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Cuando SeokJin entró a la habitación Jungkook, estaba casi colgando de esa gran ventana.

Su espíritu salió y entró de su cuerpo, esto no podía suceder justamente cuando llegaba a él. Aunque, en ese punto, ¿Qué tanto podía esperar de las bienvenidas en esa clínica?

—¡No puede ser! ¡Llamen a los bomberos! ¡Llamen a la policía! ¡Una ambulancia! ¡Jungkook, no lo hagas!

Jungkook se sobresaltó al escuchar los gritos de aquella voz desconocida, dando un paso atrás en el delgado borde de la ventana desde donde se encontraba observando conmovidamente un nido de pájaros desde hacía unos minutos.

—¿Hacer que?

—¡No te lances, por favor! Tu vida vale más —Chilló SeokJin sosteniendolo por la cintura, asegurándose de que estuviese estable y no pudiese saltar, de ser el caso.

—¿Tu que sabes cuanto vale mi vida? —Preguntó con una pequeña risa sarcástica.

—Bueno, al menos Namjoon ha puesto unos buenos millones en ella. Escuche de forma extraoficial que te compro un xbox ¿Dónde está?

—En su oficina, no creo que me lo entregue ahora que Jimin fue de bocon a decirle que paso demasiado tiempo en el celular —Bufo recordándolo. Ese traidor.

—Es bueno ser un adicto. No dejes que te avergüence por eso, cariño, yo te apoyo

—Usted es el hombre que me acosa en Internet. Si no me suelta voy a llamar a seguridad. ¡Yah! No me voy a lanzar del edificio, si quisiera ya lo habría hecho pero no quiero.

SeokJin no se movió un centímetro. El menor no tuvo de otra que suspirar y bajar del borde de la ventana para finalmente alejarse de él.

—Quiero empezar de cero contigo y te traje danpatbbang. Namjoon me dijo que amas la azúcar procesada —Jungkook no pudo esconder su interés en la caja que tenía entre manos el mayor, provocandole una sonrisa socarrona en el rostro bonito de SeokJin —Entonces... ¿amigos?

—Usted apareció de la nada, no me consta su cercanía con mi Doctor y solo porque me de dulces no seré su amigo, no soy un niño. Tengo 24 años.

—Uy todo un adulto mayor —Se burló divertido lanzándo la caja de postres que Jungkook atrapó en un reflejo involuntario —Mocoso come esto, no me des más patadas y buscaré ese xbox, no puedo creer que te regalara uno antes que a mi.

—No prometo nada —Advirtió con seriedad pero sin negarse totalmente, SeokJin consideraba eso un éxito. El menor abrazó la caja a su pecho haciéndose con los dulces sin perder un segundo.

—¿Porqué viniste sin avisar? —Lo esperaba Namjoon de brazos cruzados en la puerta, SeokJin estaba teniendo un gran recibimiento el día de hoy.

—¡Hola! Mi íntimo amigo Kim Namjoon, hoy he tenido un día maravilloso ¿Que tal el tuyo? Conocí a tu mini yo y es una dulzura

Aún con la boca llena, Jungkook hizo una mueca incrédula al escuchar tal cosa y sumarlo al semi abrazo de SeokJin. Namjoon lo miró con tal ternura.

—Si, es una dulzura. —Jungkook se tiño de rojo y trago todo de golpe solo para sonreírle.

—Lo sé, ya le caigo bien ¿Verdad, Jungkook? —Jungkook asintió con inseguridad siendo apretado por SeokJin —Un buen chico, lo voy a consentir tanto que le caeré mejor que tú

Namjoon apretó la mandíbula

—Estamos ocupados, deberías irte a trabajar, si quieres servir de algo.

—Pero la hora de visitas aún no termina y apuesto que Jungkook quiere que me quede ¿No es cierto? —Jungkook miró a su doctor y luego al Señor te voy a conseguir el xbox Kim y asintió de nuevo con los carrillos llenos.

Hemoglobina [namkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora