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(2013)

En medio de un almacén vacío y con una iluminación penosa apareció una mujer de baja estatura, cabello rosa, ojos azules y una piel extremadamente blanca. Respiraba con dificultad y habían restos de sangre por toda su ropa, todavía llevaba un puñal también manchado en mano. Sin soltar todavía el arma del crimen, cerró los ojos unos segundos y, cuando los abrió, se habían tornado blancos. Poco a poco, el disfraz se fue deshaciendo. Volvió a ser alta, su melena rizada y rubia hizo acto de presencia y su piel negra salió a la luz, sus facciones y tipo de cuerpo cambiaron drásticamente en el proceso. En su mano derecha hizo acto de presencia esa marca de nacimiento incriminatoria: 8 redondas unidas, de las cuales solo estaban completas 5 de ellas. En la última rellena, por supuesto, estaba ella.

Tiró el cuchillo como si le quemase y empezó a quitarse el uniforme de los cazadores con apuro, llegaba tarde y lo sabía. Podía escuchar a los jugadores del casino y la música desde ahí, como si los tuviese delante, su jefe seguramente estaría enfadadísimo al ver que todavía no había hecho acto de presencia para una acción tan simple como hacerse la bonita mientras descubría las letras que adivinaban los participantes en cada panel.

Una vez ya estando en ropa interior, solo fue necesaria una pasada de sus manos por la piel a la que le había salpicado la sangre de su víctima para que desapareciese, también siguió esta misma acción para peinar su cabello.

– ¡Kiseki, hazme el favor de ayudarme con esto, que no me da tiempo!

Con un simple llamado la aparición hiciese acto de presencia, mostrándose muy feliz ante la petición de la chica. Tocó las prendas y el arma blanca para que se fuesen convirtiendo en cenizas, dejando así tiempo a la apurada rubia para ponerse un vestido elegante bastante corto, unos guantes hasta los codos, unos tacones negros y una boa de plumas alrededor del cuello. El hombre no pudo evitar fijarse en ese colgante de elefante que siempre llevaba con ella, al ser de cristal era bastante llamativo cuando le daba un mínimo de la luz parpadeante y el que tuviese la trompa rota le daba cierta singularidad.

– Ese colgante nunca te ha pegado con esa ropa, Rashel. – no era recriminatorio, más bien sardónico.

La mencionada le puso una mueca de rabia ante ese apunte, agarrando con cierto recelo el objeto. A Kiseki siempre le había gustado recalcarle la existencia de ese pequeño recuerdo de infancia que atesoraba y a ella siempre le había parecido un poco maleducado justo por eso. El mayor soltó una carcajada y, todavía algo enfurruñada, Rashel salió de allí haciendo más ruido del que debía con los tacones, a sabiendas de que eso molestaba siempre a la aparición. Pensó que se iría después de aquel momento y la dejaría caminar tranquilamente por el casino, pero pudo percibir esa mezcla de humo y fantasma perseguirla por detrás y acercarse a su oído.

– No has avisado a tu madre de que has terminado el trabajo que te ha pedido.

Se le formó un nudo en el estómago ante la revelación y entró en pánico en cuestión de segundos, sacando su teléfono lo más rápido posible para escribirle la frase en clave que siempre usaban para ese tipo de casos. No quería enfurecerla o preocuparla, lo último que deseaba en este mundo era llegar a su casa de madrugada y verla sentada en una butaca con su mirada gélida y que siempre conseguía causarle hasta dolor físico de lo mucho que odiaba decepcionarla. Una vez vio que estaba enviado correctamente pudo respirar en paz, no sin escuchar las risitas del de media melena en el proceso.

– Vete ya, anda, que ahora me toca currar...

– Querrás decir volver a currar.

– Lo que sea...

– Vale, pero no te olvides de que solo quedan 3 días para que ya sabes quién se dé una vuelta por aquí.

Ninguno de los dos dijo nada después de aquello, la más baja se había quedado fría ante el comentario y lo único que había podido hacer era agarrarse el dorso de la mano derecha con todas sus fuerzas.

Era mejor dejar a Kiseki atrás y huir al escenario como una cobarde, poner una sonrisa falsa que llenase de emoción a los espectadores y que hiciese que su jefe le subiese un poco más la paga a fin de mes. No quería pensar en nada ni en nadie. Ni en la visita próxima, ni en el cazador muerto, ni en la cazadora en la que se había convertido para incriminarla, ni en su madre... Solo en ese público que la adoraba y que, una vez terminaba de hacer lo suyo, la invitaban a una partida de póker y unas birras.

Se alegraba de tener un trabajo de tapadera tan agradable como aquel, un sitio en el que era peligrosamente sencillo olvidarse de todo lo malo de este mundo. Entre la música, los gritos, las peleas, la tensión del juego y la cantidad tan grande de gente que siempre había era imposible no dejar la mente en blanco y bajar demasiado la guardia, era natural sentir esa felicidad empática por los ganadores y querer consolar a esos pobres desgraciados que se estaban arruinando por perder en toda clase de juegos días tras día, era normal que, cuando prácticamente casi todos a su alrededor eran tan felices y sentían una despreocupación tan apabullante por la vida se le acabase contagiando, era lógico que sintiese que allí podía respirar en paz cuando su madre no estaba detrás de ella controlando absolutamente todo lo que hacía y decía que "era por su bien".

Al final, ser cazadora en contra de su voluntad no tenía por qué ser tan malo si le había dado semejante paraíso mental, ¿no?

***

Rashel me parece tremenda reina: tiene un nombre que suena súper épico, es guapísima, usa sus poderes que te cagas de bien y, aunque sea una desequilibrada mental con tremendas mommy issues, es muy cumplidora con sus obligaciones, estoy enamorada de ella ú_ù

Puede que os llame la atención que Rashel y Fiódor coincidan en el tiempo, pero tiene sentido debido a cómo funciona el poder primigenio y os lo voy a explicar ahora. Digamos que A es un portador y quiere pasar su poder, tiene 2 opciones para hacerlo: 1. Reproducirse por primera vez (todos los primeros primogénitos de alguien con el poder primigenio heredan el don, pero a partir del segundo ya se quedan sin chupar del bote lmao), 2. Conseguir un sucesor al que pasárselo de una manera que veremos en el siguiente one-shot de números romanos. Estas dos opciones pueden coexistir sin invalidarse entre sí y, por lo tanto, la coexistencia de Fiódor y Rashel es válida: él fue el primer hijo de alguien con este poder (por eso es el cuarto) y ella es una sucesora (no ha tenido el poder desde siempre, lo heredó a los 6 años y ambos tienen la misma edad, eso la convierte en la quinta cronológicamente) ;)

Después de esta pequeña explicación técnica de lore de mis libros, voy a tener que despedirme abruptamente porque tengo que subir una cosita más y ponerme a construir en Los Sims el cole de la islita, a ver si me sale de una puta vez *cries*

Un abrazo a todos y cuidado con los primigenios, que se les ve majetes y, en verdá, están todos mal de lo suyo Ö

One-shots (2023-????)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora