¿Quisieras...?

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El frío aire de las noches de otoño llegó hasta su rostro como un latigazo. Comenzaba a sentir frío en su rostro caliente. Todo lo ocurrido en los últimos minutos comenzaba a estar más claro gracias a las olas de frío que producían los árboles en el regreso a su dormitorio. No sabía qué le diría a Enid, así que disminuyó su andar. Se tomó su tiempo para repasar las palabras de Bianca y Xavier, y de los acontecimientos de los últimos meses. Su comportamiento hacia Enid era claro, le gustaba ver como bailaba, sonreía y que la mirara con tanta atención que sus ojos brillarán, había tantas cosas que le gustaba de Enid que no terminaría de contar en toda la noche.

Por un segundo se identificó con su padre, tan amoroso y atento con su madre y deseo hacer lo mismo por Enid. Estar juntas siempre parecía un buen plan, al menos para ella. Miró el cielo estrellado, suspiro, dejando salir poco de vapor de su boca debido al frío, ¿qué le diría al regresar a su dormitorio? Se maldijo por lo bajo, no sabía ni cómo iniciar la conversación, ni que le diría para que Enid acepte salir con ella.

No se movió por un largo rato, y podía sentir cómo el frío calaba en sus huesos, no le importo en absoluto, le gustaba de hecho, pero aun así un escalofrío recorrió su cuerpo en cuanto escuchó su nombre a su costado.

Enid tenía el rostro sonrojado, agitada y preocupada— Al fin te encuentro. Me asuste al verte salir tan apresurada —termino de decir con un suspiro para calmar su respiración.

— Necesitaba aire y caminar —le dijo Merlina mientras se acercaba. Sentía sus manos sudar, casi escuchaba su corazón en sus oídos, ahora consciente de sus sentimientos por Enid. Maldijo en su interior, ahora tenía una debilidad, y tenía nombre y apellido. Pero no dejaría que nada le pasara, o muchos morirían en el proceso.

— ¿Regresamos al dormitorio? Hay algo de lo que quiero hablarte —no dudaría más, la voz de Merlina parecía muy segura.

— Seguro —contestó la mujer loba con un pequeño temblor en su voz. Se preguntaba qué era aquello tan importante que traía Merlina en su cabeza. Comenzó a preocuparse, pero algo muy en el fondo se sentía segura. Era una mezcla de sentimientos bastante incomprensible.

Caminaron en silencio el resto del camino, las manos de Merlina comenzaron a temblar por los nervios, era una nueva sensación que la tomó desprevenida. En cuanto entraron a la habitación, Merlina no supo qué decir, pero Enid tomó la valentía y se le acercó para tranquilizarla.

— Sea lo que sea que tengas que decir, puedes contármelo, estaré aquí para ti.

Merlina asintió sin dar muestra alguna de emoción en su rostro. Volvía a estar en conflicto interno— Hay algo que debes saber —decidió hablar al fin— en los últimos meses me he visto envuelta en un nuevo conocimiento de mí misma, no lo había pensado, no hasta hoy cuando te veía bailar —su voz sonaba grave tanta que la mirada seria de Enid solo asentía sin decir palabra.

Ambas estaban nerviosas, ansiosas por lo que diría la otra. Se miraban fijamente a los ojos, por lo que Enid no se percató de los temblores en las manos de Merlina.

— Cuando salí de la habitación fui directo al estudio de Xavier, pensé que estaría sola, pero me encontré con él y Bianca, ambos me ayudaron a entender mi situación. —Era muy notorio para Merlina que Enid comenzaba a respirar más rápido y entrecortado. Se acercó a Enid y con sus manos temblorosas pese a su rostro serio, tomó las manos de la rubia. Fue en ese momento que Enid se percató de los sentimientos de Merlina, sonrió feliz y con los ojos brillantes al escuchar a Merlina — ¿quisieras ser mi novia?

La única respuesta de Enid fue abalanzarse y besar a Merlina en los labios, luego de unos momentos se separó y le sonrió — Claro que sí.

Ambas sonrieron antes de volver a abrazarse y besarse una vez más sellando su reciente noviazgo.

*_*

Al día siguiente, durante la hora del almuerzo, Merlina buscaba con la vista a su novia, se la encontró con Yoko, sonreído mientras hablaban animadamente. Se acercó con seguridad y se sentó a su lado derecho, frente a ella estaba Xavier y a su otro costado estaba Bianca, se giró hacia la sirena y le dijo—seguí tu consejo —dudo y con mucha fuerza de voluntad le dijo— gracias.

Bianca se levantó con brusquedad como si se hubiese sentado en hierro caliente, y miró con ojos desorbitados a Merlina — ¿Me acabas de agradecer? —la psíquica la miraba con el ceño fruncido.

— Sí —dijo con sinceridad y todos a su alrededor la miraron con cautela e incluso con un poco de temor. La única que sonreía era Enid que se inclinó a su novia y le beso la comisura de los labios, y un susurro en el oído. Eso solo provocó más revuelo del necesario. Se necesitó de la directora Weems, más las amenazas  de Merlina para qué se quedarán en silencio. Les pareció impresionante a ambas, la cantidad de preguntas, pagos de apuestas, de risas divertidas e incluso de las felicitaciones de parte de sus más cercanos y los hermanos de Enid.

Nada de eso le importaba a Merlina, pero valió la pena el tener que soportarlo. Ver a su amada Enid tan feliz, era algo que podría volver a hacer las veces que sea necesario. Se estaba haciendo adicta a la dulce lobo que tenía a su lado, sujetando su mano y besándole los labios a cada tanto. 




Dulce & AmargoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora