Peter Parker, también conocido como Spiderman tenía un problema y es que desde hacía varias semanas, una nueva superheroína había comenzado a quitarle el trabajo.
Aún recuerda la primera vez que la vio.
Una noche, mientras patrullaba por la zona de Brooklyn, se fijó en un par de ladrones que intentaban robarle el bolso a una joven, pero antes de que pudiera intervenir, vio como una sombra emergía desde un callejón y se colocaba delante de los ladrones y desenvainaba su katana, la cual estaba tan afilada que podía cortar el mismo aire, para apuntar con ella a los malhechores, quienes tras soltar a su víctima, se echaron a reír y fueron hacia ella con intención de atacarla.
Pero antes de que alguno de los dos pudiera tocarla, la sombra consiguió hacerles varios cortes superficiales gracias a sus buenos reflejos.
Al final, los ladrones salieron huyendo y aquella misteriosa figura se giró para ver al hombre araña y lejos de saludarlo, se ocultó entre la oscuridad como si nunca hubiera estado allí.
Sin duda aquella hazaña dejó impresionado al superhéroe pero ahora lo que faltaba saber era quien era aquella sombra y si podrían trabajar como un equipo.