idea del porqué, solo fue un instante, y fue cuando Enid me ofreció un chocolate. Cuando lo tomé y comí pareció más dulce que otros chocolates que comí en algún momento, incluso se lo comenté y se sonrojó un poco.

No lo entendí, pero mi mirada no se despegaba de ella pese a mi incredulidad. Creo que estoy enferma y espero que sea grave, me gustaría sentir un poco de dolor, pero si no lo es, me gustaría saber qué me ocurre.

Enid POV

La tarde está muy linda, más cuando estás con la persona que quieres, pero sería aún más hermosa si ese amor que sientes es correspondido, pero no importa cuánto lo intente, o las palabras que diga, ella simplemente no lo entiende.

Y yo lo comprendo bien. Ella no está acostumbrada a este tipo de cosas, ella misma me lo comento y me explico lo extraño que es mirar a alguien enamorado.

—Tal vez, aún no te encuentras con tu alma gemela —quise retractarme de inmediato al ver el rostro sombrío de mi compañera de cuarto, pese a esa oscuridad que siempre traía encima de ella había algo más, un pequeño sonrojo y una mirada fija en mí.

No fue hasta minutos después que giró el rostro avergonzada y entró de nuevo a la habitación que algo se produjo en mi interior. Algo que ni siquiera en la fugaz relación con Ajax sentí. Merlina, pese a todo, entró hondo en mi corazón.

Antes de conocer a Merlina bailaba día si y día no, pero después de conocer mis sentimientos hacia ella y darme cuenta de que me miraba de reojo, en ocasiones solía hacerlo más a menudo. Su hora de escritura se vio interrumpida por mi baile y nuevamente me está mirando, sonrió un poco al verme, eso me hace muy feliz, quizás no estoy imaginando cosas.

Quizás si soy correspondida.

Pero de un momento a otro, su rostro cambió a una mueca, era una mezcla de pánico y desconcierto. No sabía a qué se debía. Me asuste, quizás se dio cuenta de mis sentimientos. Dios, por favor, no dejes que se aleje de mí.

Y tal parece que mi súplica fue en vano, ella se levantó de golpe, tomó su abrigo y salió corriendo de la habitación con el rostro sonrojado.

— Merlina —susurre con pecho comprimido por la angustia y salí tras de ella, esperando poder alcanzarla.

Dulce & AmargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora