THE GLASSES

8. THE GLASSES

Me encuentro en un pasto muy suave y acogedor, parece ser un bosque muy lindo y limpio. Observo más de cerca y es el bosque de los tantos sueños que he tenido.

Me levanto y tomo el libro que se encuentra a una distancia, está abierto en una página que describe mi cristal. Y todo empieza a encajar en mi mente, que esto no es una casualidad y...

—¡Corre! ¡Corre!—escuché el sonido de unos niños, voy deprisa tratando de seguir sus voces porque puede ser que aun esté en peligro y todo esto sea una trampa.

En estos momento tengo impotencia y mi corazón roto, debo encontrar a mi hermano. Debo hallarlo antes que lo asesinen, The Glasses tiene cazadores de demonios y quieren eliminar a cada uno de ellos, aquí no hay compasión por nadie y por esas estúpidas reglas mi madre ya no está con nosotros.

El dolor me invade, y la brisa golpea mi rostro y a su vez se llena de emoción al observar a niños jugando con un balón o algo así, llamé a uno de ellos y me fijo que tiene una especie de dibujo en su frente, le calculo ocho año, lo noto más de cerca y es el mismo niño que estuvo en mi casa.

—¿Skay estas aquí?—su tono de voz es dulce, pero su mirada me dice que solo esta viendo esperanzas en mí, pero... ¿de qué? No logro descifrarlo.  

—Me puedes de...—soy interrumpida por él, tomándome de las manos y guiándome a unos arbustos, me hace seña en forma de hacer silencio y me señala a un grupo de chicos encapuchados de color marrón. 

—¡Ahí están, absuelvan sus almas! Ya nadie se acordará de ustedes, al menos que me digan donde está Nick—dijo uno de ellos. 

Doy un paso, para poder ayudarlos pero el niño me toma del brazo y me dice con su cabeza que no. 

—No sabemos donde está, por favor ya nuestros cuerpos quedaron perdidos, somos almas vivientes, sinos absuelven dejaremos de existir—dijo una niña que está asustada. Los niños lloran mientras que ellos alzan sus manos, y una gran luz marrón los desaparece.

Un par de lágrimas rodean mis mejillas, no los conozco, pero no hice nada al respecto para ayudar, eran niños. Aunque estaban muertos, sus almas estaban vivas. Trato de desviar mi vista para no observarlos.

—Señor, aun no lo conseguimos, el jefe nos matará si ese niño vuelve a hacer de la suya en el mundo humano, ademas, si ya habló con la princesa, estamos acabados—su tono de voz estaba nerviosa.

—Si él habla y rompe el pacto, su alma quedará devorada por el Supremo, debe ser inteligente para armar su plan. No lo creo idiota.

—Ya debemos irnos—esa voz es diferente al resto, carga conciencia y me dan ganas de verlo. Observo, pero está encapuchado y tienen máscaras, así que no puedo saber quiénes son—el Supremo debe estar esperándonos—su mirada cayó en mí, haciendo que mi corazón palpitara a millón y una ola de viento se los lleva. Noto que no nos delató y que tienen un poder diferente al que he visto. Necesito saber de este lugar y de lo que está pasando.

Salimos de los arbustos y...—¿Qué fué todo eso? Me puedes explicar porqué no hicimos nada—mi tono estaba un poco enojada. Pero tenía mis razones.

Él suspiró y desvió su mirada—Ellos me están buscando, me llamo Nick, me llaman el "Niño" aún no entiendo cómo no me conoces, ¿Tús padres no te hablaron de mí?—su pregunta me eriza la piel y me hace doler la cabeza, no sé porque las cosas que veo, son familiares. Trato de recordar pero nada.

—En primer lugar. No conozco nada de esto— dije rápido—No entiendo porque crees conocerme y que te puedo ayudar.

—Disculpa, no te puedo decir nada, aún no estás preparada—él da una patada a los arbustos en forma de reproche—hice los cálculos mal, no debí, no debí abrir el portal.