[11] Sustos de muerte

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En cuanto Jeha puso su pie fuera, supo que algo iba muy mal, principalmente por el hecho de que la madera vibró debajo de ella al igual que las paredes del castillo.

Para evitar que nada malo le sucediera al lugar que había sido su hogar por tantos años, la princesa intentó bajar lo más rápido que pudo, pero el traer puesto un vestido no ayudaba para nada, por lo que se rasgaba y retrasaba su escape. Además, con cada paso hacia abajo, sentía que la escalera era infinita y que jamás llegaría al suelo.

Los muros se sacudían con tanta fuerza que por poco se derriban, llevando con ellos a la princesa y a Nil, de quien poco se sabía hasta ese entonces.

La niebla se hacía cada vez más espesa y su color era cada vez más negro, dificultandole a Ezio, Aya, Akemi y Raika la tarea de ver lo que sucedía allí arriba.

Cuando Ezio vio que una persona atravesaba la espesa nube negra, por un momento creyó que se trataba de Nil y sintió un gran alivio. Sin embargo, la desilusión se vio reflejada en su mirada al notar que se trataba de Jeha.

-¿Dónde está Nil? -se apresuró a preguntar una vez que Jeha llegó a su lado.

-No lo sé, venía detrás de mí, pero es difícil saberlo después de lo que sea que acaba de suceder -mientras hablaba, Jeha observaba detenidamente cada raspadura que había conseguido al bajar, para su suerte, ninguna sangraba.

-¿Qué le sucede a tu colgante? -Preguntó Aya al ver que éste brillaba. Sin embargo nadie la escuchó y eso solo duró unos segundos, por lo que no insistió, conocer la situación en la que se encontraba Nil era más importante.

Una vez más la preocupación ocupaba cada parte de sus cuerpos. Aunque, al convivir tantos años con el pelinegro, en un momento como ese, el grupo podía esperar varios resultados. Era inteligente, algo se le ocurriría, pero al caer el primer muro toda esperanza que los mantenía expectante sobre lo que ocurriría luego, desapareció. Dejando nada más que intranquilidad e inquietud.

◇◇◇

Nil observaba detenidamente a la princesa descender por las escaleras, cuando de pronto, los muros comenzaron a temblar. Supo que debían tomar ese asunto muy seriamente cuando uno de ellos cayó, causando un gran estruendo.

Debía abandonar el castillo, pero antes se asomó a la pequeña ventana para confirmar que Jeha hubiese llegado al final. Cuando lo hizo y estuvo seguro de ello, dobló hacia la derecha para tomar un camino distinto. Su plan B para situaciones como esa.

Su único objetivo era evitar a la mujer. Quien supuso ya estaba al tanto de lo que sucedía en aquel sector del castillo.

Corrió tan rápido como pudo, evitando ser atrapado. Sin embargo, todos sus esfuerzos fueron en vano cuando al asomarse al balcón de una de las habitaciones, en el balcón contiguo detalló la silueta de una mujer. No logró ver su rostro, pues la oscuridad de la noche y la niebla no se lo permitieron.

Sin embargo, no estaba en sus planes perder más tiempo, de su bolso sacó una cuerda lo suficientemente larga para su bajada. Ató un extremo a la estructura del borde y simplemente se deslizó.

Una vez abajo, los temblores simplemente se detuvieron. Dejando un largo silencio, luego del caos, el cual Nil utilizó para detallar todo lo sucedido y qué de todo aquello había sido el responsable. Tampoco se le había pasado el hecho de que la mujer permanecía entre la esencia del Yian y ésta no reaccionaba de tal manera, pues los temblores eran leves en aquel lugar. Había algo más allí pero no era el momento para preocuparse de ello.

Bordeó el castillo hasta dar con el lugar donde estaban todos sus amigos reunidos.

Al parecer, nadie lo escuchó llegar, parecían estar absortos en algo que sucedía en la altura. Fue por eso que simplemente se posicionó junto a ellos para observar de igual manera, pero luego de unos segundos, no pasó absolutamente nada.

-¿Qué estamos observando? -Preguntó entonces, rompiendo el silencio.

Al oír esa voz, los cinco giraron sus cabezas hacia él. Al inicio, asustados por haber sido sacados de su estado de máxima concentración. Pero luego, sus expresiones cambiaron.

No podían evitar preguntarse qué sucedería más adelante, cuando realmente comiencen el viaje. Porque si cada vez que se arriesguen de esa manera obtendrían como resultado sustos de muerte, no lo haría otra vez.

-Ay, por Dios, Nil. Casi nos matas del susto. -Raika podía perdonarle el hecho de llegar tarde y hacerla esperar, pero asustarla y preocuparla de esa manera jamás.

-¿Lo siento? -Nil no podía estar más confundido ¿Acaso habían dudado de su inteligencia para liberarse de ese tipo de situaciones? Porque si así era, estaba muy decepcionado.

-No, Nil. Sin la interrogación, nos debes una gran disculpa. Pero primero necesito que salgamos de este lugar, tengo miedo de lo que pueda ocurrir si estamos un segundo más. -Aya no era tan valiente como los demás y, si antes de entrar había estado poseída por los nervios, luego de lo que acababa de suceder sus miedos se habían triplicado.

Siguiendo las palabras de la muchacha, los demás tomaron un camino para alejarse de aquella zona.

El sol comenzaba a asomarse, por lo que debían tener especial cuidado a la hora de acercarse a la aldea. Sí, los brujos estaban de su lado, por lo menos Yago, pero con los aldeanos el asunto era totalmente diferente.

Siguieron un estrecho sendero que los conduciría directamente hacia los árboles frondosos cercanos al castillo.. Allí tratarían un plan para enfrentarse a un mundo desconocido para los jóvenes, más aún para la princesa, quien no paraba de preguntar por cada mínima cosa que sucedía.

No sería un viaje tan largo... ¿O sí?

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Holaa

¿Les gusto este capítulo?

Ahora sí empieza la historia, espero que estén disfrutando tanto como yo de las cosas que salen de mi imaginación.

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