Zān XX

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Daemon había estado de bar en bar, de callejón frío a callejón frío y de un vaso al otro.

Probablemente había golpeado a más personas de las que podía recordar y había bebido mas vino del que había en un solo bar.

Sabía que el no fue un santo durante su vida, pero el karma estaba sobrepasandose, de verdad lo estaba destruyendo, le había quitado más de lo que podía imaginar y lo hacía sufrir más que a cualquier otra persona.

En menos de 3 días perdió un hermano y dos hijos, ¿Cómo los dioses permiten algo así? Tal vez lo merecía, pero el karma no debía quitarle la vida a ninguno de los tres, pues todos eran buenas personas y si el karma quería castigarlo debía ser con el, no con su familia.

Daemon le daba vueltas y vueltas a Zachary, no podía dejar de pensar en el, pues no lo vio de niño, no lo conoció cuando era un bebé y cuando empezaban a formar una relación, la vida se lo arrebataba.

¿Por qué el debía sufrir? Sabía que había matado, lastimado y mutilado a mucha gente, pero tambien a mucha que lo merecía.

Había pocas veces en las que había llorado tanto y de tal manera, cuando su primer dragón murió, cuando Laena murio y cuando se enteró que tenía un hijo de nombre Zachary ya adolescente.

Jamás olvidaría ese día, Laena se lo contó, estuvo tan furioso que desapareció y ella quedó totalmente sola mientras el lloraba y bebia por todos lados.

Había matado a Rhea para poder casarse con quién quisiera y resultaba que ella dio a luz a su primer hijo... Quiso buscarlo, hablarle, conocerlo. Pero no pudo, Viserys le dijo que no podía acercarse a Kings Landing y por mucho que quería conocerlo, debía estar también para sus hijas.

Luego se enteró que tenía 5 dragones a su cargo y no pudo estar más orgulloso, tenía un hijo que montaba uno de los dragones más grandes vivo y tenía a otros 4 que le seguían. Pero el no era parte de ello.

La primera vez que lo vio fue de lejos y sin que él supiera que lo estaba viendo. Se coló a Kings Landing solo para verlo, pero no pudo hablarle.

Luego lo vio en el funeral de Laena y el era una asquerosa mezcla de sentimientos. Triste por Laena y sus hijas, pero feliz de que Zachary estuviera ahí, cerca suyo. Lamentablemente lo ignoró con facilidad.

Recordaba verlo tener una relación con Viserys como si fueran padre e hijo y estuvo celoso, quería matar a  su hermano por tomar su lugar con Zachary.

Ese mismo día Rhaenyra y el volvieron a amarse y su hijo recibió una enorme cortada en su rostro.
Nunca estuvo tan asustado como cuando lo vió caer al suelo y tampoco había estado tan orgulloso en su vida luego de verlo pararse con una herida enorme y proteger a los hijos de Rhaenyra.

Recordaba como se sentía a la perfección, pero esas veces no eran las primeras veces que tenía sentimientos así, pero el vacío que sentía ahora, nunca lo sintió.

El miedo, odio, tristeza y desesperanza no lo había sentido nunca como lo hacía ahora.

No había logrado pasar en esos días más de una hora sin ponerse a llorar como un bebé.

La gente lo miraba raro, pues era el príncipe Daemon, el canalla, pero iba llorando por las calles. Algunos podían entenderlo, pues se sabía que Zachary Targaryen había muerto y ver a su padre en ese estado era una sorpresa, pues la gente decía que el hombre no amaba a su primer hijo.

Que equivocados estaban, Daemon amaba a su hijo como si fuera lo único que tuvo, lo único que tendrá y lo único que tiene.

Por eso tenía todo el derecho a llorarle a cada maldito segundo, Zachary era una mejor versión de lo que el siempre sería y saber que no estaría para hacerlo mejor hombre lo destruía, pues su mayor deseo, era morir de viejo junto a su hijo, Zachary.

Ahora solo queria morir y ver de nuevo a su hijo, verlo y poder abrazarlo como nunca lo hizo.

Decirle que era su mayor orgullo y que lo amaba. Que si hubiera podido hubiera dado su vida 30 veces para que el viviera.

Jamás podría recuperarse, un padre o una madre siempre dirá que ama a sus hijos por igual, pero no es cierto, no hay amor más grande que el de tu primer hijo.

El puede ser la mayor basura que existe, pero siempre será tu debilidad, siempre será el hijo por el que darías todo y aún más.

Y eso Daemon lo sabía, Zachary era su hijo y lo amaba más que a nada, pero el no quería seguir viviendo en un mundo donde su hijo se fue antes que el.

El no podía seguir viviendo en un mundo así, por lo que deseaba morir más que nada. Excepto más que venganza.

Quería morir, pero sabiendo que tomo venganza por su hijo, sabiendo que llegara a ver a su hijo con sus manos manchadas en la sangre de su asesino.

En un momento de lucidez, a pesar de todo lo que había bebido, Daemon miro al cielo y pronuncio.

- Zachary Targaryen tendrá sangre.- Su voz fue rasposa y tosca por su garganta destrozada por el licor y los gritos que había lanzado antes.- Tendré la cabeza de Aemond Targaryen en nombre de mí hijo, aunque sea lo último que haga.- Daemon no mentía, a pesar de tener más alcohol de lo recomendable, no olvidaría lo que decía.- Fuego y Sangre... Aemond tendrá las dos...

D Y N A S T Y (Lucerys Velaryon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora