Capítulo 22.

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Aitana.

Desde que se escuchó el timbre de la puerta y Asher se perdió en ella, supe que se trataba del señor Enzo, luche contra mí misma y no salir a escuchar lo que pasaba. Me quedé con mi hija para jugar con ella, nos fuimos a la habitación para que no escuchara los gritos de la discusión.

Cuando Asher entro a la habitación, lo mire un poco más tranquilo, sus ojos seguían un poco tristes pero se le miraba menos tenso.

—¿Cómo fue todo?—me atreví a preguntar, aunque, un poco nerviosa.

—Pues pude hablar todo lo que tenía, le reclame, me reclamo, lloramos. Pero fuera de eso siento como un gran peso se liberó de mi espalda.

Me acerque y lo abrace, él no dudo en corresponder igual.

―Te Quiero.―susurre a su oído, una sonrisa que solo Asher puede expresar se apodera de él. Me miro tan fijamente a los ojos y detallo mi rostro, sus manos recorrieron cada centímetro de mi espalda hasta que hablo.

―Yo te Quiero mucho más Aitana.―me beso, nos besamos. Una lucha entre nuestros labios y lenguas, esos labios carnosos que saben a miel, esos labios que me hipnotizan, se adueñaron de mí.

Después de abrazarnos por un buen rato se separó de mí y me dio un beso en la frente, juro que esos besos representan todo para mí, me gusta tanto la sensación de sus labios.

—Amor, creo que es mejor que regresemos a Carson. No quiero discutir más con nadie, ya es suficiente con lo de ayer. Siento mucho que tuvieras que presenciar todo...

—Asher, no tienes por qué sentir pena ni nada de eso, se dice que cuando estamos en pareja es para apoyarnos, así que aquí estoy para escucharte, abrazarte y no dejarte solo.

Me abrazo de nuevo y me dio un beso en la frente. Preparamos algo para merendar y después de tomar una ducha caliente, Dai se quedó dormida. Asher y yo pusimos todo en orden. Lili, Diego al igual que las tías, habían venido para ver como seguía todo. Asher les comento su decisión de volver, todos estuvieron de acuerdo. Me alegro mucho que no lo dejen solo y lo ayude.

Arreglamos todas nuestras pertenecías y las montamos al auto. Lili volverá a la ciudad en un par de horas más pues ella era quien llevaba a su mamá.

Justo cuando estamos subiendo a la camioneta sale Abigaíl y se arma de nuevo el conflicto. Pero está vez ya no me quedaré callada.

―Ya te habías tardado en irte con tu gente hedionda, y por si no te había quedado claro zarrapastrosa, no eres ni serás bienvenida en la familia. Porque aquí no admitimos lo corriente.

―Cállate de una maldita vez, estoy harto de que estés jodiendo todo el tiempo. Entiende de una vez que me vale lo que pienses o dejes de pensar Abigaíl.―Asher se baja del auto y se para frente a ella.

―Pues termina de irte, pero ahora si lárgate para siempre, vete y en tu puta existencia vuelvas, ya no eres parte de esta familia.

―Pues tampoco le hace falta, porque Asher es muy bien recibido en la familia Cedeño y gracias a Dios no le harás falta.―conteste bajándome del auto y poniéndome al lado de Asher.

― ¿Acaso las perras hablan? Por favor quédatelo y no lo dejes volver a esta familia, déjate al maldito asesino de mierda...―no termino de tirar su veneno cuando le solté un derechazo en la boca, llegue al límite y no aguante más.

El resto de la familia salió corriendo de la casa para ver qué es lo que sucedía. Y los gritos de susto no se hicieron esperar al ver a Abigaíl tirada, porque sí, la tire de un puñetazo.

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