sorpresa! sorpresa!

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capitulo 6

Después de ese momento Jack nos permitió ir a descansar, claro que esto era principalmente para mí, ya que no estaba acostumbrada a estas “batallas”, así que el llegar nuevamente al cuarto, tome un par de prendas las cuales consistían en una playera con una cabeza de un gato muy sonriente con un fondo negro y un short color gris obscuro, puse el agua lo más fría que pude aguantar para sentirme relajada. Sentía la fría presencia de alguien fuera del cuarto de baño pero aun así una mirada impregnada en mí. Me enjuague y tome un par de toallas, me vestí lo más rápido posible, era demasiado incómodo y alarmante pero en cuanto gire la perilla para buscar el origen de mi sensación no había nadie solo la ventana abierta, alguien había estado aquí…o seguía aquí. Camine lentamente haciendo más sensible mi sensación pero lo logre obtener nada, cerré la ventana al igual que las cortinas, di media vuelta y me congele sorpresivamente.

—Caroline, Caroline, Caroline —ronroneó Nicolás, mirándome de arriba a abajo como si estuviese desnuda. Sentí la creciente necesidad de arrancar las cortinas y cubrirme entera. — Estás preciosa, si me permites informártelo. Pero ven, nena, pon tu precioso trasero en mis piernas y cuéntame cómo te va en la Tierra, ¿haciendo amiguitos, eh? —Inhaló una vez más del cigarrillo, sonrió y dejó salir una gran bocanada de humo. —

Nicolás —tomé coraje y hablé, cuándo más sino ahora, pero primero... —, ¿podrías dejar de ser un estúpido?

—   ¡Eso! —Fingió voz de entrenador — Vamos, quiero verte molesta.

 No pude evitar que una sonrisita escapara de mis labios. No, no, no, no. Que me jodan, no puede estarme divirtiendo.

—   ¿Eso fue por mí? —Preguntó parlanchín refiriéndose a mi gesto.

—No.

 — ¿No?

 —Qué no.

 Volvió las comisuras de sus labios hacia arriba y centró su oscura y vacía mirada en mí.

— ¿No soy tan malo sabes? —Arqueé una ceja y entrecerré los ojos.

—Tú mataste a Sebastián —le escupí con odio.

—Podría decirte que me dejé llevar, pero ciertamente, ese bastardo se lo merecía —bajó la mirada a la pequeña colilla que sostenía entre su indice y pulgar para luego lanzarla despreocupadamente a un lado —. Él sabía lo que tenía que hacer, te engañó y lo quiso hacer conmigo, ¿no lo entiendes?

 Se levantó del piso y fue en mi dirección para estar cerca, muy cerca.

— ¿Entender qué? —Le pedí una cosa —continuó sin poner atención a la latente confusión y al ataque de pánico que crecían con velocidad en mí.

—una sola cosa: que te guardara hasta mi llegada.

— ¿Qué...

—Todo estuvo planeado, todo. Planeado desde antes siquiera de tu sexy existencia; tú, el tiempo que vivirías en El Palacio y quién sería tu Guardián. Lo único que Astaroth le ordenó a Sebastián fue eso —dijo severo y me apretó de los hombros —. Pero se enamoró de ti, mi pequeña ninfa, arruinando siglos de preparación queriéndote alejar de tu destino. Alejarte de mí.

—y como sé que no estas mintiendo?

El ultimo ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora