Capitulo 1.

6.1K 427 70
                                    

Esta era la tercera pelea en menos de 24 horas, es que el matrimonio entre Borja y Lana estaba decayendo tan rápido como se había formado.

Los niños no tienen la culpa de los problemas de los adultos, por eso Borja trataba siempre de que Luna no saliera mal parada de todo esto. No era como si el amor se hubiese esfumado entre Borja y Lana, se querían, se querían mucho, pero ya no era lo mismo que antes, ¿antes de que? Pues antes del nacimiento de Luna, no es que le estuviera echando la culpa a su hija por el distanciamiento de su esposa y la indiferencia de esta misma para con él. Pero la verdad era que Lana había dejado de ser esposa para ser madre al cien por ciento, no es que Borja fuera del tipo de hombres que pensaran que el sexo es lo principal en una relación amorosa, pero si era necesario, era otro tipo de comunicación entre dos personas, y mucho más importante, dos personas que se quieren.

El sexo poco a poco había quedado en segundo plano en los primeros meses de vida de Luna, Borja entendía perfectamente que la niña necesitaba toda la atención de sus padres. Pero ya la niña tenía 4 años y medio y nada había cambiado entre él y Lana, al contrario, Lana había perdido el interés, su vida como mujer estaba completa, había encontrado la felicidad en esa pequeña niña de ojos miel y pelo cobrizo y con eso le bastaba, Luzu ahora solo era uno más en el panorama de su vida cotidiana, el hombre que traía el dinero, mantenía el orden y la disciplina, excelente padre, excelente jefe y dueño de una empresa reconocida tanto nacional como internacionalmente, pero como esposo, como amante, como el amor de tu vida, era tibio, no alcanzaba a ser frio, pero ya no era caliente. El único contacto físico que se proporcionaban era un miserable e indiferente beso en los labios, un beso sin mayor contacto que un apresurado rose de sus labios y todo era o porque Luna se lo pedía o para aguardar las apariencias en fiestas y eventos a los que estaban obligados a asistir juntos como un feliz matrimonio, ni siquiera los amigos más cercanos sabían la actual situación, pero no podrían mantener en secreto por mucho tiempo, sobre todo Borja, lo más seguro es que uno de sus mejores amigos tendría la delicadeza de escucharlo y aconsejarlo o tal vez apoyarlo de alguna otra manera.

////////

Era lunes por la mañana y Borja despertaba con un dolor de espalda que no era normal, el sofá era cómodo para posar tu trasero en el por una hora y media viendo una película, pero no para pasar toda una noche acostado, con una cobija que te cubre la mitad del cuerpo, los pies sobre salen por sobre el posabrazo, con un espacio limitado que no te deja mover para ningún lado para encontrar una posición cómoda, más que la que te permite contemplar el techo de tu sala mientras tu hermosa y dulce esposa disfruta de la cama matrimonial que hace varios días no podía usar y descansar como dios manda.

Cuando el despertador ni siquiera sonaba, Borja se encamino hasta el baño, se saco la pijama, que consistía en un bóxer y la camiseta que usaba debajo de la camisa y calcetines, y se metió a la ducha, por lo menos el agua tibia relajaba el muñido cuerpo del empresario.

Mientras cerraba los ojos y disfrutaba del poco tiempo que tenia de paz en esa casa, que hace mucho tiempo había dejado de ser un hogar, le daba vueltas a un asunto, en si sería lo mejor o lo peor para Luna.

///////

El embarazo de Claudia iba muy bien, a Frank se le veía feliz, estaba emocionado con su futura paternidad. Con decir que apenas lo supo había llegado a la empresa abrazando secretarias y asistentes gritando a los vientos su futura paternidad.

La relación con su esposa era perfecta, no había problemas, mucho menos con esta nueva aventura que estaba viviendo junto, tenía tiempo tanto para ella como para sus amigos, claro que apenas haya nacido el o la bebe ya nada sería lo mismo, o eso le había dicho Borja, fue tan serio como si le estuviera contando una historia de terror, hasta pudo imaginarse a Luzu con una linterna en la mano apuntando la luz hacia su cara mientras le contaba cuanta mierda podía llegar a cagar un bebe de apenas 3 a 4 kilos, como algo tan pequeño podía llorar a todo pulmón toda la noche, y como su dulce esposa embarazada se transformaba mientras se abría de piernas en un hospital, la vena de la frente se hinchaba y soltaba tantos insultos de su boca como para hacer llorar al hombre más rudo del mundo.

Boss (Spinoff) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora