Dulce & Amargo

El Consejo

Estuvo de pie por varios segundos, dudosa de sentarse al lado de Bianca y Xavier, estaba atrapada entre ambos, y lo sintió aún más cuando se sentó, no le gustaba que la encierren de esa manera. No quería hablar, no quería que ellos hablaran, pero Xavier lo hizo de igual manera.

— Hay cosas que hay que dejar en claro, sé que no te gusta este tipo de temas, pero Merlina, tienes que esclarecer tus sentimientos.

— No sé de qué hablas —se puso a la defensiva y con los brazos cruzados.

— No vengas con eso, todas las preguntas que hice fueron relacionadas a las reacciones que he visto de ti con relación a Enid.

— No me siento cómoda con esto, me voy —se levantó de la silla dispuesta a irse, pero no dio más que un paso cuando la mano de Bianca agarró su brazo.

— Es necesario que hables sobre esto o explotaras en el peor momento, también tienes que pensar en Enid, ¿qué pasaría si ella se ilusiona contigo y tú sin saber nada de esto le rompes el corazón?

Esa pregunta dejó sin habla a Merlina, no había reflexionado en eso, pero tampoco había pensado que ella pudo haberle dado alguna señal de interés a Enid, ahora se sentía mal, no quería dañarla. Se sentó una vez más, suspiró larga y pesadamente, sacando todo el orgullo acumulado durante esos minutos.

— Bien —sonrieron ambos abiertamente

— Merlina, ¿que sientes por Enid?

— No sé a qué conclusiones quieren llegar, pero está bien. Me siento muy cómoda con ella, ya no me produce la misma jaqueca el ver su lado de la habitación, me he acostumbrado a su música y verla bailar, sonríe cuando lo hace ¿Saben?, sale conmigo al balcón cuando toco mi Cello, me mira tocar, sus ojos brillan cuando lo hace, se concentra y parece gustarle. Es atenta y yo lo soy con ella. —mientras más hablaba más se daba cuenta de lo que Bianca y Xavier decían, ella tenía sentimientos hacia Enid, no era una enfermedad o un parásito que le carcomía las entrañas, eran sus emociones hablando. Creyó, siempre lo hizo hasta ese momento, que el amor no era para ella, lo repitió tantas veces, hasta a sus padres, hasta creérselo.

— Te has fijado en más cosas de las que imaginé —reconoció Bianca con sorpresa, no quería molestar a Merlina, ya que se veía muy avergonzada.

— Yo quiero decirte algo —dijo Xavier— dime, ¿qué pasaría por tu mente si alguien más llega a la vida de Enid y la trata de conquistar?

— Lo asesinaría sin dudar —su tono frío los hizo estremecer, pero no dudo de sus palabras y los chicos tampoco.

— Antes que digas cualquier cosa tienes que poner en orden tus sentimientos. Es claro que te gusta Enid, pero tienes que hablar con ella antes de que se aburra de esperarte o que le rompas el corazón.

— No sé cómo hacer eso, jamás he estado en esta posición antes, no sabría siquiera qué decirle, es muy confuso. —maldijo mentalmente, siempre rehuyó de sus sentimientos, y le parecía asqueroso de tan solo verlo de sus padres. Pero si los quitaba a ambos y en su lugar estaba Enid y ella no se sentía asqueroso, sino algo que le gustaría seguir haciendo por la eternidad.

— Piensa en que es ella para ti, cómo te sientes con ella, si la quieres abrazar, besar, hacerla tuya, hacerla feliz.

— Sí, creo que eso quiero, necesito caminar, es mejor que me vaya de regreso al dormitorio, me fui de allí sin decir nada —esta vez se levantó con suavidad, miró a ambos chicos y se despidió, no les daría las gracias hasta que ella resolviera todo, y ellos tampoco lo esperaron.