Capítulo 11

15 1 0
                                    

Hoy regresamos a trabajar al club ya todo está listo y limpio. El día iba muy bien, tranquilo y como de costumbre aburrido. Hoy estoy en área de bolos, estoy recibiendo a las personas en la entrada junto con Max. Estoy aquí hasta las tres de la tarde.

Como ya termine mi turno en los bolos ahora regreso a la cocina. Cuando llegue ya había personas en mi área y uno de ellos era Asher. Tengo mucho que no lo veo. Va vestido semi-formal. Una camisa negra manga corta, deja ver perfecto esos músculos trabajados, pantalón de vestir gris. Que en mi opinión se ajustan muy pero muy bien, y unos zapatos negros. Claro y su cabello despeinado pero a la vez se ve en un orden que le queda perfecto.

Claro debo atenderlo así que me acerco para atenderlo.

Obvio nena hay que atender bien a los comensales y más a este papucho.

Tenías que aparecer tú.

—Muy buenas tardes, bienvenido al restaurant del club campestre América. ¿Qué gusta ordenar?— canturreo como una idiota, nunca había usado esa estúpida presentación.

—Hola Aitana— Contesta conteniendo una risa, no lo culpo a mí también me daría gracia escuchar eso.

—Señor Miller—le dedico una mínima sonrisa.

—Bueno en realidad no ordenaré nada, estoy esperando a alguien.

—Ah—no puede evitar que sonara como decepcionada.

Estúpida porque contestas así, no seas babosa.

—Sí, bueno estoy esperando a mi padre. Así que será hasta que llegue.

—Muy bien señor vuelvo en unos minutos— hago ademan de regresar atender a las demás mesas, pero él me lo impide aclarándose la garganta.

—No, espera. Bueno... oye ¿Qué días descansas?

—¿Eh?

—Eso ¿Qué días descansas?— se ríe y se le marcan esos hoyuelos divinos.

—Los domingos señor, creo que...que le había comentado cuando, bueno el...otro día de la fiesta.

—Cierto, soy un poco distraído— ríe. —Bueno el sábado en la noche haré una fiesta en mi casa, son los cumpleaños de un amigo y le haremos una fiesta sorpresa, estás cordialmente invitada, espero que vallas ahí estará mi prima y Laura. Sé que se llevan bien y así te sientas más cómoda.

—Gracias, no creo poder pero gracias igual.

—O vamos tienes que venir, estará tranquilo todo.

—Bueno estaré algo ocupada en casa, además no acostumbro a salir por las noches, pero gracias.

—Reconsidéralo y si cambias de opinión me avisas—me escribe su número en un papel y me lo da, lo recibo y él sonríe de una manera que me deja como boba.

Me retiro sin nada que decir, al cabo de unos cinco minutos llego su padre, fui atender la mesa el señor Enzo fue muy amable y todos los empleados del restaurant nos encargamos que saliera bien todo. Se retiraron y todos soltaron un suspiro de alivio, no sé porque, el señor es muy amable.

 Y después de muchos días sin verla apareció la extravagante modelo, Kira, como siempre vistiendo a la moda y caminado como en una pasarela. Llego a una de las mesas pero no de las que yo atiendo.

Uff que suerte. O eso creía.

Una de mis compañeras se acercó a tomar la orden, le trajo lo que pidió pero cuando lo probó le aventó todo en la cara de la pobre Jenny, bueno la dejo toda mojada del vino que había pedido.

DescubrámosloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora