Aldea Wildwood:
Quienes vivían en la aldea Wildwood, estaban acostumbrados a la tensión que se vivía por allí, la pobreza y los robos que se presentaban a diario eran buenas razones para convivir con aquello. Pero esta vez, los aldeanos notaron que los motivos por lo que se sentían de ese modo habían cambiado levemente.
En los últimos días, la presencia de varios brujos se había acrecentado. Y no era para menos, los escudos que los protegían de quienes intentaban entrar sin anunciarse antes con su "rey", estaban debilitándose cada vez más.
Jehanne, quien notó la situación antes que los demás, no dudó en dar aviso a la comunidad de brujos más cercana. Por supuesto que había llevado tiempo, pues ellos eran conocidos por buscar lugares donde encontrar algo de paz y silencio, ¿y qué mejor que lejos de la civilización? Eso no quitaba que quisieran protegerlos, por lo que, el primer grupo en llegar a la aldea cuando ésta se encontraba en pleno desarrollo, antes de partir a las afueras, cubrieron sus límites con escudos, evitando visitas indeseadas y para que la convivencia sea tranquila y pacífica.
—¿Crees que puedan repararlos? —La preocupación de la mujer era evidente y esperaba que existieran soluciones, de lo contrario la aldea entera se encontraría en grandes problemas.
—Llevará tiempo pero quedarán como nuevos. —contestó Yago, uno de los brujos más antigüos. Jehanne, sintió un gran alivio al oírlo, sin embargo no eran sus últimas palabras —Pero creo que esa no es la verdadera pregunta, sino qué es lo que está debilitando escudos de más de mil años, hechos con la magia más pura.
—Puede que con los años se deterioren, es imposible que alguien o algo desee entrar a la aldea, sino todo lo contrario— Y es que en los últimos años Wildwood había experimentado el quedarse con unos pocos habitantes, muchos huían para encontrar buenas oportunidades. Aún contaba con varias familias, pero ya no tantas como cuando se encontraba en sus mejores años.
—Estuve allí cuando los hicieron, mi padre fue parte de su creación y he perdido la cuenta de cuántos son los años que he estado en esta aldea. La única vez que estuvieron dañados nada bueno sucedió. Lo mejor es estar alerta. Más aún cuando falta muy poco para... —Su voz se fue apagando poco a poco. Jehanne no pudo descifrar qué era lo que reflejaba su rostro, pero estaba segura de que Yago contaba con información que era desconocida tanto para ella como para los demás.
Quiso preguntar a qué se refería, qué era aquello para lo que el tiempo se agotaba, pero se retiró demasiado rápido para que siquiera pueda despedirse.
El brujo al darse cuenta de lo peligrosa que resultaba ser la situación en la que se veían envueltos, llamó a una reunión con los demás.
—Por Dios, Yago ¿Realmente crees que aquella criatura tiene razones para volver? Ya nos destruyó una vez, ¿por qué hacerlo dos veces? —Anika no confiaba en la idea del brujo, por el contrario, sus pensamientos seguían una dirección lógica. Cuánto más tiempo pasa los símbolos se degradan y requieren retoques, nada que no tenga solución.
—Solo piénsenlo, no es extraño. Aún no tenemos conocimiento sobre lo que sucedió luego de la huída de los habitantes del castillo, ¿cómo sabemos si realmente consiguió lo que buscaba?
—Concuerdo con Yago, ¿por qué dejarías parte de tu esencia en vigilancia si no hay nada de valor que requieras? —Joen había estudiado todo lo transcurrido esa noche, por lo que conocía cada detalle— Como ya todos conocemos y hemos estudiado la anatomía de Yianes solo lo hacen cuándo realmente quieren o necesitan de algo, y hablo desde mi experiencia cuando digo que para la criatura que todos vimos aquella noche eso que tanto busca es de vital importancia. Al no conseguirlo aquella vez podría volver a intentarlo.
—Entiendo que ambos guardan rencor por ese trágico suceso, al igual que toda la aldea, pero no creo que por algo tan simple como un desgaste de signos se deba alterar a los aldeanos. Solo piensen en cuanto revuelto habría si esta información llega a los oídos de los demás.
—Aun así es egoísta no mantenerlos al tanto de lo que podría ocurrir, por si acaso. Deberían mantenerse atentos a cualquier movimiento y solo lo harán si están informados.
La reunión continuó, fue una charla larga, tensa y el miedo a lo que podrían enfrentarse inundaba el lugar.
Al finalizar la convocatoria, se decidió dar una alerta sin exponer los motivos de ésta para no lidiar con el revuelo y la crisis que surgiría entre los aldeanos, al menos lo harían hasta conocer qué estaba pasando. No contaban con que la intriga y su visitas diarias harían que éstos sospechen cada vez más.
Yago y los demás brujos deseaban estar equivocados y que aquello que alguna vez escucharon sean nada más que palabras. A 18 años de aquel trágico suceso, existían grandes probabilidades de que su más grande temor se hiciera realidad. Pero para asegurarse de eso, enviaron un grupo de criaturas a vigilar las afueras.
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Mil maneras de liberar Wildwood.
Viễn tưởngMiles de criaturas acechaban los alrededores de la aldea Wildwood cada día, envidiando la felicidad que sus habitantes mostraban. Sin embargo, solo bastó un segundo para que esa felicidad se convirtiera en tristeza y preocupación. El pasado de la al...