FOUR.2

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HOSEOK


— Hobi por favor. Abre la puerta, sé que estás ahí... La señorita Hayun, dijo que ella misma te había indicado, donde encontrar los baños...hubo un suspiro frustrado del otro lado, acompañado de un pequeño golpe en la puerta, que me hizo temblar y sollozar, abrazando con más fuerzas mis piernas.

El pobre Jimin, llevaba un poco más de quince minutos, tocando la puerta y pidiéndome, que le abriera. Pero no me sentía capaz de enfrentarme a nadie. Y mucho menos, quería que me vieran en este estado. Débil y completamente rompible.

Sin mencionar, que sabía que Jimin haría preguntas. Preguntas, a las que no le tenía ninguna respuesta. ¿Porque que se suponía, que debía decirse? Jimin. ¡Imagínate! ¡Folle con el esposo de mi hermana! Si seguro como el infierno, que eso no pasaría. Seria vergonzoso y repudiante.

Un nuevo golpe en la puerta, me hace temblar con más fuerza. El suave suspiro de Jimin, escuchándose perfectamente, cuando murmura.

— Por lo menos, dime si te encuentras bien Hobi.

Entonces me derrumbe.

Las simples palabras, fueron suficientes, para que me rompiera nuevamente. Para que el poco control, que había obtenido, después de quien sabe cuánto tiempo, llorando en la seguridad, que había encontrado en este baño, se fuera por el caño. Me sentía solo y apunto, de que me diera un paro cardiaco, si mi corazón seguía bombeando salvajemente. Pero me encontraba, entre la espada y pared. Por un lado, quería abrir la puerta y que Jimin me diera consuelo. Pero por el otro, estaba asustado y nervioso, de solo pensar en las preguntas, que estaba seguro Jimin haría. No sabía cómo hacer esto. Él nunca había sido muy comunicativo, de los sentimientos negativos, que le causaban malestar. Prefiriendo siempre ahogarse solo, en lugar de alzar la mano, para que lo sacasen del agua. Ese era Hoseok. Terco como decía su amiga Jennie y siempre queriendo mostrarse fuerte e imperturbable frente a los demás.

Pero hoy. Solo por hoy, quería llorar tranquilo y poder expresar mis sentimientos. Poder ser abierto, y no dejarme consumir por dentro. Había tomado una decisión.

Luciendo lamentable y con los ojos inyectados en sangre. Me deslizo a un lado, manteniéndome sentado en la fría baldosa de baño. Estiro mi brazo, en un movimiento incómodo y casi imposible, quitándole el seguro a la puerta. Instantemente, Jimin entrar con pasos lentos y cuidadosos. Se detiene y sus ojos me enfocan. El deja escapar un pequeño suspiro y se tira a mi lado en silencio. Dándome espacio, pero sin dejarme solo. Después de un par segundos, dice.

— Hobi... ¿Qué paso allá dentro? ¿Porque enfureciste de esa manera?

Apreté mis labios. Más lagrimas rodaron por mis mejillas, mientras me aferraba a mis rodillas, abrazándome a mí mismo y sintiéndome como la mierda. Joder odiaba esto. Odiaba lo tembloso e inseguro que me sentía.

La mirada de Jimin era expectante, esperando que dijera algo, que explicara mi comportamiento. Su ceño fruncido y sus ojos preocupados, mirándome con cautela. Pero por más, que intentaba formular palabra alguna, era como si tuviera un nudo apretado en la garganta, que no le dejaba hablar. Entonces, decidió que debía seguir la técnica, que Jennie le había enseñado, para calmar sus nervios y no entrar en un ataque de pánico. Su mente reproduciendo la suave y cálida voz de su mejor amiga. Debes cerrar los ojos Hobi. Si, así. Lo estás haciendo bien... Ahora. Debes inhalar y exhalar... Así es Hobi. Lo estás haciendo increíble.

Respiro nuevamente, siguiendo la voz en mi cabeza. Y por unos segundos, me concentro solo en eso. Respirar. Inhalar y exhalar. Respirar. Inhalar y exhalar. Respirar. Inhalar y exhalar. Entonces después de unos segundos, levanto mi rostro, de mis débiles rodillas y me pasó una mano temblorosa por la cara, en un vano intento por apartar las lágrimas. Mi voz rota y llena de dolor, cuando reúno todo el valor que puedo, para murmurar.

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