Sentimientos Confusos

1.7K 108 8
                                    

Nota: desde acá no se verán POV.


Merlina no entendía por qué estaba corriendo por la academia, si comprendía que no quería dejar de ver a Enid y eso le asqueó a más no poder. Se preguntó qué pensaría la rubia de ella si la descubriera, mirándola tan fijamente mientras estaba en su momento de felicidad.

No quiso interrumpirla, tampoco quiso asustarla, pero no sabía ni por asomo porque tenía tantas ganas de besarla. La única vez que beso fue a Tyler, y lo hizo por su investigación, quizá fue una atracción fugaz, tan mínima que jamás le presto atención que el muchacho quiso en su momento, solo quería saber la verdad detrás de tantas muertes. Pero en aquel momento, no estaba investigando nada, no se encontraba aburrida, incluso podría decir que se divertía en Nunca Más, junto a Enid, Eugene y el resto de sus amigos.

Esperaba no haber asustado a Enid, y suspiró con frustración, porque tenía que pensar en ella en un momento como ese, se encaminó hacia el único lugar donde quizás tendría paz y no sería encontrada tan fácilmente, el estudio de Xavier.

Pero fue un error. Oh, claro que lo fue.

Desde fuera todo parecía normal, estaba oscuro lo suficiente como para que las personas no distinguieran que alguien estuviese dentro, incluso la mínima luz que desprendía de los celulares pasaba desapercibida. No fue hasta que entró que se percató de su error. Colocó un rostro de hastío y molestia, porque tenía que haber encontrado justo a ellos dos en ese lugar.

Xavier claramente podía estar allí, pero ¿Bianca?, ¿por qué justamente, esa noche, tenían que ser tan cariñosos dándose allí muestras de amor?

La posición en la que ambos se encontraban era más que comprometedora a su parecer, Bianca estaba sentada sobre la mesa y Xavier está de pie mientras apoyaba sus manos sobre la mesa, quedando entre las piernas de Bianca mientras se besaban, por lo menos debía agradecer que estuviesen vestidos de lo contrario creía que los mataría de solo verlos.

No fue hasta que intentó salir del estudio que ambos se dieron cuenta de su presencia. —¿Merlina?

— Carajo —susurro con malestar.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó Xavier apartándose un poco de Bianca. Ambos la miraban con sorpresa y algo avergonzados

— Solo caminaba, y quise mirar un poco a escondidas las nuevas pinturas de Xavier —las palabras de la pelinegra eran mitad verdad, mitad mentira.

Aún tenía el pomo de la puerta bien agarrado, quería salir de ese lugar lo más pronto posible, tal vez iría a ver las abejas para tranquilizarse un poco, o iría al bosque, con un poco de suerte llegaría otro Hyde y la destrozaría.

— ¿Segura que te sientes bien?, estás más rara que de costumbre, Merlina. Usualmente, no nos darías explicaciones y solo te irías. ¿Qué sucede? —la pregunta de Bianca mostraba una clara y genuina preocupación, Merlina aún les daba la espalda, no querían que la vieran con su mente hecha un desastre.

—Todo está bien —contestó secamente.

— Estás evadiendo mi pregunta, y míranos no estamos desnudos —la voz de Bianca era más dura que antes, estaba molesta porque la habían interrumpido, pero al mismo tiempo, irritada porque parecía que la pelinegra frente a ella volvía a tener un bloque de hielo sobre ella.

Merlina se giró con clara molestia hacia sus amigos, pero había algo que ignoraba en su propia persona, sus ojos estaban cristalinos, como si estuviese a punto de llorar, ninguno de los dos chicos quiso decir algo, estaban mudos, sorprendidos ante la versión de Merlina que tenían frente a ellos.

—¿Qué? —ambos se quedaron mirándola boquiabiertos, pensó que algo tenía en el rostro y se lo toco. Los miró con el ceño fruncido esperando que se explicaran sobre su repentino cambio.

— No, no es nada —reparó Xavier mientras se aclaraba la garganta— ¿Hay algo que te molesta?

— ¿Por qué lo dices?

— Bueno —Xavier movió sus manos por unos segundos buscando las palabras correctas— pareces un poco menos muerta que de costumbre, estás un poco molesta, algo confundida. Si hay algo puedes decírnoslo, pero si te sientes más cómoda puedes hablarlo con Enid.

— ¡No, Enid, No! —incluso Merlina se sorprendió ante la rapidez con la que contestó al escuchar el nombre de Enid.

— ¿Se han peleado y por eso saliste de tu habitación?

— No —esta vez su respuesta fue más suave, recordando cómo había salido de la habitación tan rápido que no recordaba muy bien cómo fue el rostro de Enid al verla salir. Y allí estaba otra vez, ese sentimiento molesto en su estómago, el pensar en Enid parecía que la colocaba enferma.

Ambos muchachos frente a ella se sorprendieron, no habían esperado una respuesta tan contundente, es más, no había esperado el pequeño sonrojo que apareció en su pálido rostro. 

Dulce & AmargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora