The beauty of chaos

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Holis, ¡gracias por seguir la historia y disculpen la demora!, pero se logró, les traigo el penúltimo capítulo y está bien largo, así que lean cuando tengan tiempo

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Holis, ¡gracias por seguir la historia y disculpen la demora!, pero se logró, les traigo el penúltimo capítulo y está bien largo, así que lean cuando tengan tiempo.

Resumen capítulo anterior: Yoshida los sumerge en la tercera prueba, donde de repente se encuentran en el futuro, siendo más viejos y habiendo cumplido sus sueños, pero no todo era maravilloso, de hecho, todo lo contrario.

Eso, enjoy!

Luffy

Al abrir los ojos, me sorprendo estando en un nuevo lugar. Observo paredes de roca y sin signos de aire fresco. "¿Estoy bajo tierra?", me pregunto al instante.

De repente vuelvo a recordar todo lo ocurrido y me toco la cara, no notaba ninguna barba o vello de más en esta, tampoco alguna pequeña arruga.

"Soy yo, otra vez soy joven", doy vueltas sobre mí mismo, pero por lo que alcanzaba a ver, era mi cuerpo de 19 años, no esa versión más vieja mía.

"¿Todo eso habrá sido real?", frunzo el ceño, lo peor es que en esta especie de cueva no había ventanas o espejos para asegurarme.

Antes de poder dar un paso, las paredes tiemblan y producen un sonido chirriante bastante escalofriante.

- ¿Q-Qué pasa?, ¿¡ahora que hice!?- me alarmo, viendo frenéticamente a todos lados.

Las paredes se mueven pese a verse pesadas y, tengo que hacer grandes esfuerzos para no desestabilizarme y caerme, ya que hasta el suelo parecía temblar.

"Es como cuando enfrentamos a ese estúpido con voz de pito de Pica, allá en Dressrosa", por lo menos recordar su graciosa voz me hace reírme un poco, pero al notar como todo se seguía sacudiendo, me obligo a concentrarme.

De repente el piso se inclina y eso me hace precipitarme pasillo abajo. Intento estirar mis brazos, pero las paredes eran roca lisa, sin asideros para sujetarme.

- ¡Ahh!, ¡estúpida pared detente! - grito en pánico. Antes de poder hacer algo, el pasillo parece estabilizarse un poco, pero seguía inclinado, parecía que me deslizara por un tobogán.

Al intentar ver a dónde me dirijo, alcanzo a notar que el pasillo se cerraba y que me estaba precipitando directo hacía un muro.

- ¡Oh no!, ¡ahh! - intento agarrarme a algo, pero era imposible. Decido usar mi Haki de Armadura y reforzar mi brazo con este. "Habrá que echarse abajo la pared", me digo.

Estoy a punto de soltar un golpe, cuando el muro frente a mí se desliza y la luz que entra me ciega de repente. Cierro los ojos y me termino precipitando sobre una forma dura, pero mucho más suave que la pared de roca.

- ¡Arg!, ¡itai dattebayo! - se queja una voz que había aprendido a reconocer en los últimos días.

- ¿¡Naruto!?- este levanta su mirada.

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