Sonrisa

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Sonrisa

Esa sonrisa que llegaba hasta sus ojos y que delataba cuando estaba feliz

Pasado

Bakugou iba pasando por la cocina cuando vió a aquella pareja sentada en la mesa del comedor, él escribiendo algunas cosas en uno de sus cuadernos y ella leyendo otro que él le pasó; ella sonreía mientras leía y él la miraba de reojo de vez en cuando.

— ¿Por qué me miras tanto, Izu? — Preguntó ella bajando el cuaderno.

— ¿Ya te había dicho que amo tu sonrisa? — Preguntó mirándola por completo y causando el sonrojo de la chica.

— Eres un tonto — Apartó la mirada avergonzada provocando una leve risa en Midoriya y él tomó su mentón con suavidad

— Te amo, Tesoro — Dijo de forma tierna mirándola a los ojos, el sonrojo de la chica aumentó y sus ojos brillaron con alegría.

— Yo también te amo — Afirmó ella sonriente y Bakugou suspiró con fastidio.

Su hermana es feliz con ese nerd

Su sonrisa la delataba.


                                                                                                                                                                                                        


Futuro

Midoriya se encontraba en la habitación de TN terminando de mudar su altar junto con Todoroki, pues el que estuviese en la habitación de Bakugou sólo lo hacía más doloroso para él. Al terminar se quedó en la habitación frente al altar, le habían dado el informe de la autopsia de su novia.

Multiples heridas y hematomas, cicatrices por batallas recientes, nada de eso era mortal, hasta que llegó a la causa de muerte, su garganta y vértebras habían sido destrozadas; Bakugou TN murió al instante, sin sufrimiento durante la muerte. Acompañando al informe había una foto del cadáver una que había estado evitando ver, pero ya no podía seguir haciéndolo.

— Chiqui — Suspiró sintiéndose destrozado a la par que acariciaba la fotografía — Te ves tan tranquila y pacífica — Observó ese rostro relajado, ojos cerrados y una sonrisa, esa sonrisa serena le hacían parecer que la joven sólo estaba dormida — ¿Cómo es que logras consolarme aún sin estar aquí? — Sintió sus ojos cristalinos — Amo tu sonrisa, pero no esta — Dejó el informe a un lado y tomó de la mesilla una foto de ellos dos con Bakugou y Todoroki en el cumpleaños de la chica — Esta es la sonrisa que amo — Pegó aquella foto a su pecho — Amo esta sonrisa y ya no podré verla nunca más — Sentía unas inmensas ganas de llorar, sus ojos estaban cristalinos y escocían pero las lágrimas no salían de sus ojos.

Dejó aquella fotografía pegada a su pecho, sus rodillas dobladas y su cabeza apoyada en estas, sólo pensaba en todos los momentos que pasó con TN, se conocían de toda la vida, se cuidaban entre ellos aunque su hermano fuese un pequeño obstáculo en su amistad hace tiempo, se querían y llegaron a amarse.

Allí sentado sintió a alguien tomar lugar a su lado, apoyar la cabeza en su hombro y abrazarlo, la complexión de esa persona era delgada y su cabello le estaba haciendo cosquillas en el hombro; levantó la cabeza esperando encontrarse con Yaoyorozu o Uraraka, pero vió la silueta de su chica junto a él, desprendiendo una luz dorada.

— Chiqui — Susurró sin creerlo hasta que ella levantó la mirada con aquella hermosa sonrisa — Lamento no estar allí para salvarte, fueron tras de ti por mi culpa, debí llevarte conmigo y dejarte en un lugar seguro lejos de aquí — La chica deslizó las manos a las mejillas de él y dió una leve palmada en cada una para hacerlo centrarse.

~ — Jamás fuí una muñeca de porcelana, ni un baúl de tesoro para ser escondida o enterrada, Izuku — Afirmó la chica con el seño fruncido — Deja de culparte — Apretó sus mejillas mirándolo a los ojos — No es tu culpa — Dijo recalcando cada palabra logrando que los ojos del chico derramaran aquellas lágrimas y se abrazara a ella ~

— Iba volver por ti cuando todo acabara — Escondió el rostro entre la cabeza y el hombro de la chica.

~ — Oye — Lo separó sonriéndole — Estás aquí ahora — Aseguró ~

— Tesoro — Captó su atención y luego sacó algo de su bolsillo — Iba a darte esto cuando todo acabara — Le mostró un anillo de plata con una pequeña piedra incrustada, un anillo de promesa.

~ — Pues ponmelo, pero la promesa no será un compromiso; yo prometo que volveré a ti — Afirmó ella sonriente y él le colocó el anillo en el anular ~

— Y yo prometo jamás olvidarte — Aseguró él para luego abrazarla con fuerza como si no quisiera dejarla escapar.

Mi HermanitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora