Mientras que los reyes se encontraban plenamente concentrados en su reunión, creían estar en completa privacidad.
La realidad era totalmente distinta.
Los guardias encargados de custodiar los alrededores de la fortaleza del rey eran los más despistados que alguna vez hubieran visto. Por lo que detrás de una de las tantas ventanas del salón que daban hacia el exterior se encontraba un grupo de tres jóvenes.
—Nil, qué estás...
—Silencio, necesitamos oír cada palabra que suelten estos ancianos —esas palabras hicieron que Nil se gane una mirada reprobatoria por parte de su compañera. Aún así los tres se mantuvieron en silencio absoluto e inmóviles, oyendo la mayor parte de la conversación.
Una vez que acabó, luego de varias horas, se dirigieron hacia la salida sin ser vistos, lo cual fue más sencillo de lo que hubiesen imaginado.
—Avisen al resto que nos encontraremos donde siempre —sin decir una sola palabra más, Nil se separó de los hermanos.
—Tan maleducado como siempre —se quejó Aya con Ezio una vez que se encontraba a una distancia considerable. Sin mentir, todavía guardaba algo de rencor por haberla silenciado anteriormente.
—Típico de Nil —Ezio estaba más que acostumbrado al carácter del otro.
Sin nada más por decir, ambos se retiraron del lugar para anunciarles a las demás de su propia reunión por lo que cuando el sol se encontraba en su punto más alto, cuatro jóvenes aguardaban la llegada del faltante junto a la cascada.
—Hace horas estamos esperando, ¿no podemos solo comenzar? —Raika no hablaba en serio, exageraba, pues la paciencia no era su fuerte.
—Conoces las reglas, no podemos sin estar todos presentes —A Ezio tampoco le agradaba la idea de esperar, pero dentro de su grupo existían reglas y a él le gustaba seguirlas todas.
—No veo porqué deberíamos esperarlo, al fin y al cabo los tres oyeron lo mismo —Akemi apoyaba la idea de Raika de obtener algo de información en tanto aguardaban la llegada de su compañero— ¿qué podría saber Nil que ustedes no? —cuestionaba.
—Mucho más de lo que creen —el pelinegro que apenas llegaba no se resistió al escuchar las palabras de la muchacha.
—Por fin, ¿dónde estabas? —Raika estaba molesta con él por haberla hecho esperar, sabiendo lo mucho que detesta hacerlo.
—Haciendo el trabajo que ustedes no —contestó el otro— pero en fin, descubrimos muchísimas cosas. Para empezar, nuestras sospechas son ciertas, aquella extraña presencia que llegamos a sentir es culpa de una criatura, más bien de un Yian y está acabando con los escudos.
Normalmente, al tener sangre negra, todos sentían la esencia que envolvía al castillo, pero durante los últimos meses se había vuelto más fuerte. Es por esto que comenzaron una investigación.
—Los reyes acordaron prestar a sus brujos para no permitir que ingrese a la aldea, pero su poder es mayor a la magia que éstos puedan ofrecer —Aya contó aquello que habían oído en la reunión y continuó— de alguna manera logrará entrar.
—Es entonces que nosotros podemos ofrecer ayuda de verdad —Nil confiaba plenamente en su idea.
—¿Cómo haríamos eso? —A Raika le intrigaba saber a qué idea loca del pelinegro estarían expuestos.
—Con una pequeña ventaja —al ver la confusión en los rostros de sus compañeros, explicó mejor su plan— porque para ese entonces, cuando haya entrado, nosotros tendremos en nuestras manos el libro de Lusine.
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Mil maneras de liberar Wildwood.
FantasiMiles de criaturas acechaban los alrededores de la aldea Wildwood cada día, envidiando la felicidad que sus habitantes mostraban. Sin embargo, solo bastó un segundo para que esa felicidad se convirtiera en tristeza y preocupación. El pasado de la al...