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Era mucho más que un desperdicio, pensó Zayn horas más tarde. ¡Una tortura! Liam tarareaba sin ton ni son mientras se sumía en un sueño profundo. Zayn volvió la cabeza sobre la almohada para lanzarle una mirada furibunda. ¿Cómo diablos podía dormir cuando solo los separaban unos centímetros de colchón? Pero todavía no había terminado de formular la pregunta, cuando obtuvo la respuesta. No le afectaba su proximidad porque Liam no lo deseaba como Zayn a él. Con ardor y desesperación.

Se cubrió los ojos con el brazo a fin de borrar aquella imagen de su cerebro. Diablos, si no, no pegaría ojo en toda la noche. Se apartó un poco más y se aferró al borde del colchón, para estar lo más lejos posible del castaño sin caerse de la cama. De haber sabido que aquel matrimonio temporal iba a ser tan duro, no se le habría ocurrido ofrecerse voluntario.

Profirió una silenciosa carcajada. ¿A quién pretendía engañar? Se habría casado con el castaño de todas formas. ¿Qué locura era aquella? Una locura de noches largas y frustrantes. Porque podía reconocer, aunque solo fuera para sus adentros, que, desde que había visto a Liam Payne intentando colarse en el baile, lo había deseado como nunca había deseado nada en la vida.

Dos días después, Zayn seguía diciéndose que debía de haber oído mal. Era imposible que Liam Payne estuviera interesado en él. Sí, de acuerdo, se había casado con él, pero eso era diferente. Había obrado llevado por la desesperación... y la culpabilidad.

Levantó la vista y contempló a Liam, sentado como estaba, hecho un ovillo, en un extremo del sofá, hojeando una revista. Se lamió el dedo índice antes de pasar la página y Zayn sintió la tensión en sus entrañas. Fijó la vista en su boca y se sorprendió deseando que lo volviera a hacer. Contuvo el aliento, esperó a que Liam inspeccionara la página y, luego, vio cómo, lentamente, se llevaba la mano derecha a los labios. Sacó la lengua y se lamió la yema del dedo de una manera inconscientemente seductora.

Zayn tragó saliva, cerró los ojos e intentó mitigar la dolorosa ansia que se apoderaba de su entrepierna y que ya empezaba a resultarle demasiado familiar.¿Y si de verdad había dicho lo que creía haber oído... que limitarse a dormir juntos sería un desperdicio? Seguramente no lo había dicho por él, en concreto. No era la clase de hombre capaz de interesarle, no tenían absolutamente nada en común. Entonces, ¿Por qué lo deseaba con tanta desesperación? ¿Y qué podía hacer? ¿Acaso debía ser él quien rompiera el acuerdo?
Diablos, había sido idea suya que su relación fuera estrictamente platónica. No podía anunciar, de repente, que había cambiado de idea, ¿no?

—¿Has cambiado de idea, Zayn? —preguntó Liam.

—¿Cómo? —Zayn parpadeó, sorprendido del don de videncia de su esposo—. ¿Sobre qué? —preguntó, solo para estar seguro.

Liam señaló con una mano el archivador que estaba sobre la mesa de centro, frente a él. —Creía que ibas a terminar esos informes esta noche.

Ese había sido el plan. Por desgracia, más que en los asuntos del Cuerpo, estaba concentrado en el cuerpo de Liam.

—No. Los acabaré mañana.

Liam frunció el ceño.—¿Te encuentras bien?

«Fabuloso», pensó. —Sí, claro.

Liam no parecía convencido. —Te pasa algo —le dijo—. ¿Siguen tomándote el pelo por haberte casado con el hijo del coronel?

—No demasiado —contestó, pero no añadió que ningún hombre se atrevía a tomarle el pelo dos veces. En cuanto sentían su mirada fría como el hielo, parecían reacios a volverlo a intentar. Podía decirse que la broma se estaba haciendo vieja, como Zayn había predicho que ocurriría. Claro que, si Liam y él no se hubiesen casado enseguida, los rumores nunca habrían cesado. Y, si no se hubieran casado, seguiría sin tener problemas para conciliar el sueño por las noches. Al menos, no estaría preguntándose si había perdido el juicio.

Tras De TíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora