10. Errores y visitas

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—... Sí, ya tomó el vuelo, exactamente llegará aquí a las doce de la tarde.

El pelinegro junto sus parpados tratando de recordar lo que tendría que atender en ese mismo horario.

—No estaré presente en ese momento, tengo un pequeño asunto a la misma hora. —Informó pensativo, abriendo nuevamente sus ojos. —... Podrías decirle que espere en mi oficina, no tardaré.

—Claro no te preocupes. —Aceptó el castaño en la llamada.

—Bien... gracias por las noticias Jschlatt.

De esa manera el de cabellos negros terminó la llamada, y de nuevo centro su vista en aquellos papeles recién ordenados, acompañó el momento con una calada al pequeño producto que tenía en sus manos.

Después de siete largas horas.

Había terminado.

Pudo concluir su organización e investigación para el día siguiente. Al parecer todo iba a la perfección, la persona a la que instruiría con sus saberes, no era nadie que conocía, eso lo alivió al recibir unos cuantos papeles con la información completa de su aprendiz por parte de Charlie.

Una sonrisa de orgullo apareció en su rostro, así dejándose caer sobre su asiento. Sintió como la tranquilidad lo invadía cerrando sus ojos un momento y dio un suspiro.

Aún con sus ojos cerrados, dirigió una de sus manos hacia su pequeña lámpara que estaba cerca, buscó con un poco de dificultad el diminuto interruptor y lo presionó para poder apagarlo, con esa acción todo la habitación se oscureció por completo. Disfrutando todo el silencio y la oscuridad de aquella oficina, se quedó dormido.

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Una conversación, al parecer pacífica, que se oía a través de las paredes, despertó a Quackity de su profundo sueño, así abriendo poco a poco sus párpados topándose con la total oscuridad.

—... Esa es una grata sorpresa!...

No hubo respuesta.

Era la voz de Charlie y al parecer se estaba volviendo esquizofrénico o estaba en una llamada.

—...No te preocupes, no diré nada... —Contestó con complicidad.

El azabache confirmó que era una llamada.

—... Claro! Adiós, y siempre cuídate...

Al culminar de escuchar esas palabras supo que la conversación por teléfono había terminado, así analizando los tonos de voz que había utilizado el de cabellos verdes en la supuesta llamada.

Eran sobre todo de ilusión, complicidad, y alegría

¿A quién llamó? O... ¿Quien lo llamó?

Después de unos cuantos segundos se escuchó un corto grito contenido de ¿alegría? proveniente de la habitación del menor, el cual dejó a un Quackity sorprendido y riendo, supuso que la llamada le hizo bastante bien.
Al cabo de unos segundos se escuchó una puerta siendo cerrada y pasos alejándose.

El azabache con cuidado nuevamente prendió aquella fuente de luz, causando un poco de irritabilidad en su mirar. Su vista se dirigió al reloj en su muñeca que marcaban las siete y veinticuatro de la noche, faltaban unos cuantos minutos para la cena. Y así con algo de cansancio se retiró de su escritorio.

A paso lento fue hasta la puerta y la abrió, acostumbrandose a la fuerte luz de los pasillos se adentró en estos en dirección al comedor.
Al estar frente a la entrada de este, abrió las puertas con cuidado encontrándose con la mirada de Charlie el cual estaba en el último asiento de la larga mesa que había en esa habitación.

Segunda baraja || Luckity ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora