Dominic, no?

492 20 10
                                    

Capítulo 15


Todos hablan. Nadie escucha. Nadie entiende. Todos sonríen.


Entonces unos alaridos callaron al silencio, y el aire comenzó a volverse amargo.

- ¿Mónica, eres tú?-y fue un portazo que estaba en la habitación de al lado el que desato el caos en esa casa. La voz de una pobre mujer comenzó a suplicar.

-Richard, abre la puerta cielo. DOMINIC, NECESITO QUE ME AYUDES POR FAVOR.

< <así que ese era su nombre...Dominic> >

Comenzó a entrar en sí, y despertarse. Yo por mi parte estaba trepándome por el tejado, tratando de no morir para llegar a la otra habitación.

La pobre mujer tapaba su boca con sus frágiles manos para no derramar sollozos, mientras Dominic entraba en la habitación.

- ¿Mónica, eres tú? ¿ a dónde fuiste cariño? Te estuve esperando, me da mucha alegría que hayas llegado.

-no, abuelo, soy yo. Dominic. Abre la puerta por favor.

- ¿chico, eres tú? ¿Dónde está tu madre, Mónica? Dijo que vendría. - La puerta comenzó abrirse lentamente, dejando a lucir el traje de gala que llevaba puesto- ¿no ha llegado aún?

-cariño, ¿porque vistes tan elegante?

-iba a cenar con ella, vino esta mañana a verme.

-abuelo, mi madre murió hace 15 años, y tú lo sabes mejor que nadie.

-no. Ella vino...a verme...dijo que estaba bien. Pregunto por ti.

-a tu mente aun le gusta jugar contigo, ¿no lo crees? Si la vuelves a ver dile...que la extraño mucho...que te parece, si duermes un rato, en lo que la esperas.

La mujer tenía un par de minutos de haber roto en lágrimas, pero había descubierto sus labios para tomar a su esposo de la mano y guiarlo hasta la cama y limpiar un poco su rostro.

-muchos ancianos duermen mucho antes de morir... ¿qué locura, no? -dijo mientras su sonrisa se acomodaba en su rostro y su mirada comenzaba a perderse y su cuerpo a tomar lugar en la cama.

Dominic tomo bruscamente a la mujer por el hombro jalándola hacia él y susurrándole algo.

-no puede seguir sorprendiéndote, cada vez que esto sucede.

- ¿Qué quieres decir?

-tienes una tumba en medio de la casa. El cuarto de mamá solo altera a él abuelo. Tienes que desacerté de todo eso, lo sabes bien.

- Sus cosas podrán seguir ahí, pero el cuarto está bajo llave, nadie puede entrar.

- ¿en serio creíste que si sellabas la habitación, el dolor desaparecería?

Entonces la tensión en el aire se volvió densa.

-será mejor... que todos vallamos a dormir...

Un minuto después las luces acompañaron a la obscuridad y la puerta principal cerró con broche de oro tras un portazo. Y era él, con algo de ropa deportiva echándose a correr mientras yo le perdía el rastro.

-deberías de enfocarte en su abuelo, ¿no crees?

Mi boca supo guardar silencio y mis manos optaron por no ser torpes en ese instante, para mi fortuna. Mi corazón por su parte estuvo a un segundo de colapsar. Gire mientras mis ojos se abrían al grado de creer que había perdido mis parpados.

-no paso por tu mente que ¿sería mejor decir "buuu" en lugar tratar que me diera un infarto?

-venga, vas bien. De cualquier forma, eso no te haría daño.

-tengo una duda, como un niño como tu puede...-no me permitió terminar mi oración antes de que el me interrumpiera.

-linda, llevo más de un siglo siendo oráculo, igual que tu la edad que aparento no es real, no somos humanos.

-y desde el día en que naciste tenías ese don?

-no...-entonces su mirada vago a algún punto perdido en el cual pareció revivir el recuerdo- sucedió cuando tenía 7 años, entonces deje de envejecer, tenía una familia, un hogar, tenía algo que valía la pena.

- ¿qué ocurrió?

-despertaba noche tras noche, arañando las paredes y gritando de miedo, preguntándome, ¿Por qué veía asesinatos al dormir? Y cuando mi madre creyó que había perdido la cabeza por completo, me metió en un costal y me tiro al rió. Esa misma noche cuando logre salir, después de estar horas bajo el agua y darme cuenta que no podía sentir el agua o el frió al igual que no morir de asfixia, supongo que pensaba hacerme un favor.vi su muerte en mis sueños. Una semana después cumplió.

- ¿y qué hiciste?

-lo que cualquier persona con dos neuronas hubiese hecho, sobrevivir, ¿no? Al tiempo caí en la cuenta de que es más interesante ver muertes, que ser prisionero del pasado.


Estaba a punto de preguntarle algo más, pero para entonces nos encontrábamos sentados a un lado de los arbustos y una discusión ajena a la nuestra tomo lugar en el aire, al lado opuesto de la barda.

- ¿tienes miedo de que te guste, verdad? -la voz era chillona, de una chica de unos 17 años, y a su lado, Dominic, cansado y sudado, pero su cansancio no era por la posible corrida que acabada de hacer, sino por ella.

-no, tengo miedo de que te hayan violado y tirado tantas veces a la basura que ya estés acostumbrada. Y por alguna estúpida razón confundas la compasión con el amor. Patético.

Saco sus llaves, y ella parecía tener el tiempo del mundo para seguir con esto.

-bebé, entre tú y yo, tu eres el que parece tener más problemas.

-hipócrita

-Dímelo a la cara- él se giró con seriedad y la miro fríamente.

- ¿en cuál de las dos?

-Desperdicias tu vida- alcanzo a pronunciar para cuando él ya se había perdido dentro de la casa.

La chica ya se había ido, y yo me repito constantemente, que no soy la clase de mujer desesperada, pero él me tiene mirando a través de las cortinas nuevamente, y no supe cuánto había pasado, porque la mañana comenzó a encapricharse con el cielo.

Cuando cruzo por esa puerta, parecía saberlo, como si hubiese sabido que yo estaría ahí. Sin apartar la vista de la ventana donde yo me encontraba, y dirigirse hacia ella.

- ambos sabemos que las noches fueron hechas principalmente para decir lo que tu boca no suelta a la luz del día, cariño, llegaste algo tarde, no crees?

-y yo con la ingenua idea de que eras tímido-un par de carcajadas discretas se asomaron entre sus dientes.

-qué te pasa, ¿es que acaso no ves lo popular que soy? Siempre tengo una puta soledad como dama de compañía. -Abrió la ventana para que pudiera entrar

<<Lo reconozco, que el humor negro es lo mío>>

-He soñado contigo casi todas las noches de la semana, quiero saber si este sentimiento fluye en ambos sentidos-tenía que ser sincera con él.

- ¿Qué es lo que me has hecho? -sus ojos parecían suplicar piedad.

- ¿a qué te refieres con eso?

-cuando estas cerca siento que anuncias mi muerte y al mismo tiempo siento que...-sus labios parecían haberse perdido entre las palabras y no encontrar la salida.

-que...

-es que ni siquiera sabría describir el placer a tu lado, porque cada que te veo, saltan las alarmas de censura en mi cabeza, y mientras una parte de mi te quita la ropa, la otra me dice que corra.

Podía escuchar su corazón latiendo tan rápido y estamparse contra su pecho cada milésima de segundo, mientras que su sangre comenzaba a calentarse y a fluir por cada centímetro de su cuerpo.

El ultimo ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora