XXXI

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Eludió el puñetazo, inclinándose lo suficiente para responder con una patada propia

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Eludió el puñetazo, inclinándose lo suficiente para responder con una patada propia. Podía sentir la acumulación de moretones sobre su zona abdominal derecha, fiel testigo del oponente cuya fuerza bruta pocos límites conoce.

El sudor goteaba hasta la nariz y caía, entrando hacía su boca media abierta en busca de aire, ignoró la sensación, tratando de no forzar los pulmones ante una mala técnica respiratoria.

Hammerhead atrapó su ataque, levantando el brazo para fracturar la extremidad desde la rodilla. Maldijo no prever el movimiento, pero estaba cansado.

No por un extremo esfuerzo físico prolongado, si había contabilizado bien, entonces apenas llevaban quince minutos de combate. Sin embargo el mafioso daba golpes brutales, no permitía fallos y su práctico uso del boxeo empeoraba la situación.

Elevó su otra pierna, atrapando el cuello de Hammerhead para poder flexionarse adecuadamente, no permitiría una rotura de hueso, aquellos tiempos terminaron hace años.

Aplicó toda la fuerza posible en dichas extremidades, forcejeando con el hombre y de ese modo hacerlo caer. Tenía un rival fuerte, pero él tampoco se quedaba atrás.

Hammerhead terminó cediendo, su caída agrietó el cemento usado como suelo. Aprovechó la situación y realizó una voltereta, quedando de pie en espera al contraataque inevitable.

-(Solo un golpe de cabeza a sido necesario para complicar las cosas)-Tocó su costado derecho, siseando ante el ardor de la piel sensible. Viendolo bien, tendría más que moretones.-(Espero que Parker las tenga mejor).

Confiaba en él joven trepamuros, no cualquiera llegaba tan lejos sin estar dedicado a la causa, eso sumado al increíble catálogo de habilidades que traía aseguraban un desempeño seguro.

Sin embargo, aún era inexperto, fácilmente podía caer en distracciones básicas para el ojo entrenado, pero desconocidas frente al resto.

Además... Ese hombre de arena, no parecía sencillo de dañar.

-Buena llave.-Hammerhead levantó la mirada, ocultando el gatillar de un arma sin seguro. En alguien normal quizás hubiera funcionado...-Las historias sobre ti no exageraban, eres fuerte...

Por fortuna... Tenía dotes fuera de lo normal.

-Y descubrirás que golpeó aún más fuerte.-Envió una patada, interceptando al familiar objeto oscuro. El resplandor del disparo cegó a Hammerhead, pero no a él.

Lo que si causó problemas fue su ensordecimiento, causado ante el incesante ruido que tal accionar traía.

Perdió brevemente el equilibrio, debiendo apoyarse sobre la pared cercana para no caer. Estaba adolorido y cansado, dificultando el retomar control.

Esa brecha fue negativa, permitiendo al mafioso rodar por el suelo y levantarse. Este último no se veía feliz, descartando el arma tirada a favor de los golpes.

La mitad que sobreviveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora