¿Cómo estás?

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(2010)

Después de tantos días viajando por toda Europa para contar una y otra vez su experiencia siendo secuestrada por Axel en las sedes de cazadores, Elisabeth estaba agotada. Había tratado de mantenerse fuerte durante sus testimonios, de responder todas las preguntas que le hacían sin romperse en el momento y de gestionar lo que era ver que ahora todo el mundo sentía lástima por ella cuando nunca había sido muy fanática de despertar ese sentimiento en los demás.

Finalmente podía quedarse sentada en uno de los bancos entre pasillos de aquel lugar frío y tan doloroso a la vista (¿qué necesidad había de hacer todo TAN blanco y minimalista?). Polonia era la última parada de su "gira", como bien había dicho su jefe, ahora tenían que decidir qué era lo que haría ella en esa organización para empezar a trabajar lo antes posible. Trabajar... Solo tenía 15 años, ni siquiera había terminado sus estudios, pero iba a estudiar y trabajar en una de esas ciudades subterráneas a la vez. Si tan solo le diesen unos días para respirar y sanar...

Sus pensamientos se vieron interrumpidos al percatarse de 2 presencias: un hombre y una chica que debía tener un par de años menos que ella. La rubia iba agarrada del brazo del que suponía que era un sirviente, tras pasar su escáner visual por ella un buen rato fue capaz de recordar de quién se trataba por unas palabras de su superior.

"Cuando vayamos a Polonia es posible que te encuentres con Marina Niemczyk, una chiquilla muy mona que es de buena familia... Se ve que ha demostrado interés por conocerte y, entre tú y yo, si quieres escalar en este mundillo deberías aprovechar y tratarla bien."

Así que esa era la tal Marina... Sí, realmente era mona, no creía haber conocido en toda su vida a una chica más guapa que ella. Se la quedó mirando con una sonrisa fingida, intercalando de vez en cuando con el moreno a su lado. Había algo en esos ojos azules que claramente no era lástima, sino algo más. Parecía como si él entendiese...

– Eres Elisabeth Cameron, ¿verdad?

– Sí... – la sorpresa se le escapó sola.

Todo el mundo que se había relacionado con ella hasta entonces le había preguntado si era la chica/muñeca secuestrada y abusada, nadie parecía haberse tomado las molestias de aprenderse su nombre. La menor lo había hecho y tenía un aura tan encantadora que, por lo menos todavía, no se estaba sintiendo incómoda. La de gafas soltó con delicadeza a su sirviente, que puso las manos tras su espalda al volver a tener ambos brazos libres.

Acto seguido, Marina se sentó al lado de Elisabeth y le agarró una de sus manos casi cariñosamente, cosa que descolocó un poco a la otra. ¿Cuánto hacía desde que alguien no le daba una muestra como esa desde que había empezado con su viaje...?

– No te debes encontrar bien, ¿verdad? Me han dicho que tu jefe es el señor Evans y que te ha estado moviendo de aquí para allá... – al mencionar aquel apellido se notó que no debía caerle especialmente bien.

– B-bueno, sí, eso cansa un poco...

– Cansa mucho, más teniendo en cuenta lo que te están haciendo en cada país en el que te paras, seamos francas.

Intercambiaron miradas, la de la mayor demostraba estupefacción y la de la menor una mezcla de serenidad y... ¿Qué era eso otro? No lo sabía, pero había una chispa en ella que era tan desconcertante como atrayente. El hecho de que estuviese reafirmando esos sentimientos y pensamientos que había callado hasta ese momento no hacía otra cosa que engrandecer esa sensación de que se encontraba frente algo semejante a un ángel caído.

– No paran de preguntarte sobre lo que te hizo o dejó de hacer ese inmundo peculiar, sobre lo que sentiste durante el secuestro, te intentan sacar detalles morbosos para hacer pura prensa rosa que no sirve para nada en la organización... Y, aún así, nadie se ha parado a preocuparse sinceramente por ti y preguntarte cómo estás tú ahora que todo eso ha pasado, ¿verdad? ¿Cómo estás en este mismo instante, Elisabeth?

Quiso abrir la boca y responder, pero no fue capaz porque las lágrimas se le escaparon solas. Se apresuró a seguir el impulso que le pedía que se las secase y tratase de ser racional, movida por una vergüenza profunda que le decía que estaba haciendo el ridículo.

Lo que no se esperaba era que, antes de poder terminar de hacerlo, Marina la acercaría a ella y la estrecharía entre sus brazos, acariciando su cabello con una delicadeza que la rompió del todo. Con la protección de la rubia sintió la libertad de lloriquear como no había podido desde que había escapado de ese loco, pudo soltar cosas sin sentido sobre lo injusto que le parecía cómo la estaban tratando y el consuelo de una persona que le aseguraba que estaba en el derecho de sentirse así, también de exigir que le diesen una época de descanso antes de volver a los estudios y empezar con el trabajo. ¿Era acaso ella la primera buena persona que se encontraba allí? Parecía que sí, en ella había un deje casi maternal a pesar de sus edades y el saber que era una figura de autoridad dentro de los cazadores la calmaba, hasta le estaba asegurando que se encargaría personalmente de que la dejasen en paz y respetar sus tiempos.

– Has sido muy fuerte, cielo... Justo por haberlo sido en un momento tan duro habría que permitirte sanar tranquilamente. ¿Verdad, Jeffrey?

Movió la cabeza mínimamente para mirar al mencionado, se notaba que no esperaba que le pidiesen su opinión. Respiró con un poco más de profundidad y se recolocó en el sitio, había algo en toda esa situación que le hacía sentir incómodo y se notaba desde fuera.

– Por supuesto, señorita. Cualquier persona que haya pasado por algo similar es consciente de que no es algo que se supere fácilmente... A veces, ni siquiera se termina de superar y solo queda el vivir con ello... Sea cual sea el camino en el que acaba cada uno tras su trauma, no hay que forzar a que "se encuentren mejor" antes porque puede ser contraproducente.

– ¡Exacto! ¡Qué bien te expresas siempre!

– Gracias, señorita...

Elisabeth siguió observándole, por cómo había dicho aquello daba la impresión de que el hombre hablaba desde la experiencia. Quieras que no, eso hacía que se sintiese un poco más cómoda tras haber llorado frente a él también. No daba la impresión de que fuese a juzgarla, todo lo contrario. Seguramente la entendía mucho más de lo que podría hacer cualquier otra persona. Agradeció internamente el haberse encontrado con ese dúo tan amable y comprensivo.

*** 

FRIENDLY REMINDER DE QUE PRÁCTICAMENTE NADA DE LO QUE HACE MARINA ES DESINTERESADO, SI MARINA SE PORTA BIEN CON ALGUIEN NO HAY QUE FIARSE DE ELLA PORQUE TIENE ALGO EN MENTE >:((((

Os puedo asegurar que acabó sacándole provecho a Elisabeth haciéndose su "amiga" (lo pongo entre comillas porque yo siempre digo que Marina no es amiga de nadie, aunque ella sí tenga amigos), pero no podréis comprobarlo hasta mínimo el segundo libro de La hija de la muerte (está de camino, a mi corrector le está costando compaginar el corregir con existir, así como concepto, respetemos sus tiempos xd) así que F, esperemos un par de meses más o menos y ya podréis echarle un ojo :p

No sé, lloro fuerte porque este one-shot me pone un poco triste, tenemos a 2 personas rotas por dentro (Elisabeth y Jeffrey, of course) y a un engendro del mal chupándoles la vida y buscando cómo explotar sus traumas y que parezca que les está haciendo un favor, por mucho que yo quiera a Marina porque me hace gracia en muchos momentos en los que ella ni siquiera intenta ser cómica no voy a negar que es una tremenda hija de la grandísima puta (con mucho hate hacia su madre, que buena persona tampoco es) T-T

En fin, me voy a ir ya porque todavía tengo que decidir qué voy a escribir hoy (¿será el guion del videojuego? ¿será El poder primigenio? ¿será La dama de rojo? ¿empezaré el documental De Diego Vicente? ¿será una nueva opción secreta?) y subir el último capítulo de 99,7% Ö

Un petó per vosaltres, nanos, ara aneu-vos tots cap a casa vostra, a fotre camp -.-

One-shots (2023-????)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora