confía en mi...

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capitulo 9

Asegúrate de lo las palabras que dices sean más importantes que el silencio que rompes con ellas.

Me levante temprano la mañana siguiente, mi cabeza no dejo de darle vueltas al asunto toda la noche, ¿cómo había logrado eso? Vi como los primeros rayos de sol tocaban el cielo, y me decidí en buscar a Nicolás para aclarar esto y saber controlarlo o lo que sea que se hiciera con eso.

Salí del edificio sin estar 100% segura de a donde me dirigía, pero algo me decía que siguiera caminando por ahí. Comencé a visualizar mi entorno pero cuando lo hice frene en seco, me encontraba en un canal, enorme, estaba totalmente seco, supongo que no era temporada de lluvias, di media vuelta y ahí estaba el, con un cigarrillo en los labios y viéndome fijamente, una camisa negra  y unos pantalones algo holgados,  se veía bien pero rudo al mismo tiempo.

— ¿no crees que estas algo lejos de casa? — dijo mientras al mismo tiempo tomaba el cigarrón con su pulgar e índice y soltando una bocanada de humo.

—cuando comenzamos a sentir interés por el otro? — dije mientras una pequeña sonrisa se me escapaba.

—siempre buscas pelear conmigo tu sabes que soy malo, pero pasas algunos ratos a mi lado. ¿Qué quieres de mi mundo? ¿Tú eres una chica buena, no?

—realmente no creo que seas ese tipo de persona, y si lo eres, porque aceptas salir conmigo? Supongo que eres tú el del problema.

—yo no he elegido salir contigo, eres tú la que me busca ¿no sabes que soy un villano? Cada noche salgo a matar, y hago que todos salgan corriendo como niños, tengo ojos de demonio que miran atraves de tu anatomía y en tus miedos más profundos. Nena no soy de aquí, soy del infierno, otro mundo si así lo prefieres llamar, para ser claro, eres tú la que quieres algo de mí, es aparente, te atraigo, ¿no es así?

—no eres tan malo, sabes? — dije vacilante.

—no tan malo? Soy el hijo de un demonio. — Soltó una carcajada mientras tomaba asiento en el suelo y ponía su cigarrillo de nuevo en sus labios mientras sus pulmones se llenaban de ese humo para luego exhalarlo — ¿crees que estaba mintiendo? Dije que soy malo, sin siquiera intentarlo, no tengo miedo a morir, soy inmortal. ¿Crees que me tienes? Tienes que estar bromeando. Podría levantar a los muertos y ellos me obedecerían, chica tengo 200 años, soy un enigma.

— ¿porque eso no me sorprende?

— si de algo estoy seguro es que no viniste para discutir y menos tan temprano, ¿qué quieres?

—necesito tu ayuda.

—querida, los besos no lo son todo en este mundo, pero supongo que sí es lo que te molesta estoy dispuesto a sacrificar mis labios. — dijo eso mientras se ponía de pie y aventaba la colilla a un lado.

—podrías dejar tu lujuria por un momento? Necesito saber qué fue lo de ayer y como controlarlo.

—finge todo lo que quieras, pero está bien.

 — ¿tomo eso como un sí?

—lo primero es lo primero, necesito que recuerdes  lo que sentías ayer, esa furia, ese enojo. Piensa en mí. —soltó una risa tomando esto en broma.

—no puedo hacerlo si te ríes y me estas mirando con cada detalle —dije frunciendo el ceño y algo molesta, cerro la boca y me miro seriamente mientras me tomaba las manos.

—Toma un respiro, hazlo profundamente, cálmate — dijo seriamente, estoy sudando, intento concentrarme —cierra los ojos, a veces ayuda.

Cerré los ojos y comencé a lograrlo, es como gritar, pero nadie te escucha. Como una energía quema dentro de ti, pero no duele, sino que la sientes fluir, algo inevitable, como si nada pudiera salvarte, y cuando todo se apodera de ti y abres los ojos, estas en ese mundo, te sientes tan tranquila a pesar de que sea caos, porque al mismo tiempo, estas consienten que eres tú. Todo está en llamas con picos y peligros a cada lugar a donde la vista alcanza, pero no tengo  miedo.

Él puede ver mi corazón latir, puede verlo atraves de mi pecho. Ciento como mi sangre fluye dentro de mí con tal rapidez que es como si estuviese hirviendo y cada segundo lo hace más lento y comienzo a relajarme, mientras que al mismo tiempo todo se desvanece. Volvimos al lugar donde empezamos.

—con el tiempo mejoraras, solo necesitas saber mantenerlo. Para ser la segunda vez que lo logras es perfecto.

—gracias, supongo… —me dio un beso en la mejilla para luego desaparecer en un parpadeo, mire a mi alrededor, pero no pude verlo.

Saque mis alas y tome vuelo de nuevo a el hotel, al llegar al edificio y llegar hasta el cuarto vi como estaba Alex sentado en una esquina de la cama mientras dirigía su mirada hacia mi.

— ¿dónde estuviste? — dijo secamente.

El ultimo ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora