Cassian Andor tenía una misión que cumplir y es que se trataba de ir en busca de la última descendiente viva de la familia imperial de Coruscant y es que hace veinte años, un malvado Sith creó un poderoso ejército de seguidores que odiaban al Imperio y alzaron sus armas contra la familia imperial, pero había un rumor que decía que a parte de la abuela de la familia, la Reina Leia, también había sobrevivido la pequeña Enari, ya que por fortuna fue enviada a una galaxia tan lejana que ni el mismísimo Lord Sith podría encontrarla.
Ahora, la Reina Leia y unos cuantos rebeldes que se encontraban escondidos en el planeta R682 decidieron que ya era hora de enfrentarse a Lord Sith y a su ejército mientras Cassian y su droide K2-SO se dirigían hacia el planeta Adrua 15 para buscar a la joven princesa.
Lo malo era que, según el droide, sería muy complicado encontrar a la joven, pues a parte de que aquel planeta era inhóspito cubierto de montañas y arena, una niña no podría sobrevivir en aquel lugar.
-Además, recuerda lo que nos dijo la reina, Cassian- señaló el droide-. Han pasado veinte años y no sé que aspecto tendrá.
Nada más llegar al planeta, ambos se percataron de que había mucha gente. Todo lo contrario a lo que le había dicho K2.
-¿No habías dicho que era un lugar deshabitado?- dijo el hombre claramente molesto.
-Yo no dije eso Cassian- se defendió-. Pero a lo mejor se me olvidó decirte que en esta época se celebran las carreras de naves.
Como no quería seguir discutiendo con su amigo, Cassian se acercó a un puesto de fruta y como no quería que los aldeanos le hicieran preguntas sobre los motivos que los habían llevado hasta ese lugar, intentó robar una fruta, pero antes de que pudiera hacerlo, alguien le golpeó tan fuerte que lo tiró al suelo y en cuanto intentó levantarse vio a una chica vestida con harapos, amenazándolo con un bastón y con un pequeño droide blanco y naranja a su lado.
-Vuelve a intentar robar algo y te aseguro que no te levantarás- dijo la chica amenazante.
-No quiero problemas.
-¿Has oído eso BB-8?-cuestionó la chica dirigiéndose al droide-. Este ladrón no quiere problemas.
Entonces, BB-8 sacó una pequeña pistola eléctrica para asustar al capitán, quien al verlo comenzó a ponerse nervioso y preguntándose donde se había metido K.
-Cassian, ¿por qué estás en el suelo?- preguntó su compañero al acercarse a ver lo que pasaba.
Al levantar la vista, la chica se percató de que delante de ella se encontraba un droide un poco más alto que ella que la miraba con curiosidad.
-No me digas que venís juntos- dijo la chica sin dejar de amenazar a Cassian.
-Venimos en calidad de una misión secreta- explicó K sin percatarse de la mirada de enfado de Cassian.
-¿Y por eso decidisteis robar?
-No estábamos robando- sentenció el chico muy enfadado.