Para Rick Grimes, ser sheriff es una gran responsabilidad y desde siempre ha procurado seguir las normas, pero como suele decirse, las reglas están para romperse.
Todo empezó cuando su hijo Carl llevó a su amiga Joan a hacer los deberes y Rick tuvo que hacer lo imposible por no fijarse en ella, pero era imposible, sobretodo cuando sonreía y es que a pasrtir de aquel día, Rick no paró de soñar todas las noches con aquella chica completamente desnuda e invitándole a hacerle todo lo que desease.
Incluso cuando estaba con su esposa Lori, se imaginaba que estaba con Joan y esta, entre gemidos, no paraba de pedirle que siguiera. Sin duda se estaba volviendo loco y aunque hizo todo lo posible por eliminar aquellos pensamientos, no pudo reprimir sus deseos.
Un día, cuando Rick había terminado de patrullar, se acercó al instituto para buscar a Carl, pero cuando vio sola a Joan, decidió preguntarle si estaba esperando a alguien a lo que ella respondió que sus amigos, incluido Carl, la habían dejado tirada para ir a ver un partido de baseball en vez de ir al cine, por lo que Rick le cuestionó si quería que la llevara de vuelta a su casa a lo que ella accedió.
Ertuvieron en silencio unos minutos hasta que Joan le preguntó si era divertido ser sheriff, a lo que Rick contestó que lo que más odiaba era el papeleo, lo que provocó que Joan se echara a reír y Rick pensó en que si aquella joven seguía riendo así, probablemente no podría controlarse más.
Cuando se encontraban a unas cuantas manzanas de la casa de Joan, esta le dijo que podía dejarla allí mismo, a lo que Rick se despidió de ella dándole un beso en la mejilla, aunque no pudo evitar oler el champú de Joan, pero ella no se molestó sino que le dijo que respetaba mucho la autoridad y que haría cualquier cosa por evitar salirse de la norma.
Tras decir eso, Joan bajó del coche dejando a un pensativo Rick dándole vueltas a lo que acababa de escuchar y tras procesarlo, decidió que la próxima vez que Joan necesitase su ayuda, se cobraría el favor.
