Todo pasa

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Jungkook aún podía sentir la debilidad en su cuerpo, pero la adrenalina de salir de esas cuatro paredes que habían sido su cárcel, lo mantenía de pie casi vibrando con anticipación y ansiedad, de la buena. No había salido de la clínica pero ya se sentía como una persona diferente. Le gustaba la ropa que SeokJin le trajo, aunque no la compro él, ya no era insulsa ropa de hospital. Tomo un baño largo y se perfumo, ya no olía como ellos.

Todo estaba listo, se despidió de las enfermeras que lo trataron tan bien... cuando les pagaron. Se despidió de la gran ventana por la que veía el amanecer que le daba ganas de vivir cada mañana. Se despidió de las paredes que lo vieron llorar cada noche por 12 años y les pidió que guarden el secreto. No había nada que lo atara ahí.

Observó a la gente caminando en los pasillos por una rendija entra la cortina y el pared de cristal. Todos parecían tan tranquilos con ese estilo de vida. Sentía... nostalgia.

Su corazón hizo volteretas en su pecho cuando diviso a Namjoon acercándose y con una gran sonrisa casi salto de emoción cuando entro. Su bata no estaba. El kimono era plano y rojo. Como la venganza. Si su doctor no era un dramático.

-¿Estás listo, bebé? Jin y Jimin ya están esperándonos afuera, Jung dice que no hay nadie de MinJae en los pasillos y- ¿ocurre algo?

Los ojos de Jungkook brillaban con lagrimas. Prácticamente se lanzó a sus brazos con la sensación que le provocaba en el estómago creciendo. El amor.

-Quiero besarte tanto que duele

Namjoon abrazo más fuerte su cintura, cada vez, como si juntara sus partes rotas. Incluso si el mundo era igual que Red River. Mientras estén así ¿Que tan malo podría ser?

-Vamos a tener que resolverlo pronto porque no puedo permitir que nada te duela

Jungkook se alejó con una sonrisa imborrable en este punto. Namjoon apretó su mano y beso sus nudillos antes de ponerlo tras él y abrir la puerta.

Los pasillos estaban vigilados por su equipo, el tramo más difícil era salir de cuidados intensivos, donde nadie dormía.

Jungkook seguía sus pasos detrás con la pesada gorra en su frente, apenas veía sus propios pasos. La tensión creía dentro de él mientras atravesaban UCI y luego hospitalizados y para cuando llegaron a la residencia y se metieron en las escaleras de incendio, que los llevó al almacén con la salida al estacionamiento, sus latidos calmaron.

Ninguna sensación se podía comparar a la de libertad cuando Taehyung les abrió la puerta del almacén y lo golpeó el frío aire de madrugada en pleno otoño. No sabía que era otoño. Casi se ahogaba en la brisa demasiado fresca, el olor de la calle y el espectáculo de luces nocturnas de los faroles.

Namjoon tiró de su mano y lo metió en los asientos de atrás de la camioneta. Jimin y SeokJin murmuraba cosas inteligibles, todos absortos en pasar la barrera de seguridad. En la entrada Hyejin, una de sus enfermeras, se alzaba con un par de guardias, comprados también. Todo se trataba de palancas, de conexiones, de negocios.

Jungkook solo pudo soltar el aire cuando salieron del complejo clínico y pudo ver el edificio empezar a alejarse de él como un mal sueño al despertar.

Jungkook creyó que jamás saldría de ahí con vida, aunque lo deseaba con todas sus fuerzas, no creyó que realmente pasaría. Era demasiado bueno para ser real. ¿Que tal si despertaba? Estaba sollozando cuando Namjoon lo pego a su pecho.

-Shh ¿Ves? Todo pasa, ya pasó

Namjoon también miró atrás. Cuando la mañana llegara, y Min Yoongi y Kim MinJae llegarán a la clínica, cuando los rumores se esparzan como la pólvora. Entonces Red River empezaría a arder como Troya ardió. Y estaba tan feliz de no estar ahí para presenciarlo.

Hemoglobina [namkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora