¿Realmente la vida era justa?
¿Cómo era posible que alguien tan bueno pudiera pasarle cosas tan malas? ¿Esa era una de las pruebas sobre la injusticia del karma? Creo que sí, ¿o sino como podría explicar sobre que ahora me encontraba acompañando a Jungkook en la funeraria?
Todos los puestos estaban vacíos salvo los dos que eran ocupados por nosotros. El establecimiento tenía una iluminación sutil gracias a las velas con que esta alumbrado. La vidriera de cristal que ocupaba casi toda la pared del frente tenía un ángel dibujado de cristales de diferentes matices y estaba empañada por el frío. Y por loco que parezca, hay que admitir que el olor a fúnebre de las velas era bastante acorde con la lúgubre atmósfera del lugar. La maderada caja estaba en medio del lugar y escasa de algún ramo de flores. En pocas palabras, a nadie le importaba le persona que se iba a enterrar en unas horas. Era un alma que claramente iría al infierno por todo el dolor que causó a muchos… Esencialmente a Jungkook.
- Ya estoy aquí – Susurré suavemente mientras lo envolvía con mis brazos.
Jungkook que anteriormente tenía la vista pérdida en la caja de madera, se estremeció ante mi tacto y se le escapó un sollozo ¿Qué representaban mis abrazos para Jungkook? ¿Representarían lo mismo que los suyos para mí? Eran preguntas que tal vez su respuesta no me gustará.
- Sakura… - Su voz era débil, pero al ladear la cabeza enganchó sus ojos en los míos con gran intensidad.
Su voz era como un fino cristal a punto de quebrantarse. Y no había cosa que me asustara más que ver a Jungkook hecho pedazos.
- Tranquilo Kooki, todo irá bien.
- ¿Eso crees? – Renegó con la cabeza – Nada nunca cambia para mejorar. Todo siempre empeora.
- No digas esas cosas – Le reprendí – Justamente por pensar de esa forma es que estamos aquí.
- ¿Cómo quieres que sea positivo? – Gruñó contra mi cuello por enfado – Estoy completamente solo. La única familia que me quedaba se suicidó.
- Kooki, que tu malnacido padre se haya quitado la vida en la cárcel no significa que estés solo... – Hice una pausa escuchándolo hipear y eso estrujó mi corazón – Me tienes a mí. Yo nunca me iré de tu lado.
- Sakura nunca me dejes – Su vocecita salió totalmente rota.
Tras decir eso Jungkook alzó la cabeza para mirarme ¿Cómo era posible ver tanto dolor escurriendo de un par de ojos tan tiernos?
Le sonreí para tratar de reconfortarle y comencé a limpiar con mis dedos toda el agua salada que humedecía su lindo rostro. Me dolía verlo así pero tenía que mantenerme fuerte por él y no llorar.- Claro que no. Eres mi Kookito y nunca podría dejarte.
- ¿Lo prometes? – Inquirió aspirando su naricita.
- Te lo prometo.
Jungkook volvió a abrazarme, pero esta vez sentí una sonrisa contra la piel de mi cuello y como todo su cuerpo se removió mientras enterraba su cabeza aún más que antes.
Era increíble como alguien tan maduro como él siempre me recordaba a un niño pequeño.- Exacto bro. No estás solo – Acotó su mejor amigo mientras le hacía un desgreñe en el cabello y se sentaba a su lado.
Tuve la intención de preguntarle a Taehyung en qué momento había hecho acto de presencia. Sin embargo, la cálida mirada de Jungkook al tenernos a todos aquí para él, me hizo retractarme. Sus lindos ojitos almendrados habían tomado un brillo particular.
Tengo que admitir que Taehyung era una gran pieza en la vida de Jungkook. Quizás una pieza tan grande como yo. De todas formas ambos éramos sus mejores amigos, ¿no?Él de cabello marrón me sonrió con dulzura, pasó un brazo por detrás de mis hombros y susurró para que solo yo lo escuchara: “Vamos a mi casa para subirle los ánimos luego del entierro”. Asentí en acuerdo a sus palabras. Tae era un estúpido infantil, pero una de las mejores personas que puedan existir. Además de que yo sí lo veía como mi mejor amigo… no como a Jungkook.
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El de cabello marrón terminó de cubrir a Jungkook con la manta y se volteó hacía mí. Inmediatamente dejé de observar a Kook y miré a Taehyung. Este último pasó una mano alrededor de mis hombros como estaba acostumbrado y me comenzó a guiar hasta la cocina.
Admirar la casa de mi amigo no estaba en mí. No me gustaban tantos lujos y justamente la casa de Tae era como la de mis padres en Japón. Y eso me ponía melancólica. Pero en la cocina, justo al frente de mí, había un lindo cuadro de una montaña. Lo veía cada vez que venía a esta casa. La cima de la montaña estaba repleta de nieve y eso era lo realmente me gustaba. Tenía árboles forrados de blanco al igual que las cubiertas de un par de casillas que se venían con chimeneas destilando humo. Y los puntitos blancos que caían del cielo no podían faltar.
Tenía una seria obsesión con la nieve ¿Seria eso normal?
- Hace un poco de frío ¿Quieres un chocolate caliente?
- Solo si le echas algunos malvaviscos – Contesté sonriendo. Esas cositas blancas, dulces y esponjosas también eran como una obsesión. De hecho, todo lo que pareciera nieve me gustaba.
- Claro, cómo podría olvidarme de esos copitos – Mofó poniéndose manos a la obra.
En lo que Taehyung nos preparaba la merienda yo comencé a chatear con mi madre. Ella siempre estaba al tanto de mí. No obstante, aunque mi figura paterna no tuviera todo el día libre para estar al pendiente de mí como lo hace mamá, mi padre se ocupaba de que no me hiciera falta nada y llamarme todos los días antes de partir a la empresa. Por cierto, me faltó decirles que ellos eran las únicas personas que conocían mis sentimientos por Jungkook. Era su única hija y eso aumentaba los lazos como mejores amigos. Así que sí, yo soy de esas chicas que no les ocultan nada a sus padres.
- Ya está – Anunció dejando la taza enfrente mío.
- Gracias – Le sonreí.
El chico tomó lugar enfrente de mí sonriendo al verme pucherear con los malvaviscos.
- Hace tiempo quería decirte algo... – Hace una leve pausa para tomar mi mano. Lo cual me asombra y le miro frunciendo una ceja – Sé lo que sientes por Jungkook.
Esa afirmación me descoloca a tal manera que me quedó estática y no tengo idea de qué demonios contestar.
Siento como mi corazón martilla contra mi pecho por cuenta del miedo y la ansiedad. Y aunque no puedo verme en el espejo, estoy segura de que mi cara es un manojo de todo junto gracias a la sonrisa compasiva que me regala Tae.- Y-yo... – Tartamudee haciéndome chiquita en mi lugar – ¿Cómo lo supiste?
El chico suelta una risilla nasal y usa su otra mano para acariciarme los dedos que utilizo para sostener la taza.
Por un segundo deja de mirarme para recaer sus ojos en mis manos.- Taehyung...
Lo llamé pero él me ignora para únicamente juntar ambas de mis manos entre las suyas, luego las lleva directo a su boca y deja un casto beso en mis nudillos. ¿Acaso es impresión mía o él está nervioso?
- Tae... – Supliqué.
La nueva forma que lo llamé hace que me miré, permitiéndome notar sus pómulos enrojecidos. ¿Qué demonios significaba eso?
- Sakura eres sincera como una melodía y tierna como una nota musical...
- ¿Tan obvia soy?
- ...Por eso me gustas.
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IMPOSSIBLE//Jeon Jungkook [Completa]
FanfictionOye Jungkook, si me hubieran dicho que cuando te conocí a los seis años bajo aquel torrencial de tu sufrimiento y agua congelada, terminaría mi libro con este fin, ten por seguro que jamás me arrepentiría de haberte conocido. Porque estuve a tu lado...